'Aniquilación', 'Annihilation', es el nombre de la nueva cinta de Alex Garland, creador de 'Ex Machina'. Recién estrenada en Netflix, donde la filmación encuentra su puesta de largo y no en salas, y convertida en un nuevo fenómeno desde su primer momento. Igual que 'Ex Machina', la nueva cinta de Garland, basada en este caso en una novela homónima de Jeff VanderMeer, se convierte en una propuesta con más preguntas que respuestas. La inmediatez y accesibilidad de Netflix otorga a cada estreno una dimensión social automática, de la que películas reflexivas como esta sin duda se benefician. Por suerte, la postulación de Garland está abierta a libre interpretación, y por suerte -para vosotros-, este artículo de crítica no será un vano intento de explicación del significado de la película. De teorías está la red llena, y posiblemente no sea necesario aproximar más retórica mediocre a esta discusión.
'Aniquilación' nos dispone ante un grupo de mujeres científicas dispuestas a introducirse en una zona cubierta de una extraña atmósfera. Un objeto ha caído desde el espacio al lado de un faro, en la Tierra, y a su alrededor ha creado un círculo, en el que aparentemente se están sucediendo una serie de mutaciones preciosas y/o monstruosas. Numerosas expediciones se han adentrado en el lugar, y todas ellas con un fatídico final. Ahora, una nueva expedición, encaminada en este caso por Natalie Portman, se dispone a adentrarse una vez más. Un cuerpo científico que sabe que con total seguridad se adentra en una misión suicida.
Las preguntas de 'Ex Machina'
En este camino, la base de Garland vuelve a ser exactamente la misma que 'Ex Machina': una reflexión sobre la conciencia humana, al menos esa es la idea que me ha dejado el visionado. ¿Qué es lo que nos hace humanos? Con esta pregunta básica de la psicología del desarrollo, de la lingüística o de las ciencias vinculadas al razonamiento y la antropología desde su mera existencia, se enciende la mecha de 'Aniquilación'. Es más, lo etólogos fundan sobre esa pregunta tan aparentemente sencilla su corpus científico al completo, y la respuesta, en estos momento, es en el mejor de los casos compleja. La ciencia ficción de corte filosófico, que es en la que Garland se siente cómodo, sin duda supone una herramienta metafórica estupenda para plantear preguntas, y Garland se está convirtiendo en uno de los maestros.
Bajo este prisma, en 'Annihilation', igual que antes en 'Ex Machina', se erige un intento funcional de aproximación. La hipótesis de partida es que sin necesidad de explicar qué es ser humano, la mejor manera de comprenderlo es en base al reconocimiento. El ser humano es aquello que otro ser reconozca como tal, lo que, como en 'La cosa' de Carpenter, sabemos que genera muchísimos problemas. Esta aproximación funcional a la esencia del ser humano propone una explicación más psicosociológica, que nos diría que ser humano es una categoría conceptual superior a la biológica, y se sujeta en base al reconocimiento mutuo. Así, las ideologías racistas o totalitarias, las de "asco" sobre la pobreza, existen como tal en la medida que deshumanizan al otro: la única razón por la que un país occidental en la actualidad se permite el lujo de someter a un porcentaje de su población que se cuenta en millones a una situación de pobreza sin ningún prejuicio moral, es simplemente porque la sociedad, y los individuos que la conforman, han conceptualizado a las personas pobres como una clase de "no-personas". En este prisma, sobre el que con incisiva certeza escribió Bauman en la parte más rica y también menos conocida de su bibliografía, la pregunta sobre qué es ser humano se complejiza, ya que tiene poco que ver con lo biológico. Ahí acude 'Aniquilación', a ese punto de cruce en la búsqueda de la explicación de la humanidad que entrelaza lo biológico, lo fantasioso y lo conceptual, y ahí enfanga a la audiencia, en el transcurso de 2 horas de metraje difíciles de reducir a explicaciones concreta; pero suficientemte exigentes como para que me permita, a mí y a tantos otros, acercar una crítica en la que hablo sobre preguntas que subyacen de la filmación sin que se formulen en ella de manera explícita. Por eso la crítica ha tardado en salir, porque la forma de 'Aniquilación' es tan retorcida que cuesta saber por qué lado de plato comenzar a morder. Creo, de hecho, que comienzo a hacerlo en el más desfasado de todos ellos, y que lo estoy haciendo sin ningún contexto, pero también es cierto que si hablo en exceso de lo que en la película sucede de manera concreta el destripe sería imposible de evitar. No hay muchas más opciones.
Abierta a la reflexión, y a la interpretación
No obstante, también parece muy cierto que si una película despierta este tema de conversación respecto a la condición humana, quizá sea una película por entero recomendable. Aproximarse a esa ciencia ficción literaria, en la que temas abstractos se tratan de concretar en situaciones imaginadas, es algo que el fan de la ciencia ficción valora por encima de todas las cosas, sabedor de las posibilidades que este género siempre ha ofrecido. La condición de humanidad es una pregunta absoluta en 'Ex Machina', que se cuestiona, en el fondo, cómo de humana puede ser una máquina, llegando así a respuestas aterradoras. Sin embargo, el grado de simbolismo en 'Aniquilación' es mayor, y quizá por eso también sea esta una película más fallida que la anterior del director.
Si 'Ex Machina' era una cinta sujeta por completo al guión, firme y afilado, 'Aniquilación' es una aproximación más interpretativa. Simbólica y visual, su intención por momentos casi documental, entrelaza un discurso pseudocientífico, con el filosófico y con una trama de drama familiar transversal en la aventura, mientras se contonea entre la ciencia ficción y el terror, dando lugar a 'La Cosa' de una nueva era. En su transcurso sí echo de menos un tono más aventurero -o directamente más escenas de aventura y acción-, en una película que no deja de ser expedicionaria. Incluso puedo ir más allá: los momentos de acción que desarrolla en varios puntos, sin duda están más desordenados de lo deseable.
Al ser una cinta de grupo, y ya comentamos que se adentran en una misión a priori suicida, evidentemente hay muertes. El cliché de la sucesión de muertes en un grupo es recurrente, y Garland las precipita, unas veces por no haber desarrollado lo suficiente al personaje para sentir empatía en su desvanecimiento, y otras veces porque simplemente desaparece sin mayor explicación.
Conclusión
Creo, a fin de cuentas, que 'Aniquilación' es una película mucho más interesante en el fondo que en lo concreto de su desarrollo. Lo que le sucede a este grupo de cinco me importa muy poco, como espectador. Si acaso, el personaje de Portman, que también es con diferencia el mejor interpretado, sí me suscita interés, así como el del genial Oscar Isaac. Pero más que interesarme por lo que sucede con estas personas, lo verdaderamente apasionante es lo que acontece por detrás, lo que pasa en ese lugar, y las preguntas que quedan abiertas, así como las que quedan cerradas. Una cinta para la reflexión, que se aleja de lo palomitero con total intención, pero que en este camino resulta pretenciosa al despreciar a sus propios personajes. Eso sí, sin duda, hay que verla.