El 29 de Abril 2019 | 18:37
Y tras mucho avisarlo, finalmente llegó la noche. La gran noche. La más larga de todas. Los Caminantes Blancos llegaron a las puertas de Invernalia en el tercer capítulo de 'Juego de Tronos' de esta octava temporada. Y la han liado, pero bien liada.
Lo han hecho en un capítulo que supera a casi todos los que hemos visto hasta el momento, que rompe con lo que se ha hecho en televisión hasta ahora y que nos deja con una sensación agridulce en el cuerpo. No por cómo se ha llevado el episodio, que ha sido espectacular. Sino por lo que ha pasado en él.
No creo que nadie se quede igual después de lo que han visto. Y espero que eso haga cambiar algunas cosas. Sobre todo de cara a lo que nos espera de aquí al final de la serie.
La batalla más grande jamás rodada para televisión
No nos mentía la HBO cuando nos dijeron que íbamos a ver algo realmente espectacular. Desde luego que no. Lo que hemos podido ver en el episodio de hoy ha sido, simplemente, increíble. No solo por la acción que hemos podido ver y todo lo que ha pasado en la batalla. Más bien por cómo ha sido tratada en todos los sentidos, desde el ritmo, los sonidos, las miradas, la luz y los desenlaces.
Todo en el combate de Invernalia ha estado medido al milímetro para conseguir captar al espectador desde el primer momento hasta el último. Empezando por la tensión silenciosa de los primeros minutos y acabando por las lágrimas de Daenerys en los últimos segundos.
Y es que, por si no os acordáis, esta batalla ha tardado en rodarse 55 noches. Ha empleado hasta 750 extras en una sola toma y ha requerido de mucha, pero que mucha postproducción. Por suerte para nosotros, nada de esto ha sido en vano y se han cumplido todas las expectativas.
Bueno, en realidad todas menos una. Y es que, aunque han caído muchos de los personajes "principales" que nos han acompañado durante toda la serie, al final parece que no han sido tantos. Y no, no soy de los que adoran que se mueran personajes carismáticos, pero entendedme. Si han podido con Jorah Mormont, aún no me explico cómo Sam, un poco torpón, o Jaime, sin su mano diestra, han conseguido sobrevivir.
De todos modos, no estamos ante un episodio en el que el protagonismo haya recaído sobre algún personaje (dejando de lado a Arya, por supuesto). Cada uno ha tenido su momento, pero no han sido los típicos de las historias donde hacen proezas heróicas. Son momentos en los que, simplemente, sobreviven. Donde aciertan, donde fallan, donde tienen miedo y donde huyen.
Son momentos personales y humanos, no heróicos. Y por ello el capítulo consigue aún mucha más fuerza. No hay nadie imposible de matar. No hay ninguno que se libre de caer por un fallo. Todos son humanos y todos lo saben. Hasta nosotros...
La luz contra la oscuridad
Esta batalla nos ha dejado mucho simbolismo desde el minuto uno. La llegada de Melissandre nos ha recordado que, además de los Caminantes Blancos, que representan la noche, la oscuridad y la muerte, hay más fuerzas místicas en juego. R'hllor, el dios del fuego, ha estado presente para decantar la balanza hacia un lado. Mínimamente, pero lo suficiente como para que las cosas salgan "bien".
La oscuridad del capítulo es, en sí, otra alegoría a lo que hay más allá de los muros de invernalia: el final. El primer embite que hacen las fuerzas norteñas, o en este caso los dothraki, es toda una alegoría a este encontronazo entre las dos fuerzas. Luz y oscuridad. Fuego e hielo. Vida y muerte. Y el cómo se van apagando poco a poco las llamas a lo lejos y acaban siendo engullidas por las sombras en un inmenso silencio es una invitación a que perdamos la esperanza.
Y eso ocurre no solo en esa ocasión. También lo hemos visto muchas veces a lo largo del capítulo. Cada pequeña victoria que conseguían en Invernalia acababa siendo devorada a los pocos minutos por el ejército del Rey de la Noche. Primero las armas de fuego. Luego las empalizadas con fuego. Más tarde, la pérdida de los dragones, la caída de los muros, la muerte de nuestra pequeña Mormont, la derrota de Arya, el alzamiento de los muertos en las criptas, la inmunidad del Rey de la Noche al fuego de Daenerys, el alzamiento de los muertos...
Todo en el capítulo de hoy ha sido un continuo venir de derrotas. Una tras otra. Golpeando con cada vez más fuerza al maltrecho ejército de los Stark y la Targaryen. Hasta el punto de dejarnos completamente sin esperanza.
El momento del cambio
Durante la batalla, hemos podido ver varios momentos igual de impactantes que los de acción. Y en muchos de ellos apenas se han movido los labios para pronunciar una palabra.
