CANTO A LA IGUALDAD

Crítica 'La batalla de los sexos': Algo más que un simple partido de tenis

Jonathan Dayton y Valerie Faris nos traen esta interesante historia sin apostar demasiado, pero que resulta de lo más gratificante.

Por Celeste Romero 14 de Noviembre 2017 | 23:50

Han pasado más de 40 años para que alguien llegara y contara una de las historias más jugosas de la historia norteamericana. Quizás esos 40 años no han pasado en balde. Algo está muy claro, los años han pasado y la mentalidad del ser humano ha avanzado con ella. A lo mejor no ha avanzado tanto como se desea, pero lo que está claro es que estos 40 años han servido para darnos cuenta de que ningún ser humano se diferencia de otro respecto sexo, inclinación sexual o raza.

 

Personas que hacen historia

A lo largo de la historia, muchas personas han luchado para que tengamos una igualdad de género y/o inclinación sexual. Una de estas personas puede ser, por ejemplo, Billie Jean King. Conocida por ser una de las jugadoras más grandes del tenis y una de las mejores deportistas de toda la historia, Billie también es activista por el cambio social. Para la mayoría, su heroica historia es conocida, pero por si algún despistado aún no la sabe, los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris se han encargado de contarla en 'La batalla de los sexos'.

 

Un acontecimiento mundialmente famoso

La película, inspirada en hechos reales acontecidos en el año 1973, nos cuenta la historia del mediático partido de tenis entre Billie Jean King y Bobby Riggs. Riggs, campeón masculino del mundo por varios años, retó a la tenista para demostrar ''la superioridad del hombre sobre la mujer''. En sí este partido resulta ser sólo la punta del iceberg, visto en el epílogo de la cinta y es que el film también muestra otros puntos de lo más interesantes. El más claro, es el papel de la mujer en la época y como muchas de ellas alzaron la voz para conseguir la igualdad. King, tenía todo el peso cargado a los hombros, la imagen de la mujer dependía de su victoria en el famoso partido y podemos ver, de forma muy esporádica, como esa presión se ejerce sobre la tenista. El film resulta ser demasiado políticamente correcto, me explico. Todos los personajes están calcados al milímetro y perfectamente escritos, ninguno de ellos tiene algún arrebato de furia o pasión. Sus protagonistas no discuten o pelean, como haría cualquier persona real, si no que actúan de manera ''robótica'' y eso influye en la capacidad de empatia de ellos.

 

Su protagonista, desagradablemente perfecta

Otro claro punto que se trata en la cinta, es el tema de la homosexualidad. King es deportista, militante feminista y mujer, y, además debe lidiar con su sexualidad reprimida en una época donde el machismo y la homofobia imperan. Escenas cargadas de emotividad se pierden en el control perfecto de la situación que tienen ambos directores. Por ejemplo, el despertar sexual de King hacia su peluquera, resulta ser de lo más soso y medido que hace imposible que podamos sentir lo más mínimo. La cinta trata de santificar a su protagonista de tal forma, que resulta irreal. Lo más importante en el desarrollo de un personaje es que sea imperfecto, debe tener puntos fuertes y flacos y Billie Jean resulta ser irremediablemente perfecta. Cosa que han sabido corregir con su competidor, Riggs. Un hombre machista, bocazas y creído pero que a su vez, resulta divertido y esporádico a ojos de muchos.

 

Una estética muy cuidada

Jonathan Dayton y Valerie Faris ya habían dirigido 'Pequeña Miss Sunshine' y 'Ruby Sparks' así que podíamos imaginar el estilo de la cinta. 'La batalla de los sexos' está formada, la mayoría del tiempo, por el empleo de los primeros planos y los planos detalle. Quizás para así centrar la atención del espectador en King, otra manera más de tratarla como una falsa santa. Algo destacable del film es su atención al detalle y lo cuidado de su estética. Los años 70 es una pieza destacable en nuestra historia y esto, en parte, es gracias a su particular estética y el nacimiento de tecnología impensable para la época. Vestuarios y peluquería muy cuidados. De vez en cuando podremos ver la pantalla con ese estilo tan característico de la época que dota de realidad a la historia que se está contando.

 

Actores, por desgracia, desaprovechados

Párrafos atrás hemos mencionado la perfecta estructura y desarrollo de sus personajes, es por esto que los actores que dan vida a estos personajes, no pueden expandir de manera abrumadora su interpretación. Sabemos lo gran actriz que es Emma Stone, pero por desgracia en el papel de King sólo podemos ver una cuarta parte de su capacidad de interpretación. Steve Carrel en el papel de Riggs resulta ser una elección perfecta, puesto que Carrel es especialista en sacarnos una sonrisa en todo momento. Andrea Riseborough, Elisabeth Shue, Bill Pullman, Austin Stowell, Sarah Silverman y Alan Cumming, entre otros, completan el reparto.

 

Fotografía que se centra en los detalles

La película tiene una fotografía muy centrada en el detalle, como hemos dicho antes, empleando primeros planos y planos detalle. Otra particularidad de este apartado es la simetría, es común en el cine de estos directores ver encuadres perfectamente cuadrados. Respecto a la música poco o nada se puede mencionar, puesto que cumple pero no arriesga, no será recordada como otros ejemplos del séptimo arte.

 

Una cinta gratificante, pero con sabor agridulce

En general, 'La batalla de los sexos' posee una de las historias más jugosas e interesantes ocurridas en los Estados Unidos pero que no es aprovechada al cien por cien. Si no conoces nada sobre este tema, la cinta tendrá el factor sorpresa y resultará de lo más entretenida y educativa. Lo más común es que conocieras esta historia y eso, por desgracia, le resta puntos a la película. Muestra su historia de manera muy superficial, muy por encima y no arriesga lo más mínimo. Quizás en manos adecuadas hubiera sido la perfección pero en este caso, resulta ser una cinta gratificante en general, pero que deja un sabor de boca agridulce. Es irónico como uno de sus protagonistas, Bobby Riggs, fuese un apostador empedernido y que los responsables de esta cinta, no hayan apostado lo más mínimo.