Quince años después del 'Dynasty Warriors' original, que salió por aquel entonces para la primera PlayStation de Sony, Koei-Tecmo lanza al mercado un nuevo título de la franquicia que surgió gracias a un spin-off de otra saga, 'Romance of the Three Kingdoms'. En todo este tiempo no han parado de salir nuevas entregas de 'Dynasty Warriors', e incluso la saga ha pasado por prácticamente todas las plataformas posibles. Sin embargo, y en pleno año 2011, llega a PlayStation 3 y Xbox 360 (aunque sólo en Estados Unidos y Europa) la séptima entrega numerada de la serie por excelencia de Koei (ahora Koei-Tecmo tras la fusión que se produjo el pasado año).
Koei-Tecmo, desde luego, no se ha comido mucho la cabeza para esta séptima entrega. Y es que poco o nada ha cambiado en la saga desde la salida del juego original, allá por 1996. 'Dynasty Warriors 7', sin embargo, sigue siendo un gran juego de hack'n'slash, aunque se echan mucho en falta novedades. Para aquellos que no se han perdido ni un sólo título de la serie, o para los que fans de este tipo de juegos: tranquilos, en 'Dynasty Warriors 7' hay miles y miles de tropas a las que aniquilar a base de porrazos y más porrazos.
A la conquista de la China feudal
Como ya comentamos más arriba, 'Dynasty Warriors 7' no se caracteriza por revolucionar la saga, sino que repite el mismo esquema que ya vimos en entregas anteriores. Así pues, el argumento se desarrolla de nuevo en tierras chinas, allá por el año 200. El escenario es una China feudal con un gobierno insostenible que ve cómo las rebeliones internas la están derrumbando poco a poco. Es entonces cuando tres dinastías muy conocidas del país deciden socorrer al emperador, por lo comienzan a buscar ayuda entre los aliados y los seguidores del régimen. Sin embargo, muy pronto se dan cuenta que hasta sus propios aliados intentan destruir el país, por lo que se inicia una verdadera guerra interna entre las tres dinastías: Shu, Wei y Wu.
Realmente, el argumento de 'Dynasty Warriors 7' se podría tildar de anecdótico o incluso de excusa, resultando muy pesado y cansino en muchas ocasiones. De hecho, absolutamente nada nos invita a indagar más en él, y los vídeos que nos van narrando la aventura tampoco ayudan a ello. Estos vídeos llegan a ser patéticos por momentos, sobre todo los que están protagonizados por un guerrero obeso y un tanto salido. Por otro lado, como comentaremos más abajo, los vídeos -y el juego al completo- están doblados al inglés -además de estar subtitulados en español-, aunque la sincronización entre el audio y los labios de los personajes brilla por su más que absoluta ausencia.
Otro elemento que utiliza el juego para avanzar en el argumento son las conversaciones ingame, es decir, aquellas que se producen en el juego mientras nosotros matamos cientos y cientos de tropas enemigas. Suceden, sobre todo, en los combates finales de las misiones, cuando nos enfrentamos al ejército rival y al jefe del nivel. Obviamente, no podemos estar en todo, por lo que tendremos que elegir en muchas ocasiones entre dejar de pelear y atender a las conversaciones -lo que significaría en muchos casos una muerte casi inmediata- o pasar de los diálogos y seguir repartiendo golpes a diestro y siniestro -con lo que nos perderemos el hilo argumental-.
Apartado gráfico correcto, aunque con algunos errores
Ningún juego de la saga 'Dynasty Warriors' se ha caracterizado por tener gráficos "a la última". 'Dynasty Warriors 7' tampoco. Sin embargo, en la nueva entrega nos encontramos con un apartado gráfico que está dentro de la media alcanzada durante esta generación de consolas. No se acerca ni de asombro a portentos técnicos como 'God of War 3' o 'Killzone 3', pero mantiene bien el tipo al utilizar un motor gráfico de sobras conocido.
Al igual que en anteriores entregas, el juego consigue colocar en pantalla una gran cantidad de personas, ya sean enemigos o tropas aliadas, además de mover en tiempo continuo una gran extensión de mapa. Sin embargo, sería bastante obvio pensar que el motor gráfico debería fallar por algún sitio, y es que es bastante frecuente encontrarse con varios efectos no muy deseados entre los jugones: por un lado está el clipping -superposición de polígonos. Por ejemplo, cuando personajes se atraviesan-, y por otro lado el popping -cuando el entorno o los personajes aparecen bruscamente en pantalla-, bastante más usual que el primero. Por otro lado, el modelado y las animaciones de los personajes principales son buenos, y sólo palidecen por momentos. Por contra, los vídeos narrativos son bastante malos y no invitan para nada a verlos hasta el final, como ya hemos comentado más arriba.