La llegada de Melissandre y su encuentro con el Caballero de la Cebolla no ha requerido ni una sola sílaba por parte del antiguo contrabandista. Ha quedado muy claro su odio hacia la sacerdorita de R'hllor y sus ganas de rebanarle el cuello. Pero también ha comprendido la ayuda que puede representar ella por el momento.
Ella ha sido, además, la pieza clave en la batalla por muchos motivos. No solamente ha conseguido traer algo de esperanza al bando aliado en un par de ocasiones. También ha sido la que ha mandado a Arya a cumplir su destino: el de matar al Rey de la Noche.
Al principio, cuando la mujer se encuentra con la Stark y le dice que Thoros ha cumplido con su cometido, parece que se refiere a salvar a Arya. Pero ¿por qué es tan importante la muchacha? ¿Por qué ha resucitado tantas veces al sacerdote rojo solo para evitar que la niña muera? Pues no queda muy claro (a menos que seas avispado, claro). Pero cuando vemos aparecer a la muchacha de la nada y asestarle el golpe de gracia al Rey de la Noche nos queda todo mucho más claro.
Sin Melissandre no habría entendido esto la pequeña de los Stark. Y quien sabe. Sin ella a lo mejor no habrían acabado las cosas tan "bien" para los vivos.
Tampoco podemos pasar por alto la relación entre Sansa y Tyrion. Los dos por fin han conseguido hablar claramente y "perdonarse" lo que tuviesen que perdonarse el uno al otro. Sansa le deja claro al Lannister que no le odia y que comprende que siempre la cuidó. Y él acepta el mando de la chica y la respeta cuando habla. Una relación que se hace aún más emotiva cuando los dos se encuentran en las criptas a punto de morir por el alzamiento de los muertos en ella y con una escena que, nuevamente, no requiere de palabras. Solo hacen falta unas miradas, un beso y un suspiro.
Pero si hay una frase importante en todos esos momentos en las tumbas de los Stark es la que dice Missandei. Es la única frase que tiene en todo el capítulo (y casi en toda la temporada), pero es la que esperamos que más se le grabe a fuego a la señora de Invernalia cuando salga de allí: "si no es por la Madre de Dragones no habría problemas... pero estaríamos todos muertos".
¿Será este el momento en el que nuestra Sansa consiga aceptar que sin Daenerys y su ejército no habría un Norte que defender? Esperemos que sí porque de cara a lo que viene en un futuro próximo sigue haciendo falta que las fuerzas estén más aliadas que nunca. Y quizás no lo están del todo...
Jon y Daenerys
La relación entre Jon/Aegon y Daenerys es algo que también ha estado presente durante todo el capítulo. Los dos líderes han cruzado sus miradas varias veces durante el episodio y se han mostrado fríos y cautos. Por supuesto no es momento para andar peleándose por un trono que está a cientos de kilómetros, pero las palabras de Jon seguramente seguían resonando en la cabeza de la pequeña reina.
Ella ha sido la que más ha perdido de todos. Ha perdido a un dragón (la temporada pasada) y casi pierde a los otros dos (echadle un vistazo al tráiler del próximo capítulo porque ahí se ven a Drogon y Rhaegal vivos y volando). Sus dothraki han sido los primeros en caer (y en levantarse contra ella) y tampoco habrán sido pocos los Inmaculados que han caído. Pero, por encima de todo también ha visto caer a Jorah defendiéndola, dando su vida por ella.
Daenerys ha dicho varias veces que ha podido confiar pocas veces en los hombres y en el capítulo pasado hace referencia a un hombre más alto que Jon como primero en el que pudo hacerlo. Todos pensamos en Khal Drogo, pero a pesar de su traición, posiblemente Jorah Mormont ha sido el hombre que más la ha querido y que más la ha defendido. Ella lo sabe, y sus lágrimas están ahí para demostrarlo.
Pero para ella el camino aún no ha terminado. Invernalia ha sido una parada antes de llegar al Trono de Hierro. Una en la que ha querido demostrar que quiere defender a su pueblo antes incluso de que lo sea. En la que ha puesto sobre la mesa que los habitantes de los Siete Reinos son más importantes que un asiento en Desembarco del Rey. Y eso, posiblemente, será lo que haga que los norteños por fin confíen en ella. Que la acepten como reina y que, quién sabe, hasta borre de en medio las sombras sobre el futuro de los Targaryan.
¿Conseguirá Jon demostrar que, pese a todo lo que ha perdido, él no quiere el trono y sigue aceptándola como reina? ¿Y Sansa? ¿Y el resto del Norte? Por su propio bien esperemos que sí porque ahora les queda una batalla más por librar.
Quizás no sea la más épica o la más difícil. Pero recordemos que aunque el Rey de la Noche y su ejército han caído, las fuerzas del Norte están muy mermadas y Cersei cuenta con el ejército de oro.
No habrá batalla la semana que viene. Aún no. Pero preparaos para el quinto episodio. Que si este ha sido épico, el quinto promete ser, sin duda alguno, decisivo e impactante.
Lo mejor:
- todo
Lo peor:
- nada