El 26 de Junio 2020 | 13:00
Cuando comienzas una nueva partida por primera vez en 'The Outer Worlds' no sabes bien qué esperar. Has oído las similitudes a cierto juego anterior de Obsidian Entertainment, ¿pero qué significa eso? ¿Implica el humor, la filosofía nihilista y el futuro desesperanzador o sólo sus mecánicas básicas como RPG? ¿Las decisiones siguen marcando una aventura absolutamente diferente o se han decantado por algo más lineal?
Esa clase de preguntas son siempre las que llegan a arruinar una obra. Comparar con el pasado es importante para preservar nuestra historia en el medio, pero poner las cosas juntas parece siempre que quiera sacar sólo lo mejor y peor de ambas partes. Al hacerlo retiramos su contexto y por qué las cosas son así. Es lo que ha pasado con este magnífico 'The Outer Worlds' que, de alguna manera, se ha abierto paso hasta Nintendo Switch para llegar a un público mayor y dejar una huella imborrable en el corazón de muchos jugadores; pero si sólo nos centramos en su pasado, en la comparación con otras obras o versiones previas en otras plataformas, no vamos a pasar un buen día.
Debo irme, mi planeta me necesita
La trama que rodea el universo de 'The Outer Worlds' es uno de los aspectos más acertados de todo el juego y merece ser analizada por sus propios méritos. Tomamos el papel de único superviviente de una colonia perdida en el espacio que fue abandonada por intereses comerciales; no somos más que una pequeña molestia en el gran sistema económico organizado en el futuro en el que, por supuesto, las mega corporaciones dominan el panorama galáctico y todo lo que importa es el beneficio.
La gente del primer planeta que visitas es la representación de lo bien que van las cosas: los trabajadores son propiedad de la empresa, y si tu población no otorga un satisfactorio margen de beneficios se cancela su existencia. Claro, esto significa el pánico entre los jefes, quienes toman decisiones como no otorgar medicación a aquellos enfermos de la gripe si no son buenos trabajadores, y que ni se te ocurra pensar en manifestarte. Si no te gusta tu trabajo no hagas huelga: sigue yendo todos los días y sigue haciéndolo a medias. Ese es el estilo americano.
Otros planetas alejados de las corporaciones buscan otras formas de vivir en esta galaxia absura, abogando por la libertad o por suplicar a las corporaciones que vuelvan para esclavizar a la gente. Otros sólo quieren entregar panfletos filosóficos para que la gente se conciencie en vez de usar esos recursos en comida o munición. Estoy de acuerdo con todo ello, y en teoría funciona hasta el comunismo. ¡En teoría!
El mundo de 'The Outer Worlds' es una locura que presenta nuestro futuro muy negro viendo el panorama actual de nuestra sociedad, y por cada solución que se presenta nueve problemas peores vienen con ello. Al final quizás lo mejor sea dejar que las corporaciones gobiernen y hagan feliz a un noventa por cierto de la población; aunque claro, la gente se inventa estadísticas con tal de demostrar algo, y esto lo sabe el catorce por ciento de la gente.
Me preguntaba si dios existía; ahora ya lo sé, soy yo
Al final del día no parece que haya muchas soluciones para arreglar la situación en la que vive la gente en el futuro. Pero siempre queda un consuelo, aunque sea minúsculo en el universo. Las corporaciones tendrán todo el dinero del mundo, pero hay algo que nunca podrán comprar: un dinosaurio. Y con ese dinosaurio hablamos de nuestro protagonista, por supuesto, que viene desde el pasado para provocar pesadillas como nadie más puede.
Nuestro mayor poder no es la capacidad de subir de nivel y conseguir armas y habilidades que nos hagan mejores, sino poder decidir, ser libres de las cadenas de estas civilizaciones modernas. El hecho de haber estado apartados de la sociedad durante años nos da una perspectiva de la sociedad muy distinta a la de cualquier otro personaje, y por tanto queda en nuestra mano a quién apoyar, a quién desmerecer por tener ideas que consideramos incorrectas. Ninguna de nuestras elecciones puede ser considerada errónea porque, aunque la gente no lo quiera ver, la vida son grises siempre. No hay manera de contentar a todo el mundo, no es posible conseguir una solución global perfecta. ¿O crees que todo lo que haces es para el bien absoluto? Estás haciendo feliz a la gente, qué bien. Eres un hombre mágico del país feliz, de la casa de la calle de la piruleta.