Sin embargo, se echa verdaderamente en falta la sangre. Porque sí, ningún enemigo, ni siquiera nosotros o nuestros aliados, derrama ni una sola gota de sangre a lo largo de toda la aventura. Cuando acabamos con las tropas enemigas éstas simplemente desaparecen del mapa sin dejar rastro. Lo más probable es que Koei-Tecmo haya decidido no incluir sangre en el juego para obtener una calificación por edades acorde a sus planes, aunque eso verdaderamente nunca lo sabremos.
Pese a todo, el título de Koei-Tecmo se muestra realmente suave y muy sólido en el framerate (imágenes por segundo) durante todo el juego, sin caer en ningún momento en tasas preocupantes. Y es de agradecer, ya que en géneros como el hack'n'slash, la conducción o la lucha cada cuadro por segundo cuenta.
De machacar botones va la cosa
'Dynasty Warriors 7' se divide en dos grandes modos de juego: el ya conocidísmo modo Historia y el modo Conquista. De este último se podría decir que es nuevo en la saga, aunque bien es cierto que es una evolución del modo libre que ya conocimos en anteriores entregas. Pero centrémonos primero en el modo Historia.
El nombre lo deja bastante claro. Consiste en elegir una de las cuatro dinastías que sueñan con el control de la China feudal (tranquilos, podemos pasar el juego con las cuatro facciones), y luchar por conquistar todo el territorio y unificarlo bajo nuestro poder. Dependiendo de la dinastía que cojamos, controlaremos a uno u otro personaje, aunque todo el desarrollo de las facciones ocurrirá durante el mismo periodo de tiempo e, incluso, se encontrarán en muchas ocasiones en el campo de batalla. Sin embargo, en la séptima entrega de la serie no podremos elegir a qué personaje controlar, sino que cada líder de las distinas dinastías nos obligará a llevar un comandante específico, aunque también es cierto que los vamos alternando en todas las misiones. Algunos de ellos formaron parte de las líneas de dinastías enemigas, y no tuvieron más remedio que apuntarse a nuestra facción para seguir con vida.
Las misiones que nos encomiendan nuestros jefes en el modo Historia son bastante simples en cuanto a conceptos: aniquilar hasta el último soldado enemigo para hundir las líneas rivales. Sin embargo, y por muy fácil que parezca el objetivo, en la práctica no lo es tanto. El mapeado es enorme, con lo que nos perderemos con relativa frecuencia, y la acción se desarrolla en cualquier punto de él. Y es que al comenzar cada misión veremos en nuestro particular "radar" manchas rojas, que significan que los caminos están ocupados por tropas rivales. Caminos que, por supuesto, deberemos liberar a base de repartir porrazos a diestro y siniestro. El problema llega cuando uno de nuestros comandantes aliados -que brillan por tener una IA (inteligencia artificial) prácticamente nula- se encuentra en peligro. Esto puede pasar cuando nosotros nos encontramos cerca del punto de ataque, pero también cuando estamos en la otra punta del mapa. Y ahí es donde toda nuestra partida peligra, pues al depender exclusivamente de nuestra defensa, es bastante probable que nuestras tropas aliadas caigan ante los enemigos, yéndose al garete todo el avance conseguido. Porque sí, si cae una de nuestras guarniciones, el juego nos enseñará un bonito Game Over y lo deberemos empezar todo desde el principio.
Dejando aparte este particular contratiempo, 'Dynasty Warriors 7' es un machacabotones puro y duro, es decir, se reduce a repetir continuamente la misma combinación de botones, pues la lista de combos es muy corta y poco variada. Como siempre, los personajes cuentan con dos ataques básicos: uno débil y otro más poderoso. Sin embargo, también tienen en su haber dos ataques especiales: el EX, que realizará sólo con su arma específica, y el Musou, ataque con gran poder que nos permitirá acabar con una gran cantidad de enemigos al mismo tiempo. Este último sólo se podrá realizar cuando tengamos la barra llena, que se irá recargando poco a poco según la cantidad de enemigos que matemos o la vida que perdamos. Además, los personajes que controlamos admiten cierto grado de personalización, pues podemos cambiarle el par de armas que llevan y equiparlos con sellos que mejoran las características. Sin embargo, ahí se acaba el asunto, ya que no podemos hacer nada más.
