Al igual que la mayoría, empecé a ver 'Tuca & Bertie' por el mero hecho de haber sido creada por Lisa Hanawalt y Raphael Bob-Waskberg, autores a la que conozco gracias a su otro gran éxito, 'BoJack Horseman'. 'BoJack' es una serie que te cambia la forma de ver muchas cosas al mismo tiempo que hace añicos tu corazón episodio a episodio, y me llamaba muchísimo la atención que Hanawalt se hubiese embarcado en un nuevo proyecto, una comedia. Una comedia que tiene a dos mujeres protagonistas y que se centra en explorar su amistad. No podía dejar pasar esa oportunidad.
Y el resultado fue lo que esperaba y más: una serie divertida, que invita a la reflexión, y bien cargada de feminismo y otros mensajes muy potentes. Como era de esperar con Hanawalt, trata temas delicados como la salud mental y la crítica social, pero de una forma muchísimo menos cínica y deprimente que 'BoJack'. A su vez, se dedica a retratar la adultez de forma realista, y establece relaciones entre sus personajes basadas en la confianza mutua y el respeto.
Tuca y Bertie, Bertie y Tuca
Y es que de relaciones trata la cosa. La historia se nos presenta nada más empezar el primer episodio. A sus treinta años, Tuca y Bertie son mejores amigas desde la universidad, y ahora dejan de compartir piso porque Bertie empieza una nueva vida con su novio, Speckle. Pero ninguna de las dos parece llevar bien esa separación: sola, Tuca es un auténtico caos, desordenada y dependiente; por su parte, Bertie es muy celosa de su espacio y apenas permite a Speckle ocupar el que le corresponde en casa.
Bastante cliché, ¿no? Dos arquetipos que encontramos en todas las sitcoms, por no decir en todas las series. Pero Hanawalt sabe cómo subvertir las expectativas —al contrario que, ejem, otros directores que no hace falta mencionar— y se toma su tiempo para profundizar en los tres protagonistas y redondearlos.
Y eso es lo que más me ha gustado de 'Tuca & Bertie': el realismo de los personajes. Cada uno tiene sus propias cualidades, sus debilidades y personalidades lógicas y creíbles. Los traumas de Bertie están presentes en cada episodio, incluso cuando no sabemos de su existencia, y Tuca es mucho más que el alivio cómico de turno: sus vivencias y sus inseguridades no dejan de ser válidas ni importantes a pesar de su excentricidad y locura. Speckle, por su parte, se nos presenta como un tipo sospechoso, que fácilmente podría haber sido el antagonista de la serie a raíz de sus comentarios y acciones, que tienden a detonar el lado más negativo de Bertie. Sin embargo, la propia Bertie no es ninguna santa, y Speckle tiene que lidiar con una novia que solita se las arregla para poner en riesgo su relación. Todas sus relaciones.
La amistad de las dos pájaras también pasa por un bache, pero la serie nos enseña que con comunicación y paciencia todo se puede superar. Es un gran ejemplo de amor sano y, de verdad, sólo por esa representación 'Tuca & Bertie' ya es una obra imprescindible. Y es que las amigas no lo son por tener cosas en común o por estar siempre de buenas; las dos tienen defectos, y se sacan de quicio muy a menudo. Es normal. Pero cuando una relación es importante para las dos partes, eso son pequeñeces se dejan de lado. Tanto Tuca como Bertie se esfuerzan cada día por intentar ser mejores, para sí mismas y la una para la otra, y —con el tiempo— son capaces de escucharse y comprenderse, y hacer lo posible por ayudarse. Al igual que con Speckle: los problemas que surgen con Bertie son muy habituales en las parejas (miedo al compromiso, rutinas monótonas...), pero si los dos están dispuestos a seguir adelante con su noviazgo, hablando todo se puede solucionar. Aunque a veces sea difícil y lleve tiempo, y dé miedo.
Pocas veces se ven estos temas tan bien representados, y menos en una serie de dibujos animados.
La complejidad del trauma
Este apartado va a contener spoilers sobre la serie. ¡Salta al siguiente si quieres evitarlos!
El punto más crítico de 'Tuca & Bertie' es la revelación de un trauma de la infancia de Bertie. Cuando tenía doce años, su monitor de natación la violó. Eso provocó que dejara de nadar para siempre y que se encerrase en sí misma: los hombres, lógicamente, le daban miedo y ansiedad, y lo único que quería era pasar desapercibida. Hasta los treinta años no se atreve a hablar de ello con nadie, y eso sólo ocurre cuando vuelve a visitar el lago en el que ocurrió con Tuca. Sí, a pesar de llevar tantos años siendo amigas, sólo se lo confiesa en esas circunstancias.
Tras reflexionarlo bastante, tengo que decir que no me ha gustado que eligieran una violación para el trauma de Bertie, aunque eso es puramente personal. Para que nos entendamos, es algo que nos ayuda a comprender por qué, por ejemplo, la excitó que el pastelero Pete la agarrase con fuerza —ha llegado a relacionar las actitudes violentas/abusivas con algo sexual—, o por qué siente la necesidad de llevar siempre pantalones largos o evitar lugares públicos. No era... necesario, aunque dicho así suene muy frívolo. Se le podría haber dado otro enfoque y haber planteado las reacciones de Bertie como normales ante el acoso callejero (que lo son, independientemente de lo que le ocurrió), o haber explorado el daño que hacen la pornografía y las convenciones sociales al enseñarnos desde muy jóvenes que someter físicamente a una mujer es deseable para ambos sexos.
Aún así, nada de eso quita que la serie haya hecho un trabajo excelente a la hora de representar a una víctima de violación, cómo le ha afectado el trauma todos estos años en todos los ámbitos de su vida y lo difícil que es reconocerlo, aceptarlo y volver a encontrar la paz con una misma después de lo ocurrido. La lucha es constante y no se supera con el tiempo, sino con mucho apoyo y ayuda psicológica.
Y la serie no te engaña: sabe que lo más probable es que, con el sistema jurídico que tenemos, el agresor suele quedar impune. Pero no por ello va a quedarse sin castigo. El pastelero Pete es un ser horrible y se merecía que todo el mundo le viera tal y como es. Y la cagada de halcón gigante también.
Una obra de arte muy femenina
Por último, vamos a hablar del estilo y la animación de la serie. Si el arte de Hanawalt ya era genial en 'BoJack Horseman', en 'Tuca & Bertie' termina de desatarse. Mires adónde mires, son todo estallidos de color y movimiento, provocativos y brillantes. Y de alguna manera, en medio de toda esa fuerza, se desprende energía femenina por todas partes.
Las mujeres abundan en esta serie, todas únicas e inconfundibles. Y te dejan bien claro que la serie es suya. Cuando se trata de sexualidad y desnudos —y hay mucho de todo eso— no hay mirada masculina que valga. Las voces de Tiffany Haddish y Ali Wong han sido una gran elección que termina de redondear esta serie tan especial y poderosa, y ya podemos esperar impacientes que haya una segunda temporada.