Pocos habrá que no conozcan a Agatha Christie, una de las escritoras británicas más famosas del mundo. Ella dio vida a Hércules Poirot, considerado el mejor detective de todos los tiempos; y es gracias a ella que hemos podido disfrutar de una infinidad de novelas de detectives que realmente te mantienen con la intriga hasta prácticamente el final.
Pero si hay una historia protagonizada por Hércules Poirot que realmente es famosa esa es, sin duda, 'Asesinato en el Orient Express'. Esta novela de misterio, que se publicó en 1934, marcó un antes y un después en todo lo relacionado con las historias de detectives. No puedo adentrarme mucho en por qué fue tan diferente, por qué es considerada tan única, porque sin duda os haría un spoiler que no queréis recibir... ¡Así que tendréis que leer el libro para descubrirlo! O, en su defecto, ver la nueva película que se ha estrenado hace relativamente poco.
Es la tercera película que se saca respecto a este libro, pero es que la anterior se emitió hace ya bastante tiempo. Además, la segunda, la que se emitió en 2001, fue únicamente para televisión. En este caso, los productores han decidido ir a lo grande y dar el salto a la gran pantalla. Es bastante arriesgado por su parte; si bien es cierto que cuentan con un público fijo, fiel a Agatha Christie y a Poirot, lo cierto es que es complicado sorprender con una historia tan conocida. Mas, aún así, han conseguido hacer una película de notable.
El director ha sido Kenneth Branagh, y el guión ha sido una adaptación de Michael Green, bastante fiel ala novel tradicional. Si algo hay que destacar, antes de comenzar a hacer el análisis en general, es que el trabajo de Haris Zambarloukos en cuanto a fotografía es francamente increíble.
Una ambientación de sobresaliente
La película comienza con toda la suavidad del mundo. Poirot tenía pensado tomarse unas vacaciones, mas su trabajo le exige que viaje de nuevo a Londres, y no le queda más remedio que solicitar una plaza en el Orient Express, un impresionante tren que poco o nada tiene que envidiar a nuestros trenes actuales. Comienza el viaje en Estambul, rodeado de unos viajeros que parecen a cada cual más sospechoso.
Nada más partir, un millonario norteamericano de nombre Mr. Ratchett (Johhny Depp) pide ayuda a Hércules Poirot (Kenneght Branagh), porque cree que su vida corre peligro y necesita que alguien vele por él. Mas Poirot, que valora mucho más sus principios morales que cualquier dinero, se niega en redondo. Y, a la mañana siguiente, Mr Ratchett aparece muerto en unas extrañas condiciones. El tren queda completamente parado, y Poirot es el encargado de averiguar qué es lo que ha sucedido allí.
El elenco es impresionante; cualquier otra palabra se quedaría corta en este aspecto. Penélope Cruz, Josh Gad, Michelle Pfeiffer, Judi Dench, Daisy Ridley... Todo nombres que ya conocemos y, sobre todo, que sabemos identificar fácilmente. La forma en la que consiguen dar vida a sus papeles también es digna de admiración. Y es que todos parecen sospechosos del asesinato y, a la vez, todos parecen incapaces de haber realizado ese acto tan ruin. Poirot lo va a tener complicado, sin lugar a dudas.
Lo más reseñable de la película, no obstante, no es el elenco, sino la calidad de las imágenes. Ese exterior, completamente nevado; ese tren, cuidado hasta el milímetro; esas estaciones, e incluso esas plazas de las ciudades, que realmente parecieran transportarnos en el tiempo a principios del siglo pasado. Las escenas en el tren son impresionantes en su mayoría. Grabar en un espacio tan reducido conlleva una gran cantidad de limitaciones que, nosotros, como espectadores, no solemos percibir. Mas si nos ponemos en el papel de las personas que graban, sin duda comprenderemos hasta qué punto todo esto es complicado. ¡Pero lo solucionan de una forma muy inteligente! Porque hay algunos planos cenitales que, pese a descolocarnos al principio y hacernos sentir un poco fuera de lugar, también nos mantienen dentro de la historia de la mejor forma posible.
Agatha Christie: una auténtica artista
Como siempre que hablamos de Hércules Poirot, lo mejor de toda la historia es la trama en sí misma. La capacidad del detective de ver el mundo como realmente debería ser y, por tanto, de percibir cualquier posible grieta en la superficie. Poirot tiene lo que él denomina un don, y es que es capaz de ver todas las alteraciones sobre lo que debía haber sido, sobre la realidad. Eso es lo que hace de él un detective único; eso y su histriónica personalidad, sin lugar a dudas.
Pero no debemos olvidar que todo esto es mérito de Agatha Christie, de la creadora. En el momento en el que estaba viendo la película, no dejaba de pensar cómo alguien podría fijarse en tantos detalles, analizarlos tan detenidamente; poco después, me descubrí a mí misma poniéndome en la posición de la escritora. Porque ella no solo tuvo que crear la historia, sino que tuvo que ir dejando las pistas, preparándolo absolutamente todo para que luego Poirot realmente se luciera. ¡Y eso tiene un mérito increíble!
Escribir una novela policíaca es relativamente fácil. Escribir una en la que el personaje principal es Poirot, un hombre que analiza todo hasta el extremo, es mucho más complicado. Porque implica que la historia en sí misma debe ser lo suficientemente compleja como para que la figura de Poirot tenga realmente sentido; si no hay una complejidad, si no hay detalles a cada paso, de poco serviría crear un detective tan perfeccionista como es Poirot.
La historia no decepciona, igual que no lo hizo el libro, ni lo hicieron ninguna de las películas anteriores. Te mantiene pendiente, hace que quieras avanzar rápido para descubrir al asesino, para ver qué ha sucedido exactamente.
Una película preciosa
A nivel visual, pues, ya hemos señalado que es una película impresionante. La historia no deja nada que desear, y el elenco está excepcionalmente elegido. Mas tiene un pero, un pequeño pero que hace que no sea una película de sobresaliente: el ritmo, la cadencia de la propia película en sí misma.
Comienza con garra, con mucha fuerza, pero más o menos a la mitad de la película flojea. En el momento en el que Poirot investiga da la sensación de que la cosa se paraliza quizás en exceso, y, como espectador, dan ganas de darle a la cámara rápida para lograr saber ya el desenlace. Quizás esto es culpa de la impaciencia del ser humano, que ve cómo un caso comienza a resolverse y quiere que se le den ya todas las claves. El final sí que vuelve a recobrar ese ritmo tan fuerte que teníamos ya al principio, y que nos devuelve a ese frenesí de acción que caracteriza a una película de este tipo.
Esta película contiene, además, algo muy particular en su desenlace, que la hace única. Ya hizo única a la novela, y consiguió hacerlo con las dos primeras versiones que se hicieron en el cine. Pero eso es algo que debéis descubrir por vosotros mismos, sin lugar a dudas.
Personalmente, no esperaba nada de la película, y por eso me ha sorprendido gratamente. No me gustan las películas de detectives, pero esta no merece menos de un notable, sobre todo por lo increíble de los escenarios, por ese desenlace, por un detective tan bien hecho. Como siempre, el análisis de una película es muy subjetivo, y dependiendo de vuestros gustos la encontraréis mejor o peor. Aunque, sin lugar a dudas, 'Asesinato en el Orient Express' es el renacer de un clásico que debéis disfrutar.