Estamos en el año 878 d.C., el rey de Wessex, Alfredo el Grande -y, en mi partida, Alfredo el Conquistador-, derrotó a las tropas danesas comandadas por Guthrum el Viejo. Tras esa derrota, los vikingos se retiraron hacía Danelaw, lugar donde, nuevamente, fueron derrotados por el ejército de Alfredo, logrando con esa victoria que Guthrum aceptara el cristianismo y fuese bautizado. Wessex se ha liberado de los vikingos, pero la guerra no ha terminado, pues los intereses de este imperio son unificar a la totalidad de las Islas Británicas bajo la bandera de Inglaterra. Los reinos ingleses, galeses, escoces y los vikingos se batirán en un juego de tronos donde muchos pelearán, pero un solo un Rey podrá gobernar.
Con esta pequeña introducción comienza 'Total War Saga: Thrones of Britannia', el nuevo juego de The Creative Assembly, que huye de las magias y unidades fantásticas y gigantes -estas últimas doblemente fantásticas- y nos lleva a un 'Total War' más clásico, pero mucho más político.
El título inaugura la nueva serie 'Total War Saga', un compendio de juegos más pequeños (en comparación con los del universo Warhammer) en los que Creative Assembly tratará eventos históricos muy específicos. Una de las ventajas de hacer estos juegos "pequeños" es poder modificar y adaptar las mecánicas de un 'Totar War' clásico a la época en la que se desarrolla el juego, haciéndolo más coherente con el contexto del título y de forma que cada uno de estos títulos tendrá grandes diferencias con el anterior -aunque el núcleo siga siendo el mismo-. Y además de mejorar y diferenciar sus títulos, a muchos fans de la saga no les habían gustado los cambios que trajeron 'Total War Warhammer' y su secuela, por lo que esto también reconcilia a ambas partes.
Victorias cortas y largas
Después de la épica introducción que tiene el juego (mención especial para el actor de doblaje que hace la voz en off), elegimos el ejercito que queremos llevar a la gloria -en mi caso el inglés- y comenzamos la partida. Nuestro objetivo, ya seamos ingleses, galeses, escoceses o vikingos, será conquistar las Islas Británicas y convertirlo todo en nuestro imperio, pero no es la única forma de alzarse con la victoria en este 'Total War'.
Dependiendo de cuál de las 10 naciones escojamos, tendremos otras formas de ganar la partida -algo similar a lo que habíamos visto en los Warhammer-. Obviamente, si conquistamos la totalidad del mapa, ganaremos, pero también podemos tener una victoria corta si conquistamos 5 puntos concretos del mapa, tenemos un número determinado de asentamientos o tenemos cierta fama y eso conlleva que nuestras andanzas sean cantadas por juglares a lo largo y ancho de las islas y la popularidad también nos da poder. Este tipo de victorias son especialmente satisfactorias si, como es mi caso, hubo un momento de la partida que todo el mundo quería aniquilaros y, a base de diplomacia y con algún que otro asesinato o matanza, en un momento dado un reino vasallo conquista una ciudad y...PAM, habéis ganado. El imperio Anglosajón ha sido creado y vosotros ya podéis salir a que os de la luz del sol.
Desglosando un poco esto, hace un momento he dicho que este 'Total War' es más político y una de las razones es por la victoria por "fama". Esta fama la obtendremos a través de haces investigaciones de nuevas tecnologías, edificar en nuestros asentamientos, básicamente, haciendo ver a nuestro pueblo que somos un gran líder, o, en otras palabras: siendo un buen político, uno que vela por su pueblo y quiere lo mejor para él. Ampliando las plantaciones de grano si pasan hambre, cuidando de no subir los impuestos si es necesario, ampliando el ayuntamiento de la ciudad, construyendo iglesias, etc. Ese tipo de cosas que hace que los ciudadanos quieran a su gobernante y pregonen sus virtudes.
