El 13 de Enero 2013 | 23:15
Llegas a casa después de echar tus correspondientes horas en el curro. Enciendes el ordenador y te pones a picar código para un videojuego que estás creando. Así un día tras otro hasta que, después de cinco años, consigues terminarlo. Y tú, que no tienes otra cosa que hacer, vas y lo pones "freeware". No sé si llega a ser un gesto altruista o de gilipollas.
Para Daisuke "Pixel" Amaya está claro que fue altruismo puro y duro, de ése que apenas se destilaba en el año 2004 (fecha de lanzamiento) en temas de programación. No obstante, cualquiera que sepa recompensar el trabajo de un artista debe desembolsar "algo" por 'Cave Story', la genial producción desarrollada por Daisuke durante un lustro. Qué menos que unos céntimos por el mejor videojuego moderno de la última década.
Eternos bits
Explicarte qué es 'Cave Story' es una tarea sencilla a la par que difícil. Es una mezcla de los plataformas más antiguos, véase 'Mario', con la acción más explosiva dentro de este género, como es el caso de los 'Castlevania' o 'Metroid'. A esto anterior se le suma cierto toque RPG y algunos puzles, muy rollo 'Prince of Persia', y tenemos el resultado definitivo. Como ves, es una simbiosis de los mejores juegos de hace varias décadas, pero todo con un toque muy personal.
Para empezar, el estilo artístico ya rompe con la línea tradicional moderna. En lugar de apostar por unos gráficos en 3D, Amaya recurre a los característicos 16 bits (y todo lo que ello conlleva). Gracias a este trazo tan retro, el juego desprende AMOR (y del que se escribe con H) tanto en escenarios como en personajes, amén de los enemigos de cada fase, todos con cierta estética anime.
Pero no hace falta mirar la envoltura para adivinar lo realmente importante de 'Cave Story': su jugabilidad. Adictivo y frenético a partes iguales, el juego combina lo mejor de todo lo que está catalogado dentro del género plataformas. Eso sí, con una alta dosis de dificultad, de ésa que te obliga a pensar cada salto y cada acción hasta límites insospechados. Y cuidado con caer, ya que los puntos de guardado sólo están situados en determinadas estancias. Tal es la complejidad, que para la versión lanzada posteriormente en consola se puso un selector de dificultad (y así hacerlo más asequible para el público menos experimentado).
En 'Cave Story' hay saltos de los que parecen imposibles, de ésos que debes calcular al milímetro para no caer al vacío o ante una trampa. También hay rompecabezas, de los que tienes que llevar un objeto para un lado o para otro. Y hay, por supuesto, mucha acción. En este último punto destacar que el inventario que luce Max, el protagonista, es muy vasto, desde pócimas secretas hasta utensilios que uno se espera. Igual pasa con las armas, desde las clásicas pistolas hasta otras que te impulsan hacia arriba (y, lo mejor de todo, es que suben de nivel).
Y hablando de Max. Sí, es el protagonista, el héroe que ha perdido la memoria y no tiene ni idea de dónde está ni qué va a hacer con su vida (muy contemporáneo). Poco a poco va descubriendo que el mundo en el que se encuentra no es de color de rosas, y donde un "horrible" doctor está realizando secuestros y extracciones de un preciado metal.
'Cave Story' es una aventura en el sentido más estricto de la palabra. La primera acepción de la RAE para "aventura" dice: "Acaecimiento, suceso o lance extraño". Y 'Cave Story' lo cumple a la perfección, sobre todo por lo de "lance extraño". ¿Algún defecto? El alto nivel de dificultad comentado y que esté disponible sólo en inglés (aunque no incluye mucho texto, todo hay que decirlo).
Lo mejor:
Todo, desde el planteamiento jugable hasta el apartado técnico.
Lo peor:
Demasiado difícil para los más inexpertos. En inglés.