La primera temporada de 'Westworld' dejó un listón muy alto para el futuro de esta serie. Es una serie que disfrutas viendo de nuevo, disfrutando de cada pequeño detalle que se te escapó esas primeras veces por no tener el conocimiento que adquieres a lo largo de su narrativa. Su historia es como el propio parque del que habla: vuelves por sus pequeños detalles, por hacer que te sorprenda y reflexionar sobre cómo ves el mundo y a ti mismo.
Es lógico por tanto acercarse con cuidado a lo que una segunda temporada quiera plantear. Está claro que los temas filosóficos no serán los mismos, y además de ello habrá cuestiones que quizás no se aborden como queramos. Es casi como si se tratara de una serie diferente. Y esa es una de las mayores virtudes que debemos apreciar: aunque sea una secuela, aunque los eventos en los primeros episodios de esta segunda parte vengan por la primera, no la traiciona ni se dedica a contar una historia eterna. La filosofía planteada y la narrativa entran a un nuevo nivel.
Esta review no incluye ningún spoiler relativo a la segunda temporada de la serie, pero pueden ser referenciados algunos de la primera.
Un pasado revelador
Muchos son los temas que podemos sacar en la primera temporada de Westworld para analizar, pero vamos a ignorarlos para concentrarnos en el espectacular final que tenía y lo que significaba para el futuro de la serie. Las posibilidades eran muchas, y muy probablemente todos nos preguntábamos si se acercaría a seguir las implicaciones a corto, medio o largo plazo. Los productores lo han tenido claro: las tres cosas.
La narrativa de la historia esta vez pasa a ser en diferentes momentos temporales, algo que te quieren dejar claro desde el primer segundo en el que comienza el episodio. Las consecuencias de lo que ha sucedido en el parque de Westworld conlleva implicaciones de una escala demasiado grande para tratarlo sólo como una historia de vaqueros: se acercan cosas más grandes, revoluciones que podrían cambiar toda la forma de entender la vida y la humanidad en el mundo. Así que la pregunta es, ¿qué haremos?
La primera narrativa es inmediata y se quiere acercar a los androides. En efecto, ellos son los protagonistas en el paraíso en caos en el que se ha convertido el parque, con algunos de ellos conscientes y otros aún actuando acordes al papel que se les ha sido asignados. No es de extrañar: para esa gente este no es más que el día a día, y si existe una revolución son totalmente incapaces de verla porque no son más que los tiroteos diarios del oeste. No es nada extraño.
Lo más interesante de esta narrativa son los cambios de roles. Quizás es que el mundo sea más gris de lo que muchos pensábamos, pero es curioso cuanto menos cómo se invierten los roles que se nos presentaban a lo largo de la primera parte. Aquellos que veíamos con buenos ojos pasan a actuar de manera cuestionable e incluso desagradable, con una evolución lógica que les ha llevado a convertirse en seres crueles y críticos con lo que les rodea. Otros que podíamos ver de forma negativa pasan a representarnos, se convierten en el centro de atención y despiertan una simpatía mucho más cercana. Esto sucede con numerosos personajes, otorgándonos un dinamismo muy fuerte que no deja de sorprendernos. Pero en mitad de todo este conflicto está el que, sin lugar a dudas, va a ser el protagonista absoluto de esta temporada.
Un presente misterioso
Bernard brilla más que nunca en esta secuela. Una vez más, no entraremos en spoilers, pero su presencia en la historia es la que conecta todos los puntos y nos anima a nosotros, como espectadores, a ponernos en su piel y comprender el gran debate que se está dando en su conjunto. Dolores pasa a un segundo plano para ceder a este buen hombre al cargo de la ética, la moralidad y la llave del futuro: todo ello con, por supuesto, la evolución que implicaba la primera temporada para él.
Esto nos lleva a la segunda narrativa, la cual sucede en un futuro a medio plazo. Todo es muy ambiguo en este tiempo presente; no se nos aclara qué personajes viven, cuáles mueren. No sabemos nada excepto que las implicaciones de una revolución en Westworld han llevado a que ciertas medidas extremas sean llevadas a cabo, lo que sería la respuesta lógica si llegara a suceder en nuestro mundo. Incluso se ven implicadas fuerzas políticas, por lo que la temporada podría desarrollarse en torno no sólo a la moralidad, sino también a los gobiernos internacionales y a abrir subtramas aún más complejas.
Lo mejor de cómo está presentado este futuro cercano es que no pone en un compromiso a su otra narrativa. Los desarrolladores de la serie juegan con la ambigüedad y lo extraño para dejar al espectador con la sensación de que tiene el mando sobre la comprensión de lo que sucede a su alrededor cuando, en realidad, está siendo manejado como cualquiera de los androides que pueblan el parque. Y por supuesto, preparaos para los cliffhangers; al igual que en la primera temporada vamos a tener muchos por delante que marcarán los misterios futuros a resolver hasta que las dos historias colisionen.
Un futuro aterrador
Es difícil hablar sin spoilers, pero todo esto me lleva a pensar las implicaciones del futuro de 'Westworld'. Algunos personajes no tardan en contestar a esto y señalan los planes de futuro, lo que podría suceder en unos años de cara a futuras temporadas. Es temprano para hablar de ellas, por supuesto, pero deja las intenciones claras de la serie: esto es un segundo acto. Estamos muy lejos del final.
Quizás ese sea el punto más preocupante de esta secuela de 'Westworld'. Así como la primera temporada era una historia contenida en sí misma que se podía cerrar por sí sola quizás la segunda no haga lo mismo. Desde el primer episodio se quiere mirar al horizonte y señalar hacia ideas que no podríamos ver hasta dentro de varios años. Eso puede perjudicar mucho al momento presente, especialmente si se dejan cabos sueltos y misterios abiertos de cara al futuro. Pero todo eso no son más que ideas en el aire, cosas que quedan que ver.
Lo que importa es que tenemos un inicio de temporada consistente, sólido, con ideas claras para los próximos episodios y una serie de cuestiones filosóficas que plantar en las mentes de sus consumidores. Y eso es algo que celebrar, pues el telón estaba muy alto y los planteamientos que presenta para variar la fórmula son efectivos.
Conclusiones
Preparad vuestros sombreros porque vamos a tener un viaje a 'Westworld' como ninguno otro. Con un buen inicio de temporada la serie promete grandes cosas, una historia a la altura y las suficientes cuestiones morales como para que te plantees las suficientes cosas como para cambiar tu forma de comprender el mundo. Su visión hacia el futuro lejano es preocupador, pues corre el riesgo de no dar el suficiente peso al presente y que la calidad decaiga en algún momento por su exceso de ambición; pero tendremos que esperar a más episodios para ver qué sucede. Por ahora estad más que orgullosos de regresar al parque.
Recordad que tendréis los nuevos episodios disponibles a través de HBO España a partir del 22 de abril, con un mes gratuito de prueba para disfrutar de la plataforma.