Tengo una confesión que hacer: a mi cercana treintena de años de edad, sigo coleccionando y construyendo sets de LEGO. Es una pasión a la que dedico mucho tiempo y dinero que se ha extendido a más allá de los juguetes: veo todas las películas, cortos animados y he jugado prácticamente a todos los videojuegos licenciados de la marca. No hace falta decir a estas alturas que no tengo intención de parar en un futuro cercano de seguir disfrutando de un hobby que tanta alegría me da, pero eso no ha sido siempre lo que tenía en mente. Antes o después tendría que madurar, pensaba durante mis años en la universidad.
'La LEGO Película 2' ha llegado a los cines para desafiar esa mentalidad acerca de lo que significa madurar y su relación con los juguetes y aficiones de nuestro pasado. Y lo hace en un momento extraño, unos años de crisis en los que el significado de la masculinidad y la hombría quedan en entredicho frente a los tiempos de cambio. Todo está relacionado y reflejado en la segunda parte de una película que existe, en su esencia, para vender juguetes. Este es un testimonio de cómo las nuevas generaciones están cambiando la forma de comprender el mundo.
Tiempos de cambio
La trama de 'La LEGO Película 2' tiene lugar años más tarde de la primera entrega, con Finn ya entrado en una etapa adolescente más rebelde e inconformista que en los eventos anteriores. Esto se ve reflejado en el mundo de los juguetes de LEGO, que han pasado de vivir en una alegre y optimista Ladriburgo a Apocalipsisburgo, una parodia de 'Mad Max' donde sólo los más fuertes sobreviven y todo el mundo se ha visto obligado a ser más duro, cerrar sus corazones y masticar ladrillos en vez de cereales. Nadie es ya la misma persona que fue antes: Unikitty ha abandonado por completo su lado más encantador para entrar en un estado permanente de furia, Batman ha renunciado al amor y la felicidad y Emmet... Emmet sigue siendo él mismo.
El protagonista de la primera entrega sigue siendo un chico optimista, amable e inocente a los cambios de su alrededor. Es el último atisbo del chico que una vez fue Finn, algo que se ve reflejado en su creencia de que las cosas siempre irán a mejor y que todos somos especiales. Esta entrega va sobre él, pero Emmet no es el protagonista. El auténtico peso conductor recae sobre Super Cool, quien debe enfrentarse a una raza extraterrestre de juguetes provenientes de la Galaxia Hermana, frente a los que sospecha que hay una trama siniestra para destruir el universo y provocar el Armamaggedon, un evento tan terrible y oscuro que podría superar a la amenaza del Kraggel en caso de desatarse.
Es a partir de este punto donde vivimos un choque de tramas que reflejan las preocupaciones de los espectadores hacia los que más se dirige la cinta: no a los niños, sino a los jóvenes. Emmet se ve obligado a viajar hasta la Galaxia Hermana para rescatar a sus amigos, como héroe masculino y fuerte que es, a la vez que debe cambiar su personalidad y madurar, tal y como exige la sociedad en la que vive y su propia pareja. Toma de ejemplo al mismísimo Rex Dangervest, también doblado por Chris Pratt y que representa la otra moneda de la masculinidad que ha tenido el actor en otras películas como 'Jurassic World' o 'Guardianes de la Galaxia'. Es frío, abraza el lado oscuro de la vida, ve películas para adultos y cierra su corazón para no sufrir. Nada de niñerías a él. Así es como tiene que ser un auténtico hombre.
La comunicación es la clave
Mientras Emmet avanza con esta mentalidad estancada en cómo actuar según las normas de la sociedad, Super Cool se enfrenta más directamente a la amenaza inmediata de la Galaxia Hermana. Traen consigo canciones pop pegadizas, masajes antiestrés, musicales de toda clase y vampiros que brillan a la luz del sol y piensan en el amor. Mientras el resto de personajes sufren un lavado de cerebro y se unen a las filas del ejército del enemigo, Super Cool se mantiene fría, distante y a la defensiva todo el tiempo. Le parece increíble que nadie vea la amenaza que trae consigo la Galaxia Hermana. Porque tiene razón, ¿verdad? Ninguno de estos atributos femeninos puede ser bueno.
Aquí viene la jugada maestra de 'La LEGO Película 2' sin entrar en spoilers: Super Cool es la que vive esta perspectiva y lucha con todo su instinto de supervivencia, pero sigue siendo un juguete de Finn. El muchacho está viviendo un conflicto interno acerca de lo que se espera de él como un hombre, lucha contra el cambio de lo que dicta la sociedad. Emmet será el que se ve obligado a hacer de héroe clásico, pero ella ya vive con la mentalidad del mundo tipo 'Mad Max'. Y esto no habla sólo de cómo la sociedad espera de Finn que crezca y deje de lado sus hobbies para dedicarse a una vida sin imaginación, sino de su propia masculinidad y aceptación de que lo femenino no es malo. Ni siquiera debería venir determinado por sexos. ¿Por qué Lucy no puede disfrutar de la purpurina o el tema pop del momento sin ser juzgada por los hombres serios y fuertes de Apocalipsisburgo? Bruce Willis lo hace sin problemas.
La película explora estos temas con sumo cuidado, a paso lento y tratando con delicadeza mostrar las perspectivas de sus dos protagonistas hasta que se crucen y lleguen a un término medio. Es un tema complejo en el que no existen términos medios, pero sí hay algo en lo que incide para llegar a una solución: la comunicación. No se puede exigir o acusar cambios radicales a alguien que se encuentra a la defensiva, pero sí se puede hallar una forma de dialogar y unir dos mundos de pensamiento. En ese sentido, el mensaje que tienen que ofrecer unos sencillos ladrillos de juguete es fabuloso.
En equipo todo va bien
La lectura que podemos sacar de 'La LEGO Película 2' es uno que cala con excelencia en el público al que se dirige y puedo decir que, en lo personal, me ha llegado al corazón. En lo que se refiere a la película en sí cumple con las expectativas, pero quizás ese sea su mayor problema. La primera entrega era fresca, novedosa y sorprendente, con un giro de guion que en su momento dejó a todo el mundo impresionado mientras demostraba que los juguetes pueden hacer algo más que sólo divertir.
En este caso, LEGO ya pasa por su cuarta película y se nota. El humor ya no es tan fresco y fantástico como lo fue la primera vez, los giros argumentales no nos dejan con la boca abierta para el resto de la semana y la animación motion capture ya no es tan impresionante como lo fue la primera vez. De hecho, se nota mucho más el paso de ordenadores y CGI para apoyar los fotogramas.
Conclusiones
'La LEGO Película 2' es una cinta que todos debemos ver dentro de una franja de edad, especialmente aquellos que quieran comprender qué es la masculinidad, la maduración y cómo nos enfrentamos a estas cuestiones a día de hoy. Pese a todo no logra la misma magia que la primera entrega, aunque el listón estaba demasiado alto para ello. Fabulosa, pero no increíble.