Cada personaje se caracteriza por dominar un tipo concreto de arma, así que para sacarle el máximo partido es aconsejable equiparle las que mejor le vengan. Para ello, el juego puntúa con una, dos o tres estrellas el grado de compatibilidad del arma con el personaje, siendo las tres estrellas el máximo posible. Estas armas, que son muchas y muy variadas y que las podremos mejorar al principio de cada nivel, se consiguen de forma totalmente aleatoria, ya que se aparición se produce completamente al azar al matar enemigos.
Por otra parte, los sellos son mejoras que aumentan ciertas características del personaje, como el ataque o la defensa. Podemos equipar a cada guerrero con hasta tres sellos diferentes al mismo tiempo, pero podemos cambiarlos en cualquier momento. Así pues, tanto la buena elección de armas como la de sellos será un aspecto fundamental a tomar en cuenta, ya que, con el desarrollo del juego, nos iremos encontrando con rivales cada vez más fuertes que nos harán añicos a las primeras de cambio, como Lu Bu, que acabará con nosotros rápidamente. A lo largo del juego nos iremos encontrando con un arsenal de máquinas, las cuales deberemos arrebatar rápidamente el control de las tropas enemigas. Así, las catapultas nos servirán para derrumbar puentes y destrozar puertas, permitiéndonos seguir avanzando. Otras, como las ballestas, nos vendrán muy bien para aniquilar un gran número de tropas enemigas sin hacer mucho esfuerzo.
En cuanto a la dificultad, Koei-Tecmo ha introducido la posibilidad de elegir entre cinco niveles de dificultad diferentes: principiante, fácil, normal, difícil y caos, siendo el primero realmente fácil y el último un auténtico infierno. Sin embargo, estemos en el nivel que estemos, personajes como el ya mencionado Lu Bu harán gala de su poder sobrehumano atacándonos con frecuencia con golpes devastadores, mientras nosotros deberemos acertarle un puñado de veces para quitarle solamente un poco de su vida. Pero es que, además, no podremos matarle en nuestro primer encuentro -¡ni siquiera en el segundo!-, ya que huirá tantas veces como sea le sea posible, dejándonos con las ganas.
Cambiando de modo, en Conquista, el territorio chino estará dividido en un ciento de "provincias". Nuestro objetivo es bastante claro: conquistalarlas todas y unificarlas bajo nuestro poder, formando así un grande y poderoso reino. La manera para hacerlo es la misma que la que ya vimos en el modo Historia, es decir, deshacerse de ingentes tropas de enemigos. Poco a poco nos iremos haciendo con más y más territorios hasta tenerlos todos en nuestro poder. A diferencia del modo Historia -y obviando que en Conquista no hay historia alguna que seguir-, aquí encontramos la posibilidad de jugar junto a un amigo a en la misma consola, gracias a la pantalla partida, o a través de la conexión a Internet. Y ya está, no hay nada más nuevo en el modo Conquista.
Decepcionante banda sonora
Sin duda alguna, el apartado sonoro es la peor parte de todo el juego, y con diferencia. La banda sonora es sosa, sin personalidad alguna y anónima. Al principio puede parecernos que las canciones que suenan continuamente de fondo son buenas. Sin embargo, tras varias horas de juego, no podremos parar de pensar en lo repetivivas y soporíferas que son. Y es que la banda sonora se reduce tan sólo a un par de pistas de sonido que se reproducen en bucle infinito pantalla sí, pantalla también. La banda sonora realmente no aporta nada al juego, aunque cumple su función, que es acompañar a la acción de la pantalla. Sin embargo, pensándolo mejor, el juego quedaría aún más soso si no sonara ninguna melodía por detrás.
Por otro lado, y como ya comentamos varios párrafos más arriba, 'Dynasty Warriors 7' cuenta con un doblaje al inglés y una traducción escrita al español. Sobre esta última no hay nada que decir, pues es correcta y no se encuentran fallos a simple vista. Sin embargo, el doblaje no sale tan bien parado. Y es que el trabajo del equipo de sonido es realmente patético, ya que ni siquiera han conseguido -o no se han molestado- sincronizar las voces grabadas con el movimiento de los labios de los personajes. Debido a esto, es bastante frecuente durante el juego encontrarse con personas hablando y que nadie mueva los labios. Probablemente, éste sea un fallo exclusivo de la versión occidental, pues dudo mucho que 'Dynasty Warriors 7' cometa semejante error en tierras niponas, su principal mercado.