Si hay un modelo de negocio que hemos visto proliferar por encima de otros muchos desde que PS4 y Xbox One llegaran al mercado es el de las remasterizaciones que tienen como objetivo aprovechar licencias populares para conseguir beneficios económicos mediante desarrollos que, normalmente, conllevan un esfuerzo mínimo para cualquier estudio solvente. Hemos visto regresos más justificables que otros y segundas oportunidades a títulos que las merecían. No parece que sea el caso de 'Far Cry 3 Classic Edition' que ya se encuentra disponible para quienes poseen el pase de temporada o la Gold Edition de 'Far Cry 5' y que se pondrá a la venta por separado el 26 de junio en PS4 y Xbox One.
Regresar a un videojuego que en su día me cautivó hasta el punto de necesitar explorar el 100% de su contenido y sus posibilidades es algo que me resulta agradable y preocupante a partes iguales en algunas ocasiones en las que me veo venir que la buena memoria que tengo de la obra en cuestión no va a sobrevivir el paso de los años. Puedo anticipar que esto ha sido lo que me ha pasado con la vuelta del, en su día, exitoso videojuego de Ubisoft.
Revisión innecesaria
No responde el regreso de 'Far Cry 3' a una necesidad de adaptar visualmente un videojuego de la pasada generación a la actual para que aquellos que perdieron su oportunidad puedan descubrir sus bondades. Un retoque visual que mejora la resolución general del juego pero que no es capaz de obtener los 60 fotogramas por segundo ni en PS4 Pro, ni en Xbox One X tiene pocas papeletas, de entrada, para merecedor de una nueva inversión en él. No se ve esta revisión técnica mejor que la versión original en ordenadores, ni tampoco es su rostro lo único que hace a 'Far Cry 3' un juego que ha envejecido mal, pues precisamente en lo técnico es donde no teníamos ningún problema con este FPS.
Los problemas del juego de Laurent Bernier y su equipo ya eran otros en 2012 y con el regreso en 2018 se les han sumado otros nuevos. No admite debate el hecho de que el guión de 'Far Cry 3' ya era tan flojo como los personajes principales hace años. Es cierto que consiguió brindarnos un antagonista emblemático y memorable como lo era y es Vaas Montenegro, un pacífico isleño miembro de la centenaria tribu de los Rakyat que fue corrompido por Hoyt Volker, un señor de la guerra que introdujo a Vass en la drogadicción y la violencia hasta sumirlo en un estado de locura del que no se puede volver. Esto nos dejó a un enemigo mentalmente roto al que costaba odiar a pesar de las atrocidades que perpetraba frente a nuestras miradas, porque veíamos en él la misma destrucción incontrolable que podemos ver en un niño soldado obligado a matar para sobrevivir a sí mismo.
De fondo teníamos también la historia de los propios Rakyat, una tribu de guerreros que ven su isla virgen infestada de piratas que se lucran con el tráfico de armas, drogas y personas, dando pie a una rebelión que comienza con la llegada de Jason Brody, un joven rico y norteamericano que se va de vacaciones a las Islas Rook para celebrar con su amigos ricos y norteamericanos lo bien que se les daba ser ricos y norteamericanos. El desenlace de su historia acaba con el grupo secuestrado por los piratas de Vaas para pedir un rescate por ellos. Lo flojos e insulsos que son los adolescentes protagonistas se hace más y más patente con cada destello de genialidad en personajes como el de Vass u otros miembros nativos de Rook.
Lo genérico de la trama en el 80% de sus desenlace combina bien con lo genérico que resultaba en 2012 (y que se agrava en 2018) el diseño del mundo abierto en el que nos movemos. La presencia de las ahora -por suerte- olvidadas torres de radio (una mecánica repetitiva, artificial e insulsa que popularizó la propia Ubisoft con no pocas licencias) nos sigue obligando a escalar estas estructuras metálicas para desbloquear en el mapa los muchos iconos que nos llevan a misiones secundarias, animales que cazar, coleccionables que recolectar y, en general, una serie de tareas que apetecen muy poco si se ha seguido de cerca la evolución de los mundos abiertos en los últimos años. Lanzar esta obra en un mercado pos 'The Legend of Zelda: Breath of the Wild', 'The Witcher 3: Wild Hunt' e incluso 'Far Cry 5' es algo que no podía salir bien. Pues incluso la última entrega de la licencia tiene problemas notables en su diseño, pero ha aprendido lo suficiente de su pasado como para no repetir los errores más básicos.
Por otro lado me he encontrado sumamente incómodo en lo jugable. Noto la vertiente FPS mucho más añeja de lo que recordaba y me resulta agotador jugar varias horas seguidas al título precisamente por esto. Supongo que el motivo es que al igual que en el diseño del mundo ya me he acomodado a juegos más conscientes y evolucionados, con el tema de pegar tiros me ha pasado lo propio con la evolución del género y 'Destiny' como pináculo personal de lo agradable que es disparar armas virtuales. No se debe la pesadez de la jugabilidad a ningún tipo de realismo, sencillamente al paso de los años.
Y si he comenzado enumerando todos los problemas que tiene (o tengo con) 'Far Cry 3' es porque considero que no merece en absoluto la pena comprar este lanzamiento de salida salvo ocasiones contadas como que te hayas convertido recientemente en fanático de la licencia y te perdieras esta entrega o ya lo tengas incluído en tu compra de 'Far Cry 5', donde el juego se ofrece totalmente gratuito junto a otras experiencias descargables que llegarán en el futuro.
Destellos de ingenio atemporal
A pesar de lo dicho siguen habiendo buenas ideas que no me ha importado recordar con cariño en las horas que he pasado con 'Far Cry 3', siendo algunas de ellas la necesidad de cazar animales más o menos peligrosos para mejorar notablemente la capacidad de carga del personaje y su inventario, al igual que sigo disfrutando enormemente de mecánicas como las ejecuciones en cadena al jugar en sigilo, pues resulta tan espectacular ahora como en 2012 encadenar un asesinato aéreo para inmediatamente pasar a apuñalar al siguiente enemigo, al que a su vez le quitamos la pistola para abatir a otros dos. También es agradable volver a pasear por los entornos salvajes de las Islas Rook y comprobar que gracias a la dirección artística del juego una revisión técnica era realmente innecesaria. Si hay un 'Far Cry 3' que merecería la pena recuperar en PS4 y Xbox One con algún retoque mínimo es, sin duda, 'Far Cry 3: Blood Dragon'.
Conclusiones
Por desgracia los motivos que pueden llevarte a disfrutar de 'Far Cry 3 Classic Edition' en lugar de vivirlo como una experiencia insoportable puede ser realmente personales y en pocos casos justificarán una compra. Resulta más recomendable acercarse a la versión de PC si se quiere volver a visitar la obra o pasar directamente de él y buscar 'Far Cry 4' o 'Far Cry 5' a buen precio no han perdido nada de lo que ganó la tercera entrega numerada y al mismo tiempo han sabido evolucionar en consecuencia.