La obra más importante de Andrzej Sapkowski, la saga de Geralt de Rivia, ha sido adaptada al cine y la TV de forma tan horrenda que el escritor se ha visto obligado a renegar de estas aberraciones en más de una ocasión. Por suerte para todos, la visión plasmada por CD Projekt RED en sus videojuegos contaba con los suficientes galones como para apasionar a fans de la obra original como a nuevos jugadores ajenos al universo plasmado en 'The Witcher'.
El estudio polaco consiguió deleitar con 'The Witcher 2: Assassins of Kings' a todo aquél que se acercó a probarlo, con una trama compleja y un universo vivo que se veía ensombrecido por un combate no apto para todos los públicos. La tercera entrega consigue solventar este fallo, realizando pequeños ajustes que terminan por remozar toda la experiencia jugable.
Pero el cambio más importante de 'The Witcher 3: Wild Hunt' no reside en las nuevas mecánicas, sino en la tarea titánica de crear un mundo abierto para una empresa que no cuenta ni de lejos con los recursos de un Electronic Arts, un Bethesda Softworks o un Ubisoft. Pese a la aparente libertad de acción y elección en los anteriores juegos de la saga, las andaduras del brujo Geralt estaban encorsetadas, guiadas bajo pequeñas zonas cerradas en cada acto de las que era imposible escabullirse.
Un "falso" mundo abierto
En la tercera entrega de 'The Witcher' encontramos un mundo abierto con matices, más parecido a 'S.T.A.L.K.E.R.' que a 'Skyrim'. Se nos otorga la libertad de movimiento total, pero no nos encontramos frente a un único mapeado, sino con 4 mapeados no interconectados y de límites claros. Muchas veces tendremos que recurrir al sistema de viaje rápido para cambiar de zona y completar nuestra siguiente tarea, puesto que solo podemos viajar sin tiempos de carga entre Valen y Novigrado, las dos únicas áreas que debido a su cercanía geográfica están unidas entre sí.
Podemos decir que el sistema, pese a su apariencia tiene más similitudes con la fórmula presente en los anteriores juegos de la saga que con un sandbox al uso, con la diferencia de que ahora podremos volver sobre nuestros pasos y realizas nuevas tareas que se han ido desbloqueando con el paso del tiempo.
Esto ha tenido un efecto colateral claro, las decisiones siguen teniendo una importancia capital en el desarrollo del mundo en el que vive Geralt, pero no lo mutan de forma significativa. No nos volveremos a ver frente a un dilema de la talla "Iorveth contra Roche", cuyos resultados transformaban completamente el segundo acto del 'Witcher 2'. Sin embargo, las pequeñas elecciones que vamos tomando dejan su impronta dentro del juego, como CD Projekt se empeña en recordarnos una y otra vez mediante conversaciones, susurros y NPCs vengativos.
Pero, bajo mi opinión, el mayor avance del juego no se hace patente a primera vista, no reside en los gráficos (excelentes pese al downgrade, bugs escurridizos y fallos de rendimiento) o las mecánicas. Es el guión, que avanza de forma gradual sumergiéndonos en las desventuras de Ciri con la Cacería Salvaje y en las misiones secundarias que lo adornan. La historia es menos enrevesada que en el juego anterior y se percibe más permeable ante las acciones de Geralt, al contrario que en 'The Witcher 2' cuyas conspiraciones al más puro estilo 'Juego de Tronos' le quedaban un poco grandes al pobre brujo.
Un universo que te importa
Por primera vez en mucho tiempo encontramos que el contenido alejado de la trama principal puede tener el mismo o mejor sabor que esta. Los "polacos" han conseguido que no solo queramos completar las actividades secundarias por el premio en forma de dinero o equipamiento que esta comporta, querremos conocer hasta el más lejano recoveco del mundo de 'The Witcher'. Conseguir que nos importen las vidas de aquellos que nos contratan para solucionar sus problemas no es algo que se suela ver en este mundillo, pero este juego lo consigue.
Si solo con la trama principal y "picoteando" entre la amplia variedad de actividades extra que podemos realizar la duración del juego alcanza fácilmente las 40 horas, completarlas todas y cada una de ellas nos podría mantener enganchados sin mucha dificultad por encima de la barrera de las 100 horas. Los creadores llegaron a estimar que un jugador normal podría tardar cerca de 200 horas en cumplir con el 100% del juego. Normalmente estas cifras suelen estar bastante hinchadas, pero en esta ocasión el dato se antoja verosímil.
Pese a su apariencia rolera, siempre he tenido la sensación de que los juegos protagonizados por Geralt forman las aventuras de un detective con espada, como si de un Sherlock Holmes de fantasía se tratara. Su misión es supuestamente defender a los humanos de las amenazas de los monstruos que pueblan su mundo, pero muchas veces veremos que su universo está pintado en una extraña amalgama de grises y que los seres humanos pueden ser en ocasiones más monstruosos que los supuestos engendros a los que se enfrentan.
No solo para fans
No os dejéis engañar por el epíteto 3 que encontramos junto al nombre de 'The Witcher', puesto que la historia se puede afrontar sin haber jugado a los dos títulos anteriores. El juego se encargará de ofrecernos las suficientes presentaciones como para no perdernos entre la mirada de personajes que pueblan las ciudades y poblados de este mundo de fantasía. Eso sí, hay multitud de guiños y referencias que solo aquellos con experiencia previa en este universo (tanto en los libros como en los videojuegos) podrán captar al vuelo.
Quizás el sistema de combate puede pecar de resultar algo tosco, tal vez los gráficos o el mapeado no son exactamente lo que se prometió desde CD Projekt a lo largo de los últimos años, pero 'The Witcher 3' tiene las suficientes armas como para convertirse en una de las primeras obras maestras de la presente generación. Su trama principal, con sus múltiples ramificaciones y subtramas, su universo vivo esperando a ser explorado y su increíble duración crean uno de los juegos por los que merece plantearse dar el salto y comprarse una nueva consola o PCpara disfrutarlo.