En todas las artes, hay autores que crean escuela, en unos casos literalmente y en otros de forma figurada. En la actualidad, esto sigue siendo tan cierto como hace siglos, sólo que ahora con un sentido algo más mercantilista, así que, cuando algo triunfa, el resto también quiere su parte del pastel. Así comenzó Warner a fabricar su universo cinematográfico basado en los cómics de DC Comics, como si fuera un científico con bata intentando replicar el experimento con éxito de sus compañeros en un laboratorio completamente aséptico. Sin querer entrar en mayor profundidad de los problemas de Warner y DC, de lo que ya se ha hablado largo y tendido durante los pasados años, hace poco se pudo apreciar un punto de inflexión en el enfoque, marcado por la entrada de Walter Hamada a la cabeza del estudio.
Al igual que Hamada está marcando el rumbo general, menos preocupado por ser un universo estrechamente cohesionado, varias mujeres han sido las encargadas de hacer realidad el proyecto de 'Aves de presa', desde Margot Robbie aumentando sus responsabilidades y convirtiéndose en productora (junto con su compañía) hasta la guionista Christina Hodson, que ya está trabajando en una nueva versión del manuscrito de 'The Flash'. La mirada femenina era necesaria para esa emancipación de la que habla el título, con el objetivo de alejarse de esos ojos indiscretos que vieron cómo Harley Quinn se vestía delante de decenas de militares (y miles de espectadores) en 'Escuadrón Suicida'. Robbie fue capaz de impregnar de una personalidad tan arrolladora que supo sobreponerse al desastre de película que fue la de David Ayer y tener la oportunidad de resarcirse en una continuación.
Harley Quinn (y la película en sí) busca cortar cualquier lazo con el pasado y el prólogo es básicamente esto: la ruptura de Harley con el Joker y cómo le afecta a ella y a toda la ciudad. Estos divertidos primeros minutos sirven para establecer el tono que tendrá el resto de la película y, de paso, por si alguien no se acordaba, para recordarnos la locura que tiene por motor interno. La parte más atractiva del personaje es lo lejos que se encuentra de la perfección (ni ella pretende encontrarla), en un polo completamente opuesto al modelo a seguir que es su compañera de universo Wonder Woman. Ver a Harley de fiesta y luego sufriendo la inevitable resaca nos hace sentir más cerca de la protagonista, con la única diferencia que no tenemos una hiena como mascota en casa.
La historia de 'Aves de presa' no tiene ningún tipo de complicación (un grupo de improbables aliadas se deciden unir frente a un enemigo común) y va avanzando sin grandes inconvenientes entre una y otra secuencia de acción. La narración de Harley y el montaje no lineal ayudan a introducirnos en ese mundo despreocupado y divertido a rabiar, sin pasarle factura ni volverse incomprensible. El mayor peso del guion recae sobre sus protagonistas y sus diferencias, aunque Margot sigue comiéndose la pantalla en cualquier escena que está presente.
Hay ciertos actores que se vuelven inseparables de su personaje y es imposible concebir que lo interprete otra persona. Ocurrió con Johnny Depp como Jack Sparrow, con Robert Downey Jr. como Iron Man y ha ocurrido con Margot Robbie como Harley Quinn. Aquí se encuentra completamente desenfrenada, sin restricciones ni nadie que le vaya a quitar su merecido protagonismo. Expande lo que vimos en 'Escuadrón Suicida' hasta límites insospechados y sin llegar a caer en el histrionismo ni en la autoparodia.
En contraposición con esta Harley rebosante de energía, se encuentra el villano, Black Mask, interpretado por Ewan McGregor. El actor inglés no termina de encontrar su lugar en el film y resulta un retrato que no convence ni a los fans (el tono de la película en general no permite realizar una aproximación más cercana a los cómics) ni al resto, porque no es más que una caricatura de un villano que intenta insuflar miedo, pero no lo consigue ni por asomo. Tampoco sale muy bien parado su asesino de confianza, Victor Zsasz (¡con pelo!). Sigue la misma senda que su compañero y resulta completamente prescindible.
'Aves de presa' mantiene muy bien el tipo hasta su último tramo, con una pelea final que no está para nada a la altura del resto y que empaña el resultado general. En la primera mitad encontramos momentos y secuencias espectaculares y divertidas, como la relación de amor de Harley con el bocadillo de queso de Sal o su entrada nada discreta a la comisaría. El trabajo como director de fotografía del veterano Matthew Libatique brilla a todo color en esas partes para terminar en unos escenarios demasiados oscuros y faltos de imaginación, casi como si intentaran disimular una falta de presupuesto.
Conclusiones
'Aves de presa' merece la pena de ver sólo por la pasión que imprime Margot Robbie a su Harley Quinn (ya es suya) y de lo divertida que es. Sin mayor ambición que hacernos pasar un buen rato, Cathy Yan consigue hacerlo durante la mayor parte del tiempo, entre la diversión y la espectacularidad, aunque eso no quita que en la segunda mitad se note un bajón considerable y no resulta tan fresca como la primera.