'That Time I Got Reincarnated as a Slime' es una obra con cierto fondo. Pasa por los mismos pretextos que la gran mayoría de Isekai, tratando mecánicas usuales del RPG con precisión milimétrica y repitiendo lo mismo que ya hemos visto una y otra vez. Funciona, por supuesto, porque si algo gusta también gusta atiborrarse de ello. Pero repetir los mismos sabores acaba por cansar; hasta que aparece uno nuevo y la rueda sigue su transcurso.
Pero 'Slime' decide que quiere acercarse a las concepciones generales sin repetir la misma fórmula. Y triunfa. Lo hace, para ser más exactos, jugando con la idea de la muerte en el género; utilizando los pensamientos de su protagonista al morir como habilidades para el "nuevo mundo". Protección contra frío y calor, insensibilidad al dolor, el hecho de ser virgen a los cuarenta como comparativa con el sabio de un juego de rol... Un pequeño detalle que, sin romper con todo, genera una tridimensionalidad que dice mucho de la obra.
La gente de Spike Chunsoft trabaja de forma parecida con este 'Zanki Zero: Last Beginning'. El título pasa por mecánicas sobradamente conocidas pero añade su propio sello en cada una de ellas para firmar una obra que, pese a llevar grabada a fuego la identidad de los desarrolladores de 'Danganronpa', consigue demostrar que tiene potencial para ser más que un simple derivado.
Misterio sobre misterio
'Zanki Zero: Last Beginning' abre con toda una declaración de intenciones. Un joven —al que luego conoceremos como Haruto Higurashi— se arroja desde lo alto de un edificio sin desvelar los motivos. Una pequeña introducción para lo que resulta un thriller gobernado por el misterio de principio a fin.
Y es que la muerte de Haruto lo llevará a una misteriosa isla en ruinas en la que se unirá a siete jóvenes más. Cada uno de ellos con una personalidad completamente diferenciada del resto —siguiendo los pasos de su influencia directa— y sin conocimientos sobre el lugar que habitan. Cierra esta extraña composición un mundo post-apocalíptico donde los últimos atisbos de la humanidad convergen en este pequeño grupo que conforma el plantel protagonista.
Las cosas se complican todavía más cuando 'Zanki Zero' nos revela su principal mecánica jugable y argumental: la muerte. Porque la principal conexión entre los variopintos protagonistas de su oscura trama no es más que la misma muerte y su propia futilidad. Pues todos ellos son clones con la capacidad de ser revividos a través de una macabra máquina recreativa bautizada como 'Extend Machine'.
Así el título juega con una estructura previsible pero repleta de pequeñas sorpresas que ensalzan una línea narrativa marcada por el drama, el misterio, la ciencia ficción y cierto componente retorcido, marca de la casa. Como es de suponer, nuestro deber no será otro más que desenmascarar que está sucediendo a través de una serie de lugares que estarán atados al pasado de los protagonistas. Sin embargo, y en contra de todo lo que se puede esperar de una estructura como esta, 'Zanki Zero' utiliza una narrativa disruptiva para romper con los cánones del género y enfrascarnos en una serie de sospechas y misterios sobre el elenco principal que, lejos de romper la relación, sirven para fortalecerla y crear una simbiosis emocional capaz de atraparnos en una espiral de la que resulta difícil salir.
La fórmula del caos
Con todo, su historia no es el elemento más sorprendente del título. Y es que en Spike Chunsoft han diseñado un entorno jugable que no entiende de límites y que forja una red de posibilidades y conductas diferentes con la que el título obtiene una multidimensionalidad que resulta, en sus mínimos, especialmente curiosa.
Cómo últimos habitantes de la humanidad en un entorno hostil nuestra mayor preocupación será la más pura supervivencia. Para ello contaremos con un sistema en formato dungeon crawler —en el que deberemos descubrir por nuestra cuenta el mapeado de las mazmorras y lo que esconden en ellas— en el que deberemos defendernos en primera persona mientras afrontamos todo tipo de puzzles y trampas. Un concepto simple del que parte en diversas ramificaciones para tejer su propia experiencia.
Un sistema que valora la vitalidad y la stamina sobre cualquier valor secundario pero que añade el estrés y las necesidades corporales a la fórmula. La primera solo puede recuperarse descansando —lo cual nos deja a merced de los enemigos— pero consume stamina, que se recupera con comida. Sin embargo, el comer nos llenará la vejiga, que a su vez causará estrés. Una fórmula que, rebajada a su mínimo, se identifica con las particularidades de 'Los Sims' pero que en realidad atiende a otra serie de factores.
