El 30 de Mayo 2011 | 11:19
Los rallies son mucho menos precisos que la fórmula 1, por ejemplo. Lo importante es dar espectáculo, levantar polvo y probar que nuestro coche está preparado para los más variopintos terrenos y situaciones. Por eso mismo, cualquier juego basado en un rally debería ser más variado y desenfadado que otros sub-géneros dentro de la conducción.
Codemasters ha querido demostrar estas características con la nueva entrega de 'DIRT'. 'DiRT 3' supone un nuevo título a la ya enorme oferta de juegos de conducción, pero con un estilo mucho más adrenalínico y underground. Un título que clama diversión por los cuatro costados.
No tenemos que ser expertos conductores ni familiares de Fernando Alonso para acercarnos al mundo de los rallies que nos abre Codemasters. Desde el comienzo nos preguntarán, además de crear nuestro perfil rápidamente, el nivel de dificultad que deseamos, pero la cosa no se queda ahí. El juego nos irá diciendo a lo largo de la progresión cuándo estamos preparados para subir la dificultad, para que ni sea tan fácil que parece un juego de niños pero sin que desquicie tanto que terminemos usándolo de posavasos.
Con o sin ruedines
Además de los niveles marcados, tendremos un menú completo donde cambiar parámetro a parámetro. Desde las ayudas en el asfalto o el freno asistido a un manejo más o menos controlado del coche, además de los daños (sólo visuales o que también afecten a los componentes), el juego se adaptará a nuestras exigencias. Para que nadie se quede atrás. Si bien comenzar ganando siempre sube la moral, tarde o temprano queremos quitarnos los ruedines, y así nos aseguramos una progresión equilibrada que ya hemos visto en otros títulos.
Como he señalado antes, el juego es puramente underground. Ya sólo el menú demuestra que no está queriendo ser un título profesional e hiperrealista. Imágenes muy psicodélicas, menús con forma de pirámides y música chill out nos llevan al extremo más arcade de estos juegos. Problema número uno: los tiempos de carga en PS3 son inhumanos. A pesar de instalar el contenido en el disco duro, 'DiRT 3' se ha llenado de señales de carga y vídeos de relleno que consiguen desquiciar a cualquiera. Este detalle debería haber sido pulido mucho más, ya que realmente resulta ridículo que en estos tiempos, antes de empezar la carrera veamos una pantalla de carga, un vídeo que normalmente no podemos pasar sobre el escenario, y la llegada de los corredores a la línea de salida. Total: unos dos, tres minutos.
Demasiado desenfadado
Otra grandísima pega es el tratamiento de demasiado colegueo que tienen nuestros compañeros de equipo. 'DiRT 3' quiere demostrar que no es 'Gran Turismo', sino que es un título que busca pasarlo bien, sin mayores expectativas. Pero el estar constantemente escuchando las voces de los narradores explicándote cualquier resultado o novedad consigue desconcentrarnos y ponernos de los nervios sin que supongan una ayuda. Aunque el detalle de que nos llamen por nuestro nombre sea gracioso, terminan cansando en exceso. Al menos están doblados al castellano.
Pero pisemos el acelerador, que es a lo que hemos venido. Un juego sobre rallies permite la inclusión de varios modos de competición que evitan la monotonía del correr por correr. Desde contrarrelojes a bestiales finales en un circuito con varios tipos de terreno y condiciones a pruebas de derrape, de la simple competición pasamos al más puro espectáculo.
Gymkhanas, sinónimo de espectáculo
Este show tiene su punto álgido en las gymkhanas, precedidas por pruebas individuales de cada "truco". Mezclamos saltos, choques, derrapes alrededor de postes o sobre nosotros mismos, nuestro coche se convierte en una máquina de quemar neumáticos y resulta un colofón perfecto tras una serie de carreras. Cuantos más trucos podamos enlazar, más puntos y por ende más reputación.
Gracias a esa reputación iremos descubriendo nuevos coches de patrocinadores que se hayan fijado en nosotros. Un garaje bastante básico, con pocas diferencias entre un modelo y otro más allá de las pegatinas, aunque los efectos de destrozo estén bastante logrados. Decepciona también que no les afecten las condiciones atmosféricas durante la carrera, sino que si llueve, el coche vendrá ya mojado, y si hay mucha tierra, ya lo tendremos sucio antes de salir.
Hablando de destrozos, una carrera que desata tanta adrenalina y con unos escenarios muy logrados y variados puede suponer nuestra perdición en una simple curva por la que nos despeñamos sin darnos cuenta. Aquí entra en juego el flashback, un botón que nos permite viajar atrás en el tiempo e intentar de nuevo esa curva, esta vez sin acabar en el fondo de un barranco. Original, aunque en muchas ocasiones muy limitado.
Los efectos del agua, la lluvia o la nieve, además de las diferencias en los terrenos han sido tratados con un realismo bastante admirable, sobre todo en las finales de las competiciones en las que encontramos un mix de situaciones en las que debemos demostrar un control absoluto de nuestro vehículo. Disfrutar de paisajes tan diferentes como Kenia, Aspen o Mónaco nos libran de esa monotonía tan peligrosa para estos juegos.
Publica tus hazañas
Aunque la IA nos lo ponga bastante difícil en ocasiones, la verdadera competición saldrá de nosotros cuando echemos una carrera multijugador, y los circuitos, sobre todo los cruzados, lo den todo de sí y nos den los ratos de mayor diversión que podemos sacarle a 'DiRT 3'. Además, el modo online no se reduce a competir en la carretera, sino también en YouTube. Una conexión muy cuidada y bien integrada con la web de vídeos nos permitirá compartir nuestras hazañas o nuestros choques más espectaculares de forma muy sencilla.
Todo 'DiRT 3' muestra ese estilo underground que comentaba al principio del análisis. Los que conocen la saga saben que no es un simulador, sino que se acerca más a la época tuning que vivimos en PS2, aunque dejando a un lado la personalización de vehículos y ofreciendo carreras, drifts y gymkhanas muy variados y sencillos de pillar. Mucha más adrenalina por segundo, y mucha más diversión, hacen del título de Codemasters un juego muy a tener en cuenta.
Lo mejor:
La variedad, sobre todo las gymkhanas. Muchos escenarios, efectos y tipos de terreno distintos.
Lo peor:
Los tiempos de carga y las voces de los menús. Garaje muy limitado.