El 13 de Febrero 2019 | 12:00
El videojuego es todavía un medio joven, pero se nos acusa ya de nostálgicos. La publicación de consolas recopilatorias es cada vez más frecuente tras la inclusión de Sony en el mercado y cada año vivimos el regreso de un puñado de títulos que pasan por camerino para llegar a la nueva generación con una nueva cara pero un aire clásico que, de otra manera, quizás podría perderse entre las olas del tiempo.
No todos tienen esa permisividad, sin embargo. 'Advance Wars', la clásica franquicia de estrategia que nos brindó durante años Intelligent Systems es ahora poco más que un recuerdo que parece haberse perdido entre la grandeza de 'Fire Emblem'. Un problema que solventan desde Chucklefish con la llegada de 'Wargroove', un título que sigue los pasos del anterior para recordarnos que la nostalgia siempre tiene fuerza y que, cuando sus desarolladores no pueden seguir siempre quedan sus seguidores para continuar con su legado.
Fraguado en nostalgia pero con un toque propio
La espera por 'Wargroove' ha sido larga pero la entrega de Chucklefish llega con mucha fuerza y ni la más mínima intención de ocultar sus orígenes. No quedarán fuera de plano para cualquiera que haya pasado antes por los títulos de Intelligent Systems, pero lo cierto es que la estrategia de este último rememora, en múltiples sentidos, la esencia jugable y visual de sus antecesores espirituales. Queda lejos de convertirse en un copia y pega, eso sí, destilando un estilo propio que sirve como marca de la casa y aporta mucha gracia a las líneas del juego.
Su componente principal, el modo campaña, no va mucho más allá de lo que propone como RPG estratégico minimalista. La historia se acoge a cuantos clichés fantásticos puede pero lo hace con tanta gracia y carisma que consigue resultar siempre atractiva — sumando además un arco final con especial potencial. De nuevo, el título no escapa a sus propias convicciones pero consigue narrar su argumento en un formato notablemente ligero, acompañado de personajes fuertes y una grandiosa dirección que convierte el humor en un miembro más de su breve épica.
Una que, sin olvidar su afecto por las obras de la desarrolladora japonesa, se mueve entre 'Advance Wars' y su hermana, 'Fire Emblem', apostando por un desarrollo argumental algo más valiente —siguiendo el clásico esquema de la última, poniéndonos en manos de la reina Mercia tras una invasión enemiga por parte de Macabria— donde la verdadera apuesta no es otra que la jugable.
Un punto que no duda en utilizar para su bien, incluyendo pequeños segmentos argumentales a lo largo de su historia principal que sirven a su vez como misiones secundarias y nos permiten vivir otros puntos de vista al entramado de historias y reinos, contando con condiciones especiales y, para acabar de redondear la puntuación, añadiendo nuevos comandantes a uno de sus modos de juego adicionales.
El arte de la guerra, en formato clásico
Su apartado jugable, de nuevo, bebe de los clásicos para presentar un esquema de sobras conocido pero que consigue mantenerse fresco y atractivo. El clásico 'piedra,papel, tijeras' que define el género está presente en toda su escena para determinar como afectan los ataques de sus unidades sobre el resto. Un factor que, sin llegar a diferenciarse del resto de entregas del género, consigue un pequeño espacio propio al apostar por diferentes razas, mostrando así una versión diferente de cada unidad y ofreciendo un plantel más diverso, aunque limitado por las mismas reglas.
Un concepto que deberemos tener especialmente en cuenta, ya que en 'Wargroove' la barra de vitalidad no solo representa los golpes que aguantará cada unidad, sino también la fuerza de sus ataques. Así el título rompe con cualquier mecánica alejada de sus conceptos estratégicos, pues el posicionamiento y posterior movimiento de nuestras tropas se convierte en un punto esencial. Perder mucha vitalidad reducirá esencialmente nuestro poder ofensivo, dejándonos doblemente desprotegidos ante las fuerzas enemigas.
Para compensar este sistema sus desarrolladores añaden otros conceptos que equilibran la balanza y mantienen siempre su sistema de combate en tensión. Una de ellas se basa en conquistar las estructuras que encontremos en el mapa —y que, por desgracia, no van más allá de simples aldeas o cuarteles donde generar unidades—, garantizando un ingreso de oro adicional por turno y permitiendo, además, recuperar a nuestras unidades en dichos edificios. Una apuesta que, no obstante, debilitará a la estructura en función de cuanto recuperemos a nuestra unidad.