La importancia de la familia
Otro detalle que le aporta bastante en este aspecto es el valor de la familia. Al alejarnos totalmente de la magia y la fantasía de Games Workshop, volvemos a tener seres humanos que, como todos, se hacen mayores, incluido nuestro soberano Alfredo el Grande. Y no podemos dejar nuestro imperio en manos de cualquiera, esto nos genera la necesidad y elegir un digno sucesor al trono.
En este punto también entra ese puntito de rol que le aportamos cada uno a los juegos. En este caso, al tener a un monarca como Alfredo, quien ya he dicho que en mi partida le podríamos poner como título "el conquistador", su hijo no puede ser menos y desde bien joven tiene que hacer sus pinitos en esto de unificar las islas. Por muy tontería que parezca esto enriqueció mi partida hasta límites insospechados -una vez superado el dolor de la muerte de su primogénito y habiendo exterminado a la facción que lo asesinó.
El menú que nos da 'Total War Saga: Thrones of Britannia' para controlar a nuestros nobles y con quien se casan, además de su descendencia, es muy importante y es un aspecto de la partida que debemos ir controlando: quien está soltero aún, con quien se casa, que hijos tiene, como van creciendo, etc. Los varones los podremos poner como comandantes de ejércitos o gobernadores y ciudades y las mujeres nos ayudarán enormemente con la diplomacia, pudiendo casarlas con herederos de otros reinos y así afianzar nuestros lazos con las demás facciones.
Un Total War pequeño pero matón
Tengo que reconocer que, viniendo de 'Total War Warhammer 2', mi inicio con 'Total War Saga: Thrones of Britannia' fue duro: echaba de menos la estética, la forma en que avanzaba la historia, las facciones, la forma de investigar... en general echaba de menos el juego completo, para que engañarnos. Al comenzar este me parecía un paso atrás respecto a los anteriores, un juego pequeño en todos los sentidos, pero, en cuando vas avanzando la partida, ves que esto no es así.
Este 'Total War' introduce cambios bastante interesantes y que enriquecen la campaña, además de ser coherentes. Un ejemplo rápido serían las investigaciones: no se puede investigar desde un principio, pero es normal, primero tendrás que usar durante un tiempo los conocimientos que ya tienes para poder investigar algo más avanzado. Cuando empiezas tu partida, al poco empiezas a ver como tus ejércitos no están todo lo bien que podrían estar, en los pueblos hay descontento, algunos hombres te traicionan y hay que darles muerte -nadie traiciona a Alfredo-, ves que no paran de salir iconos en la parte de arriba de la pantalla y ahí es cuando te empiezas a desesperar -sobre todo alguien nuevo o poco versado en la franquicia-, pero es normal, al fin y al cabo es un 'Total War' y, por definición, tiene una curva de aprendizaje dura.
Desde la importancia que tiene la familia hasta que ahora podamos reclutar en cualquier momento unidades, pero estén a "medio gas" -permitiendo recuperarnos después de una batalla dura o para defender una ciudad-, todos han aportado algo a nuestra partida. Y tengo que destacar este último que he comentado, ya que aporta más dinamismo a la partida, se siente más rápido que 'Total War Warhammer 2' y eso se agradece bastante en estos títulos tan profundos.
'Total War Saga: Thrones of Britannia' da a los fans de sus juegos clásicos justo que lo quiere con la vuelta a un contexto histórico, dándole más profundidad con los cambios incluidos y el mapa más grande y denso de los 'Total War' (a excepción de los Warhammer), una jugada muy inteligente por parte de Creative Assembly que hará que los jugadores se marcharon en anteriores entregas, vuelvan encantados. Y sí, es un juego largo, profundo, difícil de hacer un primer contacto con él, pero una vez podéis decir en voz alta que habéis unificado las Islas Británicas bajo la bandera de Inglaterra, no os acordaréis de los malos ratos pasados.