RETRO ACTUAL

Análisis de 'Vengeful Guardian: Moonrider' para PS5, vuelta a los orígenes

Los brasileños de JoyMasher se mantienen fieles a sus principios y continúan desarrollando en el terreno de lo retro, esta vez con un juego que bebe directamente de clásicos como 'Shinobi' o 'Ninja Gaiden'.

Por Rodrigo Aliende 27 de Febrero 2023 | 10:00

Cualquier creación artística se apoya en el pasado para avanzar hacia el futuro, aprovechando los aprendizajes para continuar creando, mejorando e innovando. Por eso, hoy en día hay muchos juegos que se retrotraen a otras épocas para coger técnicas, estilos e incluso estéticas e implementarlas dentro de sistemas más complejos que se hacen hoy en día. La combinación de lo antiguo y lo moderno es el camino más habitual, por eso resulta cuando menos curioso ver estudios que deciden tomar una senda diferente. JoyMasher, la desarrolladora de 'Vengeful Guardian: Moonrider', da la bienvenida en su página web con el lema "We know retro" ("Conocemos lo retro"), dejando clara su filosofía de hacer juegos antiguos en tiempos modernos. Los brasileños no se conforman con usar el pixel art como excusa, sino que se juego se siente como si viniera de otra época, como meter un cartucho dentro de una PlayStation 5.

'Vengeful Guardian: Moonrider' bebe directamente de clásicos como 'Ninja Gaiden' o 'Shinobi', es decir, un juego de acción con un toque de plataformas, y a esto le añade una pizca de filosofía arcade gracias a su sistema de clasificaciones al final de cada nivel. De esta forma busca compensar su escasa duración, de lo que hablaremos más adelante. Moonrider es el nombre en clave de nuestro protagonista, un supersoldado creado por un Estado opresor y autoritario, que lo utiliza como herramienta para mantenerse en el poder. El juego da comienzo justo en el momento en el que Moonrider se rebela contra sus creadores y comienza una misión de venganza. Como es de esperar, la premisa es muy sencilla y luego el desarrollo es prácticamente inexistente, porque aquí hemos venido a acabar con todos los enemigos en pantalla mientras nos movemos por los escenarios de píxeles en scroll lateral.

La jugabilidad de 'Moonrider' es tan clásica como sencilla. Con menos botones de los que utilizamos normalmente en juegos modernos, podemos hacer todo lo necesario con nuestro protagonista para avanzar y acabar con los enemigos: saltar, atacar y utilizar habilidades especiales. Como una pequeña indulgencia al siglo XXI, la desarrolladora nos permite correr con el gatillo, pero siempre está la opción de hacer las cosas como se hacía antiguamente, es decir, inclinar dos veces el stick para coger una mayor velocidad. No sólo en el esquema de control o en el limitado abanico de movimientos se siente 'Moonrider' como un juego de la otra época (dicho esto en el mejor de los sentidos posibles), sino también en las sensaciones que transmite el manejo del protagonista, su peso, un conjunto de elementos difíciles de explicar, pero que llegan al jugador, especialmente al más nostálgico.

También en conjunción con ese espíritu clásico, 'Moonrider' sigue la filosofía arcade: juego corto (unas tres horas) que busca que mejores tus puntuaciones. Al final de cada nivel, se nos otorga un rango, por lo que el objetivo es llegar hasta la S (al menos si queremos hacernos con el trofeo platino). Una vez nos hacemos con el control y entendemos mejor cómo funciona 'Moonrider', su dificultad baja drásticamente. Aun así, si fallamos demasiado, el juego nos ofrece una armadura especial que reduce notablemente el daño que recibimos, pero nos limita el rango máximo conseguido a B.

Cada fase esconde una pieza de equipo especial que nos ayudará a progresar en las siguientes (y en las anteriores, claro, cuando volvamos a repetirlas para mejorar las puntuaciones). Los beneficios pueden ser algo tan básico como el doble salto -bastante útil en las zonas de plataformeo, ya que el control en estos puntos es uno de los puntos débiles del título-, un potenciador de ataque o magia o incluso un artilugio para descubrir zonas ocultas. Sólo podemos llevar dos a la misma vez, por lo que cada uno tiene que buscar cuál es la combinación perfecta para cada nivel. Lo mismo ocurre con los jefes finales: al derrotarlos, nos dan una nueva habilidad especial (las cuales requieren de magia para usarlas). Así, la rejugabilidad se hace más entretenida y cada vez es más fácil alcanzar el rango máximo en fases en las que antes teníamos algún problema. Después de varias horas de juego, acabaremos con la sensación de haberlo dominado al completo y nos hemos convertido en el Moonrider definitivo.

Desde JoyMasher saben utilizar la escasa duración del título a su favor gracias a la variedad de niveles. De esta forma, aunque completar el juego no nos lleve mucho tiempo, en ningún momento sentimos que estamos haciendo lo mismo. Empezamos en un laboratorio subterráneo con una ambientación entre futurista y de terror y luego pasamos a todo tipo de escenarios, como uno subacuático -en el que nuestro movimiento se ve afectado de forma acorde- u otro en el aire, más enfocado al plataformeo. No podía faltar una pantalla a bordo de una moto, utilizando el Modo 7 que se popularizó en la época de Super Nintendo (y que recientemente hemos disfrutado también en 'River City Girls Zero'), y también otra en un ascensor, donde no paran de llegar enemigos conforme vamos subiendo. No paramos de utilizar el adjetivo "clásico" con 'Moonrider', pero es que cada uno de sus aspectos es... clásico. Después de ver la variedad de los niveles de 'Moonrider', cabe destacar que resulta algo decepcionante el diseño de los jefes finales, ya que son algo redundantes, tanto a nivel visual como su patrón de movimientos y la forma de acabar con ellos. Eso no quita que sean espectaculares, pero también son repetitivos.

Ya para terminar, 'Moonrider' también se siente un juego del siglo pasado gracias a su apartado gráfico, con un pixel-art muy conseguido e incluso la opción de activar el filtro CRT para jugar como si estuviéramos delante de un televisor de los de antes.

Conclusiones

'Vengeful Guardian: Moonrider' es una obra perfecta para aquellos que ya tengan una edad y quieran volver a sentirse como antaño, pero también es una buena opción para los más jóvenes que quieran saber cómo se jugaba antiguamente y cómo ha cambiado la industria en el transcurso de los años. Lo mejor de todo es que es un juego bien hecho, no es una cuestión de nostalgia sobre calidad, sino que tiene nostalgia y también calidad. Si pudiéramos pedir, pediríamos un poco más de contenido, por mucha rejugabilidad que tenga.