Siempre me ha dado un poco de rabia el crítico montador. Aquel que disecciona el objeto de su crítica explicando los pequeños cambios que, bajo su criterio, darían la vuelta en un sentido positivo a la trama. Siempre me ha resultado especialmente molesto, especialmente infructuoso, y ahora me tengo que descubrir comenzando yo en esos mismos términos a hablar de 'Iron Fist'. Si me dejasen tijera cortaría tramas enteras, y la serie probablemente sería mejor. Mucho mejor. Tengo que comenzar así, de esta forma tan repulsiva, porque en este caso en el ritmo radica el mayor de sus problemas. 'Iron Fist' se enajena corriendo en paralelo con varias tramas, a lo grande. Pero sin llegar a la grandeza. Muchas, que de eliminarse, sumarían para el conjunto en lugar de sustraer. Paradójico, ¿verdad?
Pero antes, un par de pasos atrás. 'Iron Fist' es el cuarto héroe urbano que surge del matrimonio entre Marvel y Netflix en forma de serie. El cuarto del grupo que formarán 'The Defenders' en su ¿serie? ¿evento? La representación televisiva de Danny Rand, el personaje creado por Roy Thomas y Gil Kane en 1974 en la casa de las ideas, que en la serie acude a una adaptación libre, una que no exige absolutamente ningún conocimiento previo al que se acerca a la serie. Si acaso, la exigencia se dirigiría más al interés de ver la diferentes series de Marvel y Netflix en orden, para localizar las conexiones ya establecidas entre todas ellas antes de que Los Defensores aterricen en unos meses.
Danny Rand (Finn Jones), hijo de un magnate empresarial del negocio farmacéutico, tuvo un accidente de avión junto a sus padres. Los tres se dan por muertos. Quince años después de la tragedia, y por sorpresa, Danny, el niño hoy convertido en hombre, uno hippioso y desaliñado, se presenta en Nueva York con una sonrisa de oreja a oreja. Como 'Arrow', un muerto que vuelve a la vida trastocando la realidad de los que había dejado atrás. Como Tom Hardy en 'Taboo', otro muerto que vuelve a la vida con un recibimiento incómodo justamente por poner patas arriba los intereses de lo que antes eran su familia y amigos. Cuando se trata de una familia de dinero, de sociedades empresariales, y de millones de dólares en juego, la incomodidad es todavía más evidente. Rand en estos quince años se convirtió en Puño de Hierro en el pueblo de K'un-Lun. Un guerrero de kung-fu con el poder místico del 'Iron Fist'.
Con el paso del tiempo la televisión recupera géneros. Ha vuelto el terror a primera plana, entre 'American Horror Story' y 'The Walking Dead', abriendo así la puerta a elementos más radicales, como 'Hemlock Grove' o 'The Strain'; 'Iron Fist' trata de recuperar las series de artes marciales. Me crié entre reposiciones del 'Kung Fu' de David Carradine, que de niño veía con mi abuelo, y con 'Karate Kid' los sábados por la tarde enlazando con 'Contacto Sangriento' en el prime-time, por lo que una serie de puñetazos con los de mi generación siempre lo tiene fácil. Luego Tarantino quiso recuperar el cine de artes marciales con 'Kill Bill', incluso trayendo de vuelta al propio Carradine, para mostrarnos que la vida le había tratando especialmente mal. De por medio, y con mayor o menor presencia, sagas como 'Tigre y Dragón' se han mantenido vivas, también gracias a Netflix', y durante la década de los 2000 vimos a Jet Li colgado de cables -algunas veces incluso con gracia-, hasta terminar convertido en Mercenario. Sin embargo, cuando Tarantino se propone volver a llevar el género al taquillazo responde más a la satisfacción de un cinéfilo que a la posibilidad real de que las películas de artes marciales se popularicen de nuevo. 'Kill Bill, sigue siendo una película de Tarantino antes que una película de artes marciales. Ahora viene Netflix, con el empeño de acercar el género de artes marciales a la televisión. Por traer un enfoque mucho más comercial se abre la puerta, ahora sí, a que pronto SyFy, The CW o cualquiera de estos canales dados a las series de acción, vuelvan a apostar por las artes marciales.
Artes marciales
Lo que la serie de Scott Buck, también productor y guionista de 'Dexter' (incluso de lo peor de 'Dexter'), hace es incrustar las artes marciales en el esquema de series de superhéroes de Netflix. 'Daredevil' es el núcleo desde el que todo emerge, con acción, superhéroes y tramas de abogados y corruptelas. Un ambiente oscuro, las profundidades de la penumbra de Nueva York, y lo más interesante: el antihéroe atormentado, el de los claroscuros, el que puede llegar a pasarse de intenso, pero que bien dosificado guarda más interés. El humano, a fin de cuentas. En 'Jessica Jones' Netflix quiso adaptar ese mismo esquema, pero del thriller de abogados pasamos al de investigadores, y en 'Luke Cage' la misma ecuación con los pandilleros de Harlem. Ahora le toca el turno a 'Iron Fist'.
