El 21 de Mayo 2019 | 12:00
Los zombis llevan muchos años acompañándonos a través de los videojuegos. Desde clásicos como 'Oh Mummy' (1984) o 'Zombies Ate My Neighbors' (1993) hasta pesos pesados del survival horror como 'Resident Evil', pasando por incontables apuestas de mundo abierto como 'Dead Island', 'Dying Light' o el reciente 'Days Gone', entre otros. También han logrado colarse en franquicias como 'Call of Duty'. Sin embargo, un género que los echaba en falta es el que puso de moda 'Left 4 Dead', el FPS cooperativo con el que Valve Corporation nos conquistó hace algo más de una década. Por suerte, Saber Interactive ha sido consciente de ello y nos presenta lo que se postula como un digno heredero espiritual: 'World War Z', que llega con la intención de convencer a los aficionados de la acción en grupo. Os contamos si consigue estar a la altura de su maestro.
La horda no camina despacio
Basado en la novela de Max Brooks y, por consiguiente, en la cinta Marc Forster, 'World War Z' nos propone una fórmula tan sincera como efectiva: sobrevivir y acabar con la ¿vida? de un sinfín de muertos vivientes. Porque no hay demasiadas preocupaciones que tener en mente y lo único que debemos tener claro es que, si se mueve, hay que disparar. Da igual si son dos o mil. La estructura del juego nos invita a superar una serie de objetivos en cada misión que apenas actúan como una mera excusa para que cientos de muertos vivientes nos acosen de manera prácticamente continua.
Una suerte de 'Left 4 Dead' en cuanto a premisa, aunque cuenta con características suficientes para diferenciarse del título de Valve Corporation y ofrecernos una experiencia con personalidad propia. Para empezar, la cámara en tercera persona y lo depurado del sistema de control dan lugar a un título bastante agradable a los mandos. 'World War Z' es muy divertido si lo tomamos como lo que es: un videojuego de acción en el que no hay nada más importante que empuñar una de las muchas armas que tenemos a nuestra disposición para hacer frente a la horda.
Nueva York, Moscú, Tokio y Jerusalén. Cuatro emplazamientos inconfundibles para albergar una docena de misiones de campaña que podemos disfrutar libremente, sin un orden establecido. A pesar de que la ambientación del juego está muy bien recreada y la temática de cada ubicación es única, hay que decir que el diseño de niveles da lugar a una sensación de déjà vu constante, ya que ni los retos a superar están demasiado inspirados, ni el diseño del escenario guarda grandes sorpresas. Al final, no son pocas las veces que sentimos que hacemos lo mismo una y otra vez, independientemente de dónde lo hagamos.
Cada misión comienza con una escueta puesta en escena y automáticamente da lugar a que debamos solventar una serie de obstáculos y pequeños objetivos como defender una puerta, alcanzar un lugar determinado o encontrar un objeto clave. Tampoco importa demasiado; sabemos que iremos desde un punto a otro derrotando a cientos de zombis por el camino y, sinceramente, ¿acaso necesitamos algo más? Estamos ante uno de esos títulos que muestran todas sus cartas nada más comenzar la partida, de esos que no tienen tapujos en mostrarnos todo lo que dan de sí al cabo de cinco minutos, y la verdad es que, como decimos un poco más arriba, funciona.
Cierto es que no habría estado de más la inclusión de algunos objetivos más elaborados o alguna campaña cuyo diseño de niveles estuviera más inspirado. Algo capaz de agitar la coctelera y ofrecernos una sorpresa de vez en cuando. Aunque no estamos ante algo demasiado diferente de 'Left 4 Dead', resulta inevitable entrar en comparativas y aquí tenemos la sensación de que nos falta "algo". A pesar de que la experiencia es muy divertida, hay momentos en los que todo lo que hacemos —y lo que vemos— se nos antoja un tanto insípido.
