El 30 de Mayo 2016 | 17:53
Robert Kirkman, el creador de 'The Walking Dead', se ha convertido en firma de garantía probada en la pequeña pantalla. La adaptación de Los Muertos Vivientes de la AMC ha traspasado, primero, las barreras de lo que consideramos el frikismo; pero luego, también, de lo que son los seriéfilos, y hoy es una serie global, como 'Juego de Tronos'. Una serie que ve gente que jamás ha sentido interés alguno para la infección, y que se ha descubierto semana a semana enganchada a la historia salida de las viñetas de Kirkman. Con este precedente el camino de Skybound entre las cadenas televisivas es un camino de rosas, y apenas 'Outcast (Paria)' comenzó a llegar a las librerías con el aval de Kirkman como creador, el proyecto de serie televisiva, ahora con Cinemax, comenzó a perpretarse. Tras meses de hype e información a cuentagotas, ya hemos podido ver el primer episodio de 'Outcast'... Es increíble.
De nuevo estamos ante una serie que viene adaptada del cómic, un cómic en curso que en España encontráis publicado en volúmenes por Planeta bajo el nombre de "Outcast Paria". Sin movernos del terror más perturbador, pasamos página sobre el tema de los infectados, y 'Outcast' nos aboca a otro de los géneros clásicos: las posesiones. Con la secuela de 'Expediente Warren' de James Wan picando a la puerta, el camino por el tormento al que nos invita Kirkman sigue de cerca una premisa muy básica en la que coincide con la historia del matrimonio: Tanto 'El Expediente Warren' como 'Outcast' no tratan directamente sobre la posesión, sino más sobre los exorcistas que se enfrentan a esta. Más, sobre los que buscan respuestas.
El tormento del Paria
Kyle Barnes (Patrick Fugit) es el protagonista de la historia de Cinemax, él es el "Paria". Vivió una infancia atormentada presa de los maltratos de una madre desquiciada por la posesión. A lo largo de su vida Kyle ha chocado una y otra vez con esta presencia, lo que ha terminado haciendo de él un inadaptado, retraído y casi recluido en su casa familiar, solo, confuso, sumido en sus terrores y con una buena mochila de preguntas sin respuesta. Para esclarecer interrogantes entra en contacto con el reverendo Anderson (Philip Glenister), exorcista experimentado, y ahí comienza su andanza con un primer caso en el capítulo inicial.
Aparentemente, y este es el gran fantasma que envuelve a 'Outcast', ninguna de las premisas que nos propone la serie rompen con absolutamente nada que no hayamos visto repetido una y otra vez en películas del género. Sin embargo, cuando Kirkman aterrizó en el género de los muertos vivientes se dijo exactamente esto. Sin establecerse relación alguna entre 'Outcast' y 'The Walking Dead', el as bajo la manga de Kirkman vuelve a ser el mismo: si la serie de Los Muertos Vivientes va sobre los vivos y no sobre los muertos, en 'Outcast' la clave está en los personajes y no en los propios exorcismos. Ya no importa el hecho en sí, un exorcismo quizá sorprendía al espectador setentero que veía retorcerse a Regan, pero el de 2016 ya venimos de vuelta. Lo que nos importa, lo que se refleja en 'Outcast', es el tormento de Kyle Barnes.
El otro punto determinante es la línea de confluencia entre la religión, la locura y lo paranormal. Si en 'The Walking Dead' el mensaje religioso es tema recurrente, pero eventual, en 'Outcast', con poca sutileza, la serie comienza a reflexionar acerca de estos tres puntos tan relacionados, y el Paria se encontrará con la fe en los ojos de unos pocos y el miedo a un loco en los ojos de otros muchos.
Buen paso, pero preguntas en el tintero
El capítulo inicial es bastante redondo, la estructura es buena en la medida en la que no lo da mascado y trata de crear curiosidad o desconcierto frente lo que va a suceder a continuación, y siendo las historias de Kirkman cuentos tendentes a un desarrollo lento, el piloto de 'Outcast' plantea un montón de preguntas y da respuesta a un buen número de ellas. El casting está formado por algunas caras bien reconocibles, como Wrenn Schmidt o David Denman, pero hay un par de cuestiones que quedan como incógnita de cara al desarrollo de la serie. La primera es rezar a los siete dioses para que no se convierta en una serie de casos, no se me ocurren muchas maneras de reinventar la sucesión de capítulos en una serie de posesiones para no acudir a un exorcismo tras otro. Eso sería horrible. Convertir una serie con el potencial de 'Outcast' en una serie de casos sería una enorme decepción, y en el primer capítulo, aunque se abren caminos, el propio caso de exorcismo que se presenta se abre y se resuelve antes de ver el carrusel de créditos.
El otro punto es que los personajes son, quizá demasiado arquetípicos, la presentación es rápida y diáfana, hoy por hoy, todos tienen un lugar muy definido y predispuesto para capítulos posteriores, y en ese sentido cabía esperar mucho más. Kyle es el típico personaje atormentado; su hermana la que lo intenta ayudar cuando nadie confía en él; el reverendo ve su potencial por encima de lo que la gente habitualmente piensa, y su cuñado, y a la vez policía -el personaje interpretado por David Denman-, es el típico americano de la profundidad más profunda. Él ve en Kyle, sobre todas las cosas, un elemento desestabilizador para su familia, un peligro, por lo que, más allá de su pasado o su presente, Kyle se dibuja para él como un tremendo y desagradable estorbo. Cuatro personajes principales presentados en este episodio inicial, y realmente ninguno de ellos termina por ser sorprendente. Por encima de esto, que son preguntas o incógnitas de cara al desarrollo, el piloto merece mucho la pena.
La serie arranca oficialmente el próximo viernes día 3, y a partir de ahí una sucesión de 10 episodios para la primera temporada, y una segunda temporada que, aún sin haber visto estreno de la primera, ya está confirmada. Kirkman vende.
Lo mejor:
- Una nueva historia de terror de Robert Kirkman. - El género de las posesiones no está tan manoseado en series de televisión. - No trata sobre la posesión, sino sobre el tormento del exorcista. - Buena factura técnica.
Lo peor:
- Es difícil imaginar cómo reinventar los exorcismos para que no caiga en lo repetitivo. - Los personajes son demasiado prototípicos.