Sin embargo, hay cinco o seis ideas cruzadas en una serie que no puede pasar de irregular. La primera y más importante es la que arrancaba el artículo. Una mezcla caótica de tramas y personajes que aparecen y desaparecen es la gran carga de 'Iron Fist', que peca, como casi todas las temporadas de series de superhéroes Netflix, del exceso de capítulos. Tramas y más tramas alargadas artificialmente, que llegan a puntos de encuentro en ocasiones fortuitos, pero que cierran de una manera sorprendentemente coherente, y sorprendemente decidida. Un mestizaje de tramas que no sólo se encuentran entre sí dentro de la historia de Danny Rand, sino que también se cruzan con otras series de Marvel-Netflix para seguir conectando este mundo. Bajo esta visión se abren dos líneas que en todo universo siempre hay que tener en cuenta: por obsesión, por devoción, por obligación moral o por puro aburrimiento, me trago sin mayor filtro cada serie de Marvel Netflix, sin hacerme muchas preguntas, sin hacer muchos reproches. El que busca coherencia para el universo de Marvel en Netflix encuentra en 'Iron Fist' una pieza fundamental, ya que se responden muchas preguntas sobre personajes, sobre La Mano, y sobre los bajos fondos de Nueva York. El que se acerca a 'Iron Fist' sin anhelo de contexto encontrará una retahíla de "peros" en la serie probablemente mucho mayor a la mía.
La organización de Gao
Retomando con las tramas, y retomando con La Mano -la organización / secta / banda de Gao-, aquí la relevancia es absoluta. De la mitad de la temporada en adelante, La Mano es el tema principal y también el más interesante, por acercarnos de manera más genuina al género de las artes marciales. Siguiendo la estructura del género, el tercio final consiste en una sucesión de encuentros con los grandes enemigos que sostienen la trama. Las escenas de acción más cuidadas las encontramos en los cinco episodios finales, especialmente en el penúltimo, para una serie que en general tienen unas coreografías muy dignas. La estructura de 'Iron Fist' es clásica, y así llegué a la mala idea, pero no lo pude evitar, de acercarme al 'Golpe en la Pequeña China' de Carpenter (1986) después de haber terminado 'Iron Fist' y antes de escribir la crítica. Muchas de las ideas de 'Iron Fist' están claramente dibujadas en el guión de Gary Goldman y Winstein para la película ochentera. Ideas concretas: un americano entra en contacto con el universo oriental en una película de artes marciales con elementos místicos, sinopsis rápida aplicable a ambas historias; ideas de estructura también. Lástima que el resultado no se acerque al Carpenter más inmortal.
De por medio en todo esto, 'Iron Fist' coquetea con el intento de dejar huella social, algo muy recurrente en el Marvel según Netflix, que en esta ocasión nos lleva a lo pérfido de la industria farmacéutica. Sin embargo, en este sentido es cobarde, ya que al enlazar la farma legal y el narcotráfico da a entender que en Rand se hacen las cosas mal, como si acaso en la industria farmacéutica hubiese "buenos y malos" magnates. Las dos o tres veces que intenta entrar en el thriller de despachos, algo que con la historia de 'Iron Fist' podría ser un filón profundo, se queda, no en lo simple, sino a las puertas de lo simple.
No obstante, el problema fundamental de 'Iron Fist' es de ritmo, de escritura, lenta y fallida al buscar la intensidad en algunos momentos; pero volvemos con el Universo Marvel, porque el valor de la serie es la capacidad y acierto a la hora de presentar a los personajes. El elenco de actores está especialmente bien elegido: comenzando con Finn Jones, el Caballero de las Flores en 'Juego de Tronos', que aquí toma el papel protagonista. Más contenido en la primera mitad de la serie que en la segunda, donde cae en la intensidad propia del Matt Murdock más extremo. Me quedo con el Danny de los primeros capítulos, con el hippie ingenuo de pies descalzos, que también es sorprendemente el más creíble. Jones, además de resolutivo en las escenas de acción, tiene química con Jessica Henwick, Collen Wing. Ella en los momentos de coreografía no está resuelta, sino que es brillante; pero también se viene arriba Wai Ching Ho como Gao, fría como el hielo, y aquí mucho más presente que en sus apariciones previas. Todo sin desmerecer el trío de los Meachum, tanto el padre (David Wenham), como sus hijos Ward (Tom Pelphrey) y Joy (Jessica Stroup) están muy bien. Netflix aquí ha apostado por rostros más conocidos, rostros más reconocibles, y teniendo en cuenta que la serie queda dispuesta para nuevas temporadas, y sabiendo que 'The Defenders' ya ha finalizado el rodaje, mucho más importante que los problemas que esta serie tiene, está el hecho de que las piezas que plantea de cara a futuro sí son los suficientemente firmes.
Conclusión
'Iron Fist' concluye como una serie entretenida, con el pecado del exceso de capítulos, que desemboca en el pecado del exceso de tramas, y que en su segunda mitad cae en la intensidad forzada de la que antes o después palidecen las series de héroes urbanos de Netflix -de esto 'Luke Cage' sabe bastante-. Sin embargo, hacía muchísimo que no veíamos el género de las artes marciales en la pequeña pantalla, y eso la hace merecedora de nuestro interés. Sin perseguir ninguna pretensión, y un par de peldaños por debajo de 'Daredevil' y 'Jessica Jones', pero muy determinante para el universo Marvel en Netflix. Brilla en la capacidad de presentar personajes, especialmente el dúo Danny y Colleen.