Y es que todo cobra sentido con el concepto de la muerte ya que, como clones, podremos "extender" a nuestros personajes siempre que queramos. Sin embargo, su condición hará que envejezcan a un ritmo sobrenatural, volviendo a este formato de survival sobre los raíles del juego de EA. Mientras que los adultos cuentan con las mejores características, alcanzar la vejez en una mazmorra hará a nuestros personajes más frágiles y limitarán la cantidad de objetos que podemos llevar — lo mismo pasa con los niños. Un factor que lleva a la muerte inevitable y que, además, nos despoja de todo lo que carguen dichos personajes, consiguiendo formular un insistente caos al ver como nuestras posibilidades merman y obligan a mantener prioridades ante el insistente peligro.
Así 'Zanki Zero' consigue liderar un sistema rotativo entre feedbacks positivos y negativos que se antoja inmenso e imponente en primera instancia pero que ofrece una gran flexibilidad. Y es que cada muerte supondrá un regreso, siguiendo el mismo concepto que 'That Time I Got Reincarnated as a Slime'. ¿Muerte durante la niñez? Un día más de vida media como niño; ¿Envenenado? Resistencia a toxinas. Dos ejemplos a los que preceden una inmensa lista de situaciones y que expone el núcleo del juego: lo que te mata te hace más fuerte. Un planteamiento moral obtuso que insiste en obligar al jugador a trazar cierta agilidad mental antes que habilidad, a planificar y preparar salidas. Pero uno que también compensa el esfuerzo y la derrota, dando siempre más posibilidades de volver al ring y levantarnos victoriosos.
Pero eso no es todo, porque el juego añade árboles de habilidades —con ciertos énfasis según la personalidad del personaje— con los que podemos potenciar las diferentes etapas de la vida o enfocarnos en un estilo más general, para obtener recursos, por ejemplo, e incluso un sistema de construcción enfocado en mejorar la infraestructuras de la isla para remarcar su evolución jugable. A ello se suma un total de cinco niveles de dificultad, que podemos cambiar a libre disposición, con los que Spike Chunsoft corona un sistema jugable tan multidimensional como abrumador pero con una accesibilidad capaz de adaptarse a cada tipo de jugador.
Así el juego invita siempre a la exploración, no solo en un sentido literal, sino también a nivel mecánico. No hay una forma predeterminada de jugar, sino cientos de opciones en las que influyen los niveles de dificultad —que incluso eliminan los encuentros y trampas para jugadores noveles—, la forma en la que invirtamos nuestros puntos de habilidad (aunque siempre podemos redisponerlos) y las veces y formas en que muramos. Todo ello diseñado de forma que no debamos adaptarnos al título, sino que él lo haga sobre nuestras preferencias.
Un título con mucho fondo
'Zanki Zero: Last Beginning' es un título de muchas caras. El diseño de Ayako Nakao ofrece una primera dimensión con cierta estética anime y frágil carácter que esconde tras de sí una historia compleja, una retorcida trama que se cuece a fuego lento y una evolución de personajes que sigue esos mismos tempos pero que consigue atrapar al espectador a medida que avanza, siguiendo una estructura al más puro estilo Hansel y Gretel, dividiendo su historia en pequeños fragmentos narrativos a lo largo de su sistema de exploración.
El mismo parte de mínimos similares. Y es que el juego se entiende, siempre y en todo momento, como una carrera de fondo antes que un sprint. Su inicio, más bien confuso, da paso a una puesta en escena lenta y con gran recorrido que evoluciona poco a poco, cogiendo de la mano a su apartado narrativo y experimentando con diferentes conceptos jugables que apuestan por una gran flexibilidad que no cierra la puerta a nadie que se atreva a atravesar el umbral.
En términos generales, 'Zanki Zero' apunta a convertirse en una de las grandes apuestas, aunque con cierto tono de nicho, de este año. Una valiente combinación entre dungeon crawler, elementos de supervivencia y conceptos roleros que utiliza una fórmula dinámica de novela visual para narrar su historia a través de una estructura capaz de atar todos los cabos sin que ninguno suene estridente. Una obra tan abstracta como original que, contra todo pronóstico, se impone a sus influencias directas y se establece como algo único.
Illuminate a brighter future for humanity!