Decía Pawel Miechowski, de 11 bit studios, al presentar 'This War of Mine: The Little Ones': "Es un proyecto poco convencional: un juego serio creado para jugadores maduros; una experiencia que os provocará emociones fuertes". Y eso es lo que busca 11 bit studios, un llamamiento al videojuego ideológico autoconsciente. La política es inherente a la obra cultural, puede ser sorda, pero no desvinculada. De esta manera, cuando juegas al último juego de acción bélica, sin aparente pretensiones de moralina, el mensaje que lanza es el clásico reaccionario que tan bien manosea el cine de acción y superhéroes. Somos unos consumistas y consumidores de contenido audiovisual hollywoodiense, el lenguaje conservador, por tanto, es para nosotros muy familiar. En ocasiones leo por ahí que no se mezclen los videojuegos con la política, o con la ideología, y pienso lo mismo que supongo que pensarían 11 bit studios al desarrollar 'This War of Mine': acaso es posible evitar la mezcla. Toda narración tiene un metamensaje. El propio discurso es la génesis del poder, como bien nos enseñó Foucault. Este contenido ideológico puede ser o no intencional, lo en ningún momento niega su existencia. Este recorrido grosero y evidente que estamos haciendo, es el mismo que hicieron hace no tanto Pope para 'Papers, Please', 11 bit studios para 'This War of Mine', Deconstructeam para Gods Will Be Watching o Justin Ma para 'FTL: Faster Than Light'. 'This War of Mine' es un juego consciente de lo que quiere transmitir, un mensaje antibelicista, y además de consciente es también tajantemente explícito.
Nos situamos en una ciudad asediada desde hace años por una cruenta guerra civil. Nuestros protagonistas se forman por un grupo de personajes con la única pretensión de sobrevivir al día a día, mientras vamos conociendo la historia de cada uno de ellos y en conjunto. Todo esto se traduce en el plano práctico como un juego de gestión de supervivencia en dos dimensiones, en el que básicamente a través de menús, tenemos que manejar los recursos de los que disponemos para intentar que nuestros hombres y mujeres avancen un día más. No hay soldados, no hay marines, el ojo de la cámara se posa sobre hombres, niños y mujeres corrientes que intentan, como pueden, aguantar el tipo. No existe pretensión de cambiar el curso de la guerra, ni son el grupo de 'The Walking Dead' intentando recorrer de costa a costa buscando la solución al problema. Los norteamericanos no lo entenderán, en esta guerra -como en todas- la gente no busca ganar, sólo pretende aguantar. Eso en Europa Oriental se conoce muy bien, es parte de su vida, y eso punto casi costumbrista con el que este equipo de polacos hace crecer a 'This War of Mine'.
El propósito
La intención de transmitir un mensaje en 'This War of Mine' no sólo es un guión, una premisa, han integrado su mensaje contra la dureza de la guerra como elemento en la raíz de su desarrollo, y todo lo que es 'This War of Mine' se articula como un conjunto homogéneo que persigue ese fin claro y directo. Así, el tono artístico se dibuja entre lo gris y lo difuso, con un apartado gráfico muy simple pero efectivo para lograr transmitir en la paleta de colores la decadencia, y al emborronar lo que se aleja unos palmos de nuestra vista, consiguen expresan la amenaza constante de una realidad impredecible.
En lo narrativo, 11 bit studios se aloja en los simuladores de cotidianidad, la cotidianidad de los civiles en la guerra, cada uno con su historia, cada uno de una clase social y circunstancias diferentes, pero ahora todos cortados por el mismo rasero que es la guerra civil. Este es un juego de gestión repetitivo hasta el agobio, que logra así, de manera premeditada o casual, trasladar el agotamiento incesante que es la guerra. Se abre a interpretación. De esta forma tenemos que, durante el día, gestionar como podamos los recursos y necesidades de un grupo de personajes que viven en un edificio medio derruido en plena zona conflictiva. De noche, salir a hurtadillas para intentar conseguir recursos en los alrededores con el único objetivo, nada fácil, de sobrevivir. De por medio, casi como un puñado de Sims decadentes, necesidades constantes, enfermedad, hambre, amenazas, asaltos... todo lo que se os pase por la cabeza. Un juego de supervivencia en situación extrema, que juega con aquello del hombre lobo para el hombre , así que nos encontraremos con que nos han robado en un descuido; visitas desagradables con malas intenciones, y probablemente muchos de nuestros personajes terminan muriendo en algún enfrentamiento. O todo lo contrario, porque el de enfrente no es un lobo sino también un superviviente, con una rutina tan legítima como la tuya, y ahí está el significado. Pero, con esto presente, el riesgo acecha en cada esquina y la muerte de los personajes es evidentemente permanente. De otra manera no tendría sentido. Esta rutina de días y noches se irá repitiendo una y otra vez, haciendo del camino que recorremos la clave, descubriendo y empatizando a nuestros personajes, sus miedos, historias e intereses, y así descubriendo sus horrores.
Lo cotidiano del día en guerra
El lenguaje que maneja es el de la cotidianeidad, igual que Pope en 'Papers, Please' se rompe las reglas clásicas de la narración con introducción, nudo y desenlace, y toda la empatía se va creando a base de eventos dentro del propio juego. Un paso en falso puede cambiar lo que conoceremos de la realidad de 'This War of Mine', por lo que cada nueva partida será diferente a la interior.
No hay, a nivel de mecánicas, nada rompedor en 'This War of Mine', es un juego de gestión, puro y llano, en este plano sin mayor alarde. De gestión de civiles en guerra, sin un enfoque al combate - todo lo contrario-. Lo interesante del juego, por tanto, no es el qué ofrece, sino el cómo lo hace.
La versión original de este juego es vieja conocida, tras arrasar en PC ahora se refina para el salto a sistemas de nueva generación. La buena noticia es que Koch Media ha apostado por el formato físico para él con un interesante precio reducido. El salto a consola para un juego como este se encuentra con la enorme barrera del mando, ya que en su origen tiene un diseño claramente pensando en el ratón o la pantalla táctil de un iPad. Dentro de las posibilidades que hay para adaptar un juego como este al mando, el resultado es bastante aceptable. El mayor problema está en que es un juego de dos dimensiones con una cantidad enorme de escaleras, lo que nos lleva a chocar con los problemas que ya tenía 'Castlevania' hace un par de décadas. Más allá de lo confuso que resulta subir escaleras en una perspectiva bidimensional, el sistema de control es bastante intuitivo.
En conclsuión
'This War of Mine' es uno de esos juegos que intentan aportar algo al catálogo, más allá del simple empeño de hacer caja para los desarrolladores. Consciente del videojuego como un medio de comunicación, como herramienta cultural, y, lo mejor de todo, llevando su mensaje al lenguaje de videojuego, lo que lo convierte en algo mucho más poderoso y se escapa del discurso de la moralina. Es en muchos sentidos desconcertante y árido -arrancas y no hay ninguna información o cinemática, apenas una explicación vaga y rápida para recordarte que estás en un país en guerra. Ni siquiera mínimos detalles sobre cómo se juega; el propio jugador debe ir descubriendo lo que hay y el camino a tomar. Peca, quizá, de repetitivo y en muchos sentidos es poco original, pero las limitaciones de sus mecánicas de gestión las palia a base de una atmósfera agobiante que logra con un apartado artístico muy acertado, y con una propuesta narrativa fresca y afilada.