Así su apuesta más destacable queda relegada a sus sistema de golpes críticos. Estos temibles ataques que pueden decidir el resultado de una batalla en base a una estadísticas muchas veces aleatorias ahora se rigen por unas normas especialmente originales. Y es que cada una de las unidades cuenta con sus propias condiciones. Los lanceros, por ejemplo, necesitan de una unidad igual en la casilla contigua mientras que los druidas deben encontrarse refugiados en un bosque para lanzar su particular crítico.
A esto debemos sumar la presencia de los comandantes. Los verdaderos protagonistas del juego que, además de aparecer como clases únicas, contarán con habilidades especiales capaces de dar la vuelta a la partida. Estas, conocidas como Groove, variarán entre cada héroe. Desde un aura sanadora, hasta barreras de espinas pasando por la colocación de cristales defensivos o la posibilidad de invocar a aliados sin pasar por los cuarteles.
'Wargroove' cuenta con un enorme despliegue de acciones que no dejan de resultar especialmente simples por separado pero que se convierten en todo un oasis estratégico al converger en un único punto y combinar todas sus posibilidades jugables. Unas que, además, deberemos exprimir para superar los desafíos que plantea, que cuentan con diversas variables para dar carpetazo a la monotonía del género. Una que, sin embargo, se encuentra levemente presente en el juego. Y es que se echan de menos tanto mapas más variados como nuevas unidades. Detalles que tienen una amplia posibilidad de expandirse en el futuro tras su éxito inicial.
En la variedad está el gusto
Con todo, el verdadero potencial de 'Wargroove' reside en su variedad general y en el especial cariño que pone en los dotes sociales. Más allá del modo campaña clásico del juego, sus desarrolladores nos proponen dos nuevas modalidades donde poner a prueba nuestros dotes como estratega.
A través de su modo Arcade podremos liderar a los actuales doce comandantes del juego en un formato de oleadas de batallas donde deberemos de superar al resto de héroes y sus soldados para lograr completar cada aventura. Por otro lado, su modo Puzzle se convertirá en la guinda de aquellos que busquen un verdadero reto, proponiendo situaciones que deberemos intentar resolver en un solo turno para lograr la victoria.
Todo un imaginario que encuentra su mejor formato en cómo sus desarrolladores pasan el testigo a los jugadores. Y es que 'Wargroove' cuenta con su propio editor de mapas, donde podremos tanto diseñar nuestros tableros de combate como descargar los generados por otros jugadores. Ya sea para competir de forma online, local o para jugarlos de forma individual. Un detalle que se encuentra repleto de posibilidades y que renueva constantemente la oferta inicial del título con un componente, además, pensado por y para fans.
Sin embargo, la creatividad heredada dista mucho de terminar en su elaboración de mapas. Y es que 'Wargroove' nos permite crear campañas enteras con las que acompañar a la que viene incluida de serie en el juego. Siguiendo la estela de 'RPG Maker', el editor nos ofrece una abrumadora libertad de edición, incluyendo la capacidad incluso de añadir escenas, objetivos y condiciones a cada una de las fases de nuestra aventura. Un trabajo titánico por parte de sus desarrolladores que regala a sus jugadores la oportunidad de crear y compartir sus propias historias, logrando una renovación de contenido constante que aumenta notablemente el valor social de su obra.
La nueva cara de la estrategia
'Wargroove' es una obra atemporal. Un sucesor espiritual de 'Advance Wars' y la estrategia más clásica que, sin embargo, consigue reinventarse e innovar en cada una de sus secciones para evitar caer en la monotonía. Una apuesta independiente con una importante dosis de cariño y afecto por parte de sus desarrolladores que se respira en cada una de sus escenas y conversaciones, siempre acompañadas por el humor y la originalidad.
Pese a la simpleza de su combate, sus nuevos conceptos consiguen reciclar la fórmula para convertir cada nueva batalla en un reto, primando la posición de sus unidades frente a la cantidad de las mismas. Una muestra minimalista de la estrategia más clásica que llega con una nueva cara y mecánicas pensadas para hacer de su imaginario algo mucho más extenso.
En líneas generales, 'Wargroove' se convierte en una gran apuesta independiente. La espera ha llegado a su fin y es innegable que ha valido la pena. La estrategia más carismática llega de manos de Chucklefish con todo un repertorio de lore y cultura propios sobre su mundo, un sistema jugable que se reinventa sobre sí mismo y un enorme abanico —tanto en términos jugables como de valores sociales— de posibilidades que lo proponen como una obra indispensable para los seguidores del género. 'Wargroove' define la nueva cara de la estrategia.
Lo mejor:
- La gestión de su apartado jugable
- Jugabilidad accesible, sin perder de vista el concepto de reto
- Especialmente completo en todos sus modos
- Las posibilidades que ofrece su editor
Lo peor:
- Se llega a echar en falta mayor variedad en sus mapeados
- Aunque carismática, su historia pasa por todos los clichés del género