'Archer' es ante todo una serie bastante difícil de "tragar" si nos encontramos sujetos al estilo narrativo de los shows contemporáneos, marcados a veces por personajes heroicos y con principios que anteponen su bienestar al de la comunidad o que se enfrentan al mal sin ninguna clase de interés. El sentido del humor de 'Archer' choca especialmente por la relación del personajes con su propia madre, que pasa de ridícula a irreverente; pero también por su comportamiento anormalmente infantil... que suele devenir a su vez en una aplastante lógica. Le hemos entrado a la temporada 8 en Movistar TV y os contamos lo que nos parece, pero os lo advertimos desde ya:
ESTA CRÍTICA CONTIENE ALGUNOS DATOS QUE PUEDEN SER CONSIDERADOS SPOILER, NECESARIOS PARA ENCUADRAR LA TRAMA. SI NO ESTAIS AL DÍA, NO SIGÁIS LEYENDO, POR FAVOR
Al final de la Temporada 7, en un claro homenaje a 'El Crepúsculo de los Dioses' de Billy Wilder y por tanto una alusión directa a la figura de la femme fatale - nada fuera de lugar en esta clase de serie -, Archer recibía un disparo y quedaba aparentemente muerto flotando bocabajo en una piscina. Y es justo ese momento el que retoma el primer episodio de la octava temporada, al que sigue una aterradora escena que confunde al espectador: un entierro... que resulta no ser el de Archer, por supuesto, sino el de Arthur Henry Woodhouse, mayordomo del personaje, adicto al crack y uno de los personajes más queridos de la serie.
No revelamos esto de manera arbitraria: es justo la muerte de Woodhouse lo que hace arrancar la trama. Archer permanece tumbado en la cama de un hospital, en coma. Su madre, Malory Archer, directora de la agencia de detectives y alcohólica crónica, hace "guardia" junto a su cama mientras Lana Kane desempeña las labores de madre de su hija, cuidándola y ocupándose de todo. Pero dentro de la cabeza de Archer, su cerebro está recreando una interesante realidad alternativa; un mundo en el que Estados Unidos aún vive la época de los gangster (es decir, entre los años 20 y la Ley Seca, en el siglo XX). Y tal como se ha visto en otras series, en esta de Archer los personajes son los mismos de la trama principal, sólo que convertidos en habitantes de la América de esa etapa. Y aunque su relación con ellos no es muy diferente, sí que ocupan roles hasta el momento desconocidos para ello, véase Malory, a quien vuelve a llamar "Madre" por indicación del personaje, pero a la que no conoce. Otro ejemplo es la sobresaliente aparición de Lana en forma de cantante.
Poco a poco, todos los personajes famosos de la serie vuelven a hacer acto de presencia, junto con la inmadurez de Archer, sus habilidades y todo encaminado a buscar al responsable de la muerte del pobre Woodhouse, del cual no se niega una relación directa con las drogas. Pero no olvidemos que, en un principio, la serie estuvo enfocada a una ambientación más antigua de lo que acabó siendo (se deformó con el paso de los episodios hasta incluir viajes espaciales, cyborgs y otras barbaridades). Ahora, esto se muestra de forma más satisfactoria que nunca. Eso sí, los fans de la actitud chulesca y la confianza de Archer con sus compañeros tendrán que esperar un poco: la "nueva versión" de cada personaje hace que todo parte un poco de cero, y eso significa diálogos menos directos durante algunos de los primeros compases de la temporada. Pero no os alarméis... Cheryl Tunt sigue siendo una obsesa masoquista, Lana tiene la misma actitud pasota, Malory aún es una bebedora compulsiva, Cyril Figgis queda relegado al papel de payaso y Pam... Pam directamente aparece ataviada como un agente más, en el sentido masculino de la palabra.
Todo funciona igual, todos tienen su mismo papel, pero en un nuevo entorno. Poco a poco las cosas van volviendo a su cauce, y resulta extremadamente satisfactorio notar cómo reconocemos las cualidades de todos los viejos conocidos de la serie. Enemigos comunes, roles paralelos... y un avance que pasa de reposado a rápido a la velocidad necesaria para que nos metamos en la historia por completo. Sigue siendo, no obstante, una serie poco indicada para los espectadores más "morales", que buscan algo bueno que destilar del contenido. Sin duda, lo principal es la diversión, y eso es algo que ya nos conocemos de todas las temporadas, aunque esta evolución le añade un toque que destila personalidad a montones. Pero a juicio de quien suscribe, uno de los encantos innegables de la serie reside en su variedad, en la capacidad para mostrar por igual sandeces actuales, imaginarias y del pasado, y eso, en cierta medida, podemos pensar que se pierde aquí. Pero nada más lejos: es cuestión de hacerse el cuerpo.
Aún queda camino por delante
Depende enteramente del espectador descubrir la duración de estos acontecimientos, y sería una lástima despejar ciertas dudas en un simple análisis. Por el momento, nos ceñimos a su genial ambientación, al proceso de (re)conocimiento de los personajes y a la astuta habilidad de los guionistas para arrastrar elementos de la realidad hasta una ficción como la de Archer... que ahora resulta más cercana, sobre todo para los fans del film noir.