Tenemos hasta seis clases de personaje que podremos desarrollar sin orden establecido. Cada una asciende de manera independiente conforme jugamos y su nivel está directamente relacionado con el nivel de dificultad elegido en cada misión. De hecho, el juego nos recomienda el nivel ideal para cada ocasión, ya que entrar a una campaña seleccionando la dificultad elevada si nuestra clase está en niveles bajos es prácticamente un suicidio. Cada clase cuenta con su propio árbol de habilidades, algo que también sucede con las armas, cuya efectividad podemos desarrollar en la medida que vamos usándolas. Estos elementos dotan al título de un acentuado componente de rejugabilidad, ya que hacer frente a las misiones más exigentes requiere dedicar mucho tiempo en mejorar tanto a nuestros personajes, como a nuestro arsenal.
Podemos jugar perfectamente en solitario... en el nivel de dificultad normal o inferior. Y es que la inteligencia artificial aliada hace aguas; no cuenta ni con la destreza ni con el comportamiento necesario para encarar los desafíos más exigentes. En niveles de dificultad elevados, vamos a pasar más tiempo tratando de reanimar a nuestros compañeros que disparando y esto hace que jugar con la cooperación de nuestros amigos resulte trascendental si nuestra intención es aprovechar al máximo todas las posibilidades del juego. Y es una pena, porque hay misiones en las que nos toca dar lo mejor de nosotros mismos y salir airosos de las situaciones más desafiantes es muy gratificante, pero si nuestro equipo no está a la altura...
En cuanto al apartado técnico, encontramos luces y sombras, a pesar de que en líneas generales podemos decir que estamos ante un producto muy funcional. Es un espectáculo ver cómo decenas de muertos vivientes se lanzan a por nosotros, y mucho más cuando llega ese momento que todos esperamos de una licencia así: cuando se forma la pila de zombis al igual que sucede en la película. Si no somos rápidos a la hora de mermar el ascenso de la "torre", podemos dar por perdida la partida. No obstante, hay que decir que la versión de PlayStation 4 se resiente cuando la pantalla se sobrecarga con una gran cantidad de elementos e incluso no es demasiado extraño que nos toque sufrir algún cuelgue ocasional. En cualquier caso, el juego es perfectamente disfrutable y estos problemas no son demasiado abundantes.
En definitiva: El alumno que apuntaba maneras
'World War Z' es una suerte de 'Left 4 Dead' que no logra superar a su maestro. No obstante, sí que se postula como un heredero espiritual que, si bien no alcanza las cotas de calidad de la obra en la que se inspira, sí que consigue evocar los mejores recuerdos de la misma. Con altibajos, pero valiéndose de una premisa inconfundible que, por momentos, llega a funcionar muy bien. Estamos ante un título muy divertido, sin defectos graves y capaz de mantenernos pegados a la pantalla durante decenas de horas, especialmente si nos proponemos superar todas las misiones en los niveles de dificultad más elevados, algo que requiere la cooperación total y absoluta de todos los jugadores, ya que la inoperancia de la inteligencia artificial aliada no es capaz de resolver con solvencia las situaciones más exigentes del título.
¿Resulta recomendable? Es una cuestión difícil de responder. Y es que, aunque es cierto es que el juego se queda lejos de alcanzar la maestría, la realidad es que en todo momento consigue ofrecer lo primero que cualquier jugador debería esperar de un videojuego de acción: diversión. No, la obra de Saber Interactive no es capaz de tapar el hueco que muchos usuarios ven en la ausencia del tan demandado 'Left 4 Dead 3' pero, mientras el sueño de hace realidad, hay que decir que estamos ante un sustituto muy pero que muy interesante. Además, no conviene olvidar que el estudio estadounidense ya se encuentra manos a la obra en aras de expandir el contenido y añadir nuevas misiones y elementos de manera completamente gratuita.
Lo mejor:
- La acción resulta muy gratificante.
- La propuesta es simple, pero funciona.
- El progreso y lo adictivo que resulta en dificultades altas.
- Puede disfrutarse en solitario.
Lo peor:
- Los objetivos de las misiones, poco inspirados y repetitivos.
- La IA aliada juega malas pasadas en los retos más exigentes.
- Un par de campañas extra le habrían sentado de maravilla.