El 9 de Febrero 2018 | 13:15
Takashi Miike, además de uno de los directores nipones más productivos y reconocidos, también se ha convertido en un habitual de las adaptaciones del manga. Ahora 'La Espada del Inmortal' se convierte su última aproximación, pero hace no tanto dejó en la cartelera con bastante tino la adaptación de 'Ace Attorney'; y también se zambulló al adaptar 'Ichi The Killer', convertida en obra de culto del asiático. El género samurai también es habitual para el cineasta, con ejemplos como '13 asesinos' o 'Hara-Kiri', alejadas en tono de 'La Espada del Inmortal', Miike reivindica su versatilidad. 'La Espada del Inmortal' deja lejos el drama profundo para defenderse como una cinta de acción intensa y también divertida.
Directa a Netflix, la adaptación del manga homónimo de Hiroaki Samura nos acerca a la vida de Manji. Un viejo samurai que tras el asesinato de su hermana se convierte en inmortal. Reconocido como una de las espadas más mortíferas del periodo Tokugawa Shogunate, una joven huérfana con sed de venganza se cruza en su camino, Rin Asano. Manji dedica su vida a convertirse en el protector de Rin, en una historia cargada de costumbrismo y combate.
Habitual en adaptaciones
Si Miike se ha convertido en habitual de la adaptación del manga es por el tono anime que logra imprimir en las películas de acción real. Aprovechando la suspensión de la realidad, las situaciones inverosímiles y la atmósfera artificial montan cada escena de acción en planos que toman al detalle composición de imagen de viñetas. Así, un sólo hombre matando un centenar entre chorros de sangre es una escena que aquí cobra total sentido. Siendo discutible que Miike sea el autor que mejor trabaja las adaptaciones, sí es el que con más fidelidad a acercado el anime a la imagen real. Lo curioso de Miike radica en que rueda de una manera completamente diferente sus adaptaciones anime que el resto de cine general que desarrolla.
Abusa de lo estético del anime japonés para traducirlo a la imagen real, dando lugar a un verdadero espectáculo de vísceras y katanas en movimiento. Con escenas multitudinarias la película se viene arriba, que profundiza hasta el fetichismo en la variedad de armas empuñadas en complejas y larguísimas coreografías. Pese a la velocidad con la que rueda Miike, la preparación de escenas de acción increíblemente largas son de lo más interesante que el cine acción japonés ha dejado en los últimos tiempos.
Sin obsesionarse en la fidelidad de detalles de la obra original de Samura, 'La Espada del Inmortal' de Miike acude al mismo fondo: la relación paternal. Reduciendo la propuesta hasta sus límites esenciales, lo que 'La Espada del Inmortal' quiere transmitir es una idea finalista de la muerte. Manji no es primero inmortal y luego tiene el propósito de proteger a Rin; Maji es inmortal para proteger a Rin. Así, habla de la relación de protección de padres y madres con sus hijos como un elemento que acompaña a los padres a perpetuidad. Un cambio en la vida que sucede con el primer hijo, y que cambia la forma de afrontar el mundo con uno de los acontecimientos vitales más importantes y determinantes. Esta relación tan rudimentaria entre padres e hijos se convierte en el hilo estructural de una aventura, que rechaza al completo un tono dramático, y sabe transmitir ese poso emocional desde la acción salvaje, divertida y descarnada.
El cliché japonés
De por medio la historia se salpica de honor, venganza y la moral más tópica de cualquier historia japonesa media, lo que termina dando lugar a una exposición predecible hasta el absurdo. 'La Espada del Inmortal' no cuenta nada en absoluto interesante, pero merece la pena por el absoluto espectáculo.
Buena parte del espectáculo responde a la colección de personajes carismáticos. Aquí el típico tono caricaturesco del manga-anime vuelve a asaltarnos: presentando personajes de rasgos muy marcados, cada uno de ellos con un discurso existencialista en la punta de la lengua, dispuesto para narrar una historia de trágico origen y destino en cuanto tiene la oportunidad. En cualquier otra cinta este cliché sería un absurdo. Sin embargo, la película nos ha zambullido hasta tan punto en el recurso narrativo del manga-anime, que es la única aproximación necesaria. Con Takuya Kimura excelso como rostro protagonista, al que conocimos hace unos años en El catador de venenos ; y la jovencísima Hana Sugisaki en el papel de Rin Asano desempeñando un papel muy interesante. Lo importante es que la pareja funciona.
Conclusión
Todo ello en una producción que se aleja del tono pretencioso. Que no cuenta nada original, en absoluto, pero que se puede enmarcar en el género zombi, acercándonos a los muertos vivientes bajo unas reglas totalmente diferentes a lo habitual. Una historia de zombis sentimental, costumbrista, que no versa sobre la infección, que no trata de zombis, pero que aprovecha la versatilidad de hablar de la inmortalidad en cualquiera de sus facetas. Una relación de padres e hijos, de lazos profundos de emocionalidad, y sin dejar de ser una cinta de acción de samurais muy correctamente realizada y perfectamente divertida. El lenguaje anime en cada fotograma, y el carisma a raudales del protagonista, interpretado por Takuya Kimura, para dar lugar a una película entretenida.
Lo mejor:
- El tono anime que Miike sabe imprimir.
- Rabiosamente divertida.
- Las escenas de acción muy bien elaboradas, y muy largas.
Lo peor:
- Perfectamente convencional. No cuenta nada nuevo.
- Predecible en todo momento.