Casi sin quererlo, Techland desarrolló un nuevo survival que se hizo un juego en un género tan poblado como el del terror situando la acción en una isla paradisiaca y soleada, el universo contrario al que estamos acostumbrados. Esa originalidad y manera de hacer las cosas llevó a 'Dead Island' a convertirse en uno de los títulos más comentados del pasado año.
Deep Silver presenta el primer DLC que amplía la historia principal del juego, pero visto desde el otro lado. El militar Ryder White es el protagonista de esta campaña individual, y si hemos terminado el juego con los otros personajes, sabremos que su papel es muy importante. Por eso el conocer cómo llegó a la isla y cuáles son sus motivaciones debería ser un interesante aliciente para jugarlo, que lo es, pero tiene demasiados puntos en su contra.
Este DLC se convierte prácticamente en el opuesto de lo que vimos en el juego original. Y mientras que la innovación es una característica destacable, Techland ha pecado de lo contrario con un modo de juego que recuerda al survival clásico, algo que ya hemos visto demasiadas veces.
Solos ante el peligro
Sorprende que la capacidad de abrir nuestra partida vía Internet a otros usuarios y realizar una matanza de no muertos en compañía no estará disponible en este episodio. Ryder White está solo ante el peligro, por lo que tendremos que demostrar todo lo aprendido en la isla como huéspedes del hotel.
Este recorte hace que se pierda parte de la gracia que hacía a 'Dead Island' tan original y nos supone enfrentarnos a una curva de dificultad exageradamente empinada. Desde que tenemos el accidente de helicóptero ya tendremos delante a muertos vivientes de un nivel muy alto y que vendrán en grupos demasiado grandes, así que más nos vale entrenar si no queremos que el DLC nos resulte una tortura.
No ayuda el hecho de que no tendremos tampoco un arsenal importante con el que enfrentarnos a las hordas de zombies que aparecerán de forma inexplicablemente numerosa, por delante y por detrás, y sin ayuda para enfrentarnos a ellos. Las áreas que pensábamos limpas de enemigos se llenarán constantemente de nuevo, por lo que nos veremos más de una vez en un serio aprieto. Contaremos con pocos botiquines, por lo que tendremos que pensarnos cada movimiento dos veces si queremos llegar a la prisión. Al morir, que ocurrirá muchas veces, comenzaremos en el último checkpoint, no cerca de donde sucumbiéramos, perdiendo además el arsenal utilizado.
Más oscuro y lineal
Los escenarios son ya conocidos en la campaña principal, pero al no tocar la isla nos encontramos con un conjunto tétrico, oscuro y demasiado visto en cualquier otro título del género, con calles destrozadas y coches de los que salen más y más no muertos. Todo para llegar a la prisión, digna de cualquier película terrorífica. Seguiremos echando de menos igualmente pasar miedo a pleno sol con un mojito en la mano.
Además, ya podemos olvidarnos de explorar un terreno abierto, con muchos caminos distintos y misiones secundarias. La idea de 'Ryder White' es mucho más lineal, con un camino perfectamente trazado y un sólo objetivo. Nada queda de la libertad del original, sólo nos queda seguir andando y seguir matando, sin tampoco muchos trofeos que desbloquear.
Otra pérdida es el sistema para mejorar nuestras habilidades. No sólo teníamos la posibilidad de mejorar las armas sino también de hacernos más fuertes o manejar ciertas destrezas mejor. En este caso se da por hecho que un militar está bien entrenado, por lo que tiran por tierra todo el sistema de mejora, dejándonos con lo puesto.
¿Qué nos queda de este descargable para que optemos por pagar un poco más? Simplemente si nos gustó 'Dead Island' querremos conocer más sobre la historia, y si buscamos un reto tendremos unas cinco horas más de masacre zombie con algo más de dificultad. Para muchos será suficiente, pero no es el DLC que estábamos esperando.
'Ryder White' pierde toda la esencia que hizo de 'Dead Island' un juego distinto en su género, una aventura entretenida y accesible tanto para los amantes de un baño de sangre y vísceras como para los novatos en esto del gore sobrenatural. El resultado es un giro a lo más tradicional, lo que convierte al juego de Techland en algo del montón, y precisamente era lo contrario su principal virtud. Aún están a tiempo de, en próximos DLC, recuperar la estética y ese toque más desenfadado a la isla de Banoi.