El mercado de juegos indies es cada vez más inmenso y a la vez relevante, y eso se puede comprobar perfectamente viendo, no solo el catálogo de plataformas digitales como Steam, sino también en la nueva consola de Nintendo, la Switch. No estoy descubriendo tampoco las Américas a los jugadores más versados en este interesante mercado, pero en mi caso particular, y aunque llegue tarde, comienzo poco a poco a descubrir y enamorarme de las bondades que estos juegos nos ofrecen. Adoré 'Cave Story', me he emocionado con 'The Banner Saga' y he llegado a desesperarme con 'The Binding of Isaac'. Pero esos juegos, como podéis comprobar, son tan solo aquellos que destacan y sobresalen, los más populares.
Recientemente he tenido la oportunidad de hacerme con 'GoNNER', uno de los juegos indies que han llegado recientemente a la plataforma virtual eShop de Nintendo Switch, pero que lleva entre nosotros desde octubre de 2016. Este tremendo roguelike ha sido desarrollado por el estudio Art in Heart, quienes ya llevan en su nombre una de las claras señas de identidad del juego: su arte.
El arte de la muerte
Y es que el apartado visual de 'GoNNER' es eso, arte puro, una balada de suaves movimientos que van trazando una historia muda tan fantasmagórica como adorable en niveles generados por procedimientos. Las figuras y colores del juego son sencillos, planos, pero son capaces de crear una atmósfera de juego y una presentación artística que da la sensación de que los dibujos están siendo constantemente trazados a mano.
El juego se encuentra en perfecto castellano pese a que no era necesario, ya que el propio juego es mudo y todo lo transmite a través de escenas e imágenes. Sin embargo se han tomado la molestia de traducir los menús, siendo todo un detalle por parte de la distribuidora. Pese a ser mudo, es un juego que logra transmitir sensaciones, empezando por el ya citado apartado visual. Sabes que has de cuidar de tu amiga, una ballena, que has de pelear por mantener su amistad, y también que deberás negociar con la muerte para repetir una y otra vez tu misión. Esto es parte del encanto del juego, que es capaz de hablar por sí solo y que, frente al frenesí y adrenalina de la batalla, sabe encontrar de vez en cuando momentos de calma, de tranquilidad.
Durante la travesía, tendremos que recoger numerosas cabezas, mochilas y armas. No podremos obtenerlas todas en una misma partida, pero una vez encontradas o desbloqueadas las tendremos disponibles y a nuestra elección cada vez que iniciemos una nueva aventura. Las cabezas aportan habilidades pasivas y la cantidad de corazones con las que se comienza, las mochilas ofrecen distintos tipos de habilidades especiales que podremos usar de manera infinita, como recarga de munición ilimitada o disparo de una ráfaga de proyectiles. Las armas, la tercera parte vital de nuestro protagonista, cuentan con distintos tipos de proyectiles y tienen cada una su propio retroceso, aportando una sensación distinta con cada una de ellas.
Los niveles se general aleatoriamente cada vez que se inicia una nueva partida, aunque se percibe la sensación de que son dibujados manualmente conforme se van avanzando pantallas. Esto se debe a un efecto muy resultón que deja a oscuras aquellas zonas en las cuales no están ubicadas ni el protagonista ni los monstruos que hacen de "tubería" para tragarnos y llevarnos hacia otras pantallas, y que se van trazando conforme avanzamos o disparamos con el arma.
Una jugabilidad flexible
Los personajes son realmente adorables, en especial la ballena Sally, la única amistad de nuestro protagonista, que le entregará su sonrisa y un corazón de vida extra cada vez que un jefe sea derrotado. Pero los enemigos también cuentan en muchas ocasiones con ese toque macabro y adorable que impregna todo el juego.
Además de disparar, moverse y saltar, se han implementado interesantes mecánicas que ayudan a que la jugabilidad sean perfecta y dan muchas opciones al jugador de cara a realizar movimientos arriesgados, medidos y complejos. Deslizarse por paredes, aprovechar estas para impulsarse y saltar, doble salto, poder acabar con los enemigo saltando sobre ellos... y muchos secretos que nos aguardan y que supuestamente irán en aumento con nuevas actualizaciones. No hay grandes quejas en torno a este proyecto que, a cada nueva partida, nos obsequia con una experiencia totalmente nueva. Quizás el hecho de que los escenarios sean algo claustrofóbicos, pero la sólida jugabilidad eclipsa por completo este pequeño inconveniente.
El juego, no obstante, es muy retante, y por tanto no recomendable a quienes buscan partidas relajadas y carentes de estrés. Pero aunque sea exigente no termina de llegar a ese punto de agobio del cual pecan otros juegos y que llevan a desear no jugar más. Aquí tenemos la opción de poder continuar si morimos, aunque tendremos que haber recogido previamente una serie de símbolos de color lila que también servirán como moneda de cambio en las tiendas para adquirir objetos especiales.
A menos que seas una persona con habilidades extraordinarias, 'GoNNER' te llevará muchas veces hasta la muerte -literalmente, ya que es un personaje más del juego-, pero nunca llegará a agotarte. He tardado cerca de unas diez horas en completar la aventura, por lo que no podemos hablar de un juego realmente extenso. Una partida completa, una vez forjados a base de muertes, puede durar de 15 minutos hasta un máximo de media hora. Pero claro, no será sencillo lograrlo. Y es aquí donde reside la chispa de este roguelike, en intentarlo, en pasarlo mal, en sentirnos parte de ese macabro y adorable mundo. No habrá mucho más que hacer una vez superado, pero sí que contamos con varias opciones: procurar superar nuestra puntuación en nuevas partidas y participar en los retos diarios.
Desconozco en la actualidad si 'GoNNER' es un juego ciertamente popular o ha caído en el saco de los diamantes en bruto que no han sido aún descubierto por las masas, pero ello no me afecta a la hora de valorar a este juego como lo que es: un juego sólido, desafiante, adictivo, con buena música y un apartado artístico y visual minimalista a la par que asombroso.