Diana de Themyscira apareció por primera vez en un cómic en diciembre de 1941; desde entonces, ha pasado muy desapercibida por el público en general. Quizás porque se han potenciado los súper héroes masculinos, quizás porque no le han dado el protagonismo que realmente merecía, o quizás, simplemente, porque no era su momento. Sea por lo que sea, lo cierto es que su época de súper heroína secundaria ha pasado a la historia, y lo ha demostrado con creces en su nueva película. Pero, ¿por qué? Porque Diana, Wonder Woman, es un auténtico icono feminista (con sus menos, que ya veremos más adelante).
Nos situamos en la Gran Guerra, uno de los periodos más convulsos en la historia de la humanidad. A nivel social, en ese momento, la figura de la mujer se ve relegada a una sombra de los hombres; no hay más que ver cómo actúan las mujeres en la película (las que no son Amazonas, por supuesto), quedándose siempre detrás, manteniéndose apartadas del foco. La sociedad patriarcal las empuja a esto, a mantenerse en un segundo plano.
No obstante, Diana nunca ha convivido con hombres, y es por eso que no se ve inferior a ellos; no hay un sistema estructural que la haya empujado a sentirse inferior a ellos, que la haya llevado a tratar de buscar la aprobación masculina. Jamás ha necesitado esa aprobación, puesto que con tener la del resto de mujeres le sobraba. El contraste que existe entre Diana y la sociedad humana que la rodea es muy fuerte, como podréis imaginar. Mientras que el resto de mujeres ve la Guerra como algo inevitable, como algo de lo que deben encargarse los hombres, ella lo ve como una obligación para sí misma.
Diana no cumple con los estereotipos de género que las mujeres deben seguir a rajatabla, ni mucho menos. Es una mujer que no duda ni un segundo en abandonar su casa y lanzarse a la aventura, que no le tiene miedo a nada, y que se sabe capaz de derrotar a cualquier dios del Olimpo. No tiene miedo, porque se siente completamente preparada; ella sabía que su destino era la Guerra, y no hay nada que pueda convencerla de lo contrario, ni siquiera los intentos de su madre por hacer que ceje en el intento. Diana no es madre, no es una mujer que se preocupa por su familia por encima de todo; tampoco es hija ante todo, ni siquiera amante. Diana es una guerrera.
La primera película de superhéroes dirigida por una mujer
Una vez ahondada en la historia de Diana de Themyscira, que en este caso es interpretada por la increíble Gal Gadot, vamos a analizar un poco el porqué esta película debe ser tomada en consideración más allá de la trama. Porque sí, Diana es importante en sí misma, pero hay muchos pormenores de la película que también lo son. Por ejemplo: ¿sabíais que es la primera película de superhéroes que ha sido dirigida por una mujer? Patty Jenkins, a sus cuarenta y cinco años, ha conseguido hacer historia en el mundo del cine.
Patricia Lea Jenkins es una reconocida directora y escritora estadounidense, que ha conseguido posicionarse como la primera mujer que dirige una superproducción. Por increíble que parezca, no ha sido hasta este año, hasta 2017, que una mujer ha conseguido dirigir una película de este tipo; y no porque no haya habido mujeres válidas, ni mucho menos. El mundo del cine, por desgracia, continúa siendo un mundo muy machista.
No es la primera película que Jenkins dirige, ni mucho menos, puesto que lleva desde el año 2001 plenamente inmersa en su trabajo como guionista y directora. Fue hace dos años, en 2015, cuando Jenkins decidió aceptar la oferta que le propusieron para dirigir Wonder Woman. Ella no dudó ni un segundo, puesto que sabía que lo que estaba a punto de aceptar era un hecho histórico. Ya ha habido películas de superhéroes con mujeres como protagonistas, pero ninguna como Wonder Woman; ninguna con su fuerza, su carisma y, sobre todo, su índole feminista. Así, como apunte, habría que señalar que la película cumple con creces el test de Bechdel: aparecen al menos dos personajes femeninos, estos personajes hablan entre ellos en algún momento y, además, su conversación no tiene nada que ver con hombres.
Una película que merece la pena ver en la pantalla grande
'Wonder Woman' se estrenó hace solo tres días en España, y algo más de una semana en Estados Unidos. Y, en muy poco tiempo, ya está a punto de superar a 'El Hombre de Acero' en la taquilla estadounidense. No es para menos. Si bien es cierto que estamos ante una película que en algunos momentos se hace algo pesada, el resto de minutos compensan con creces esos instantes que quizás hubieran podido ser acortados. En todo momento te mantiene pegado a la pantalla, queriendo ver qué ocurre, admirando una y otra vez la fuerza de Diana y, sobre todo, la frescura con la que Gal Gadot la interpreta.
La actriz ha sido muy criticada por su físico, por dos puntos bastante importantes: el primero es que su piel es, quizás, demasiado blanca para lo que nos pudiéramos imaginar en una Amazonas; y el segundo es que su complexión no es tan fuerte como hubiéramos podido imaginar en la Mujer Maravilla. Pero no puede ser criticada en ningún momento por su actuación, puesto que transmite toda la dulzura y la inocencia de Wonder Woman, así como su ira en según qué momentos, su fuerza y su valía.
Estamos ante una película que, sin lugar a dudas, hará historia en el ámbito cinematográfico. Y no solo por ser una gran película, con un nivel muy alto en cuanto a producción y trama, sino también por todas esas grandes batallas que se han ido ganando a lo largo de su producción y lanzamiento. Por ser la primera película (en condiciones) protagonizada por una superheroína; por ser la primera película de superhéroes dirigida por una mujer; y, sobre todo, por ser una de las pocas superproducciones que consigue pasar el Test de Bechdel.
Si todavía no habéis ido a verla al cine, no esperéis mucho más para disfrutar de ella, y que nadie os la cuente. Porque merece la pena echar un vistazo a lo que Jenkins tiene que contarnos sobre la famosa Diana de Themyscira.