Intentaba ser sarcástico. La solución final no existe, y por tanto la clase de persona que seamos marcará para siempre tu primer viaje en 'The Outer Worlds' y cómo termine. Pero eso no es el final: puedes volver a comenzar y seguir otra ruta diferente, unos principios morales distintos con los que descubrir nuevos aspectos de este universo y aprender algo del otro espectro político. Si en la primera partida eras un bruto centrado en el poder de ataque para pasar por las situaciones más duras, en la segunda puedes apostar por un semblante más maquiavélico que te permita manipular a las personas con el poder de las palabras. No hay una forma correcta de disfrutar del título, y eso lo hace rejugable decenas de veces más, gracias a que la campaña base tampoco es demasiado larga por sí misma.
La galaxia completa en tu bolsillo
Muchas de las cosas que hacen grande a 'The Outer Worlds' ya las hablamos en nuestro análisis previo, escrito por mi buen compañero Francisco Javier Castro y que os recomiendo encarecidamente que le echéis un vistazo. Es un juego con un alma tan brillante como ningún otro en esta generación, y sin lugar a dudas uno de los mejores RPG de estos años. Va a pasar a la historia: será rejugado durante múltiples generaciones y recordado con un cariño que muchos otros títulos ya querrían tener.
Es ese sentimiento el que se ha querido trasladar a Nintendo Switch con este port. No todos los usuarios de la consola híbrida tienen la oportunidad de acercarse a un PC gaming u otras videoconsolas, así que existe un mercado al que se le puede dar a conocer una obra tan brillante como esta. Es esa ventaja, junto con la idea de poder llevarnos adonde queramos la consola, la que lleva adelante el port. Pero no es del todo suficiente. La calidad gráfica de las texturas se rebaja considerablemente con sus versiones hermanas, y los tiempos de carga pueden ser alargadamente dolorosos. Es un sacrificio lógico dada la plataforma, y sin otras ediciones del juego no es algo que afecte a la experiencia; si no lo veo no es ilegal.
El problema viene con otros aspectos de esta versión del juego que necesitan un parche pronto para poder funcionar correctamente. En varias ocasiones me he desplazado por zonas desoladas para, de repente, darme un aviso de que el juego está cargando y verme rodeado por un nido de enemigos enfadados a varios niveles por encima de mí. Es ese tipo de detalles el que puede arruinar una buena sesión de juego, y quiero pensar que no es grave, que existe solución.
Actualizaremos este artículo cuando el próximo parche del juego llegue y haya arreglado estos problemas, los cuales no dudamos en que son la prioridad inmediata de Private Division. Si los dejamos de lado el título merece la pena: el sacrificio gráfico es aceptable a cambio de jugar donde queramos, y la oportunidad de disfrutar de 'The Outer Worlds' es una que ningún jugador debería desperdiciar cuando se trata de un título tan redondo.
Conclusiones
Los problemas de los que sufre la versión de Nintendo Switch de 'The Outer Worlds' no son tan graves como uno podría pensar: se pueden solucionar con un parche, y otros de ellos son algo de lo que podemos prescindir para hacer esta obra magna mucho más accesible. Hay un esfuerzo importante en esta conversión y debemos valorarlo: quizás la pregunta de base es si podía hacerse con el gigantesco mundo de 'The Outer Worlds'. Esperemos que con las actualizaciones futuras quede una respuesta más clara.
Lo mejor:
- Extremadamente rejugable.
- Filosóficamente profundo.
- Buen sistema de subida de nivel y personalización de nuestro personaje.
- Humor enganchante y que mueve a pensar en el reflejo de nuestro futuro.
Lo peor:
- Gráficos muy empobrecidos.
- