El 20 de September 2013 | 18:31
Las plataformas de acción en dos dimensiones parece que vuelven a estar de moda fuera del ambiente indie. Desde que 'Super Meat Boy' llegase y nos mostrase cómo hace de las plataformas algo desafiante y original, muchos juegos han optado por este género para traernos propuestas innovadoras. Eso, unido a la creciente moda del crowdfunding iniciada por Tim Schafer, nos da como resultado el juego 'CloudBerry Kingdom', cuya premisa es hacer un juego de plataformas con miles de niveles generados de forma aleatoria y con reglas procedurales.
No vamos a negar que la idea es atractiva, pues esos miles de niveles aleatorios pueden dar sus decenas de horas de diversión en una época en el que lo normal son nueve horas de campaña junto a un multijugador cuya cumbre de actividad por parte de los usuarios es de algo así como un año después de que llegue a las tiendas.
La realización no hace honor a la idea
Una vez empezamos a jugar a 'Cloudberry Kingdom' en su modo historia, vemos que se trata de un título de plataformas muy sencillo, pues solamente es posible moverse saltar y controlar el salto. En sí, la idea no es mala, pues muchos juegos se basan en esa mecánica tan sencilla, pero lo malo es no ofrecer nada más ni jugar con esa mecánica de forma inteligente. Es muy normal que los primeros quince minutos sea un juego de plataformas muy disfrutable, especialmente entre amigos con su modo multijugador, pero una vez llevas media hora dando saltos por los niveles, empiezas a notar que al juego le falta algo, por no decir mucho. Si bien la esencia del juego es divertida, el contenido del juego palidece ante otras obras menos ambiciosas.
Mientras que en otros juegos el saltar daba opcióna numerosas combinaciones gracias a un gran diseño de niveles muy inteligente y variado, 'Cloudberry Kingdom' parece que cree que con solamente saltar pinchos y esquivar bolas de fuego es suficiente para hacer un juego. El propio juego trata de suplir la carencia de diseño inteligente y adictivo con su creación aleatoria de miles de niveles que duran un minuto, pero rápidamente veremos que el juego se basa casi solamente en eso como principal atractivo y fuerte. No veremos cómo nos introduce nuevas mecánicas únicas ni nada revolucionario, solamente va añadiendo más pinchos y obstáculos y, a veces, en el modo historia nos cambia la manera de saltar, pero eso es todo.
Si por algún casual esperamos ver en los otros modos de juego algo diferente, nos vamos a quedar con las ganas, y es que el modo historia son solamente una serie de niveles con dificultad creciente, el modo libre genera niveles al azar bajo nuestras reglas y preferencias, y el modo multijugador es lo mismo solo que con cuatro jugadores tratando de saber quién es quién. Quizás puede tener atractivo juntar este juego en una reunión de amigos desenfadados para luego ponerse a jugar a un juego con mejor multijugador, porque al menos nos podremos reír de cómo nuestros amigos fallan constantemente.
Hay que tener en cuenta que no innovar no es malo siempre y cuando el resultado sea entretenido y solvente, porque al fin y al cabo los juegos son para divertirse. Hay que admitir que el hecho de crear miles de niveles al vuelo es original, pero insistimos en que todos nos parecerán los mismos y el propio juego no recompensa lo suficiente al usuario más allá de poner más niveles con un diseño bastante pobre. Y decimos "pobre" porque en el fondo todos los miles de niveles se solucionan saltando sin miedo y ya, sin pensar mucho y sin apenas ningún momento en el que podamos dedicar buenas palabras a los diseñadores por haber sido ingeniosos.
Puede que los más fanáticos de las plataformas, de la dificultad o del contenido del juego puedan ver algo bueno en el juego, pero es que hay buenas alternativas en todos los campos. Si buscamos un buen juego de plataformas, ahí tenemos 'DuckTales Remastered' con un diseño envidiable, si por el contrario queremos dificultad, los desafíos de 'Super Meat Boy' son enviables, y si buscamos contenido, los juegos de la serie 'Little Big Planet' tienen unos niveles diseñados por aficionados que dejan en evidencia a muchos desarrolladores profesionales de esta industria.
Más que sencillo, simple
El apartado artístico es uno de los más simples que hemos visto en mucho tiempo. Todo parece fruto de un juego en flash hecho con ciertas prisas, pues pese a ser correctos, los obstáculos, escenarios y personajes no terminan de mezclarse bien. Los personajes son otro punto importante a tratar, y es que pese a poder hacerles un montón de diseños aleatorios, ninguno parece lo bastante firme ni funcional más allá de hacer un personaje paródico, y su animación es más bien reducida.
El apartado musical no es nada sorprendente debido a una mezcla de temas intrumentales de tipo rock duro y que, posiblemente; todos sean de grupos independientes dado que ningún tema es bastante conocido. En sí las canciones no son malas, pero en el propio juego no terminan de mejorar un poco la experiencia y solamente lo hacen algo más llevadera.
Conclusiones
La idea de 'Cloudberry Kingdom' no es mala, pues su mayor problema es que el juego nunca despega ni ofrece nada especial ni variado en el fondo. Puede haber muchos modos de juegos y combinaciones, pero si no se es un auténtico fanático de las plataformas y de los retos de dificultad absurda, el jeugo tiene poco que ofrecer.
Es una pena que un proyecto tan prometedor no haya podido dar la talla. Al menos puede servir de ejemplo en clases de diseño de videojuegos de cómo no hacer los niveles de un juego de plataformas, y es que aparte de los niveles, funciona, pero ir por miles de niveles parecidos entre sí con trampas y saltos de precisión que usa la misma base una y otra vez no es lo más divertido del mundo.
Lo mejor:
Sencillo de manejar, que hasta un niño podría jugarlo. Tiene capacidad para miles de niveles diferentes.
Lo peor:
Todos esos miles de niveles se parecen entre sí y acaban cansando a la primera de cambio. Los modos de juego son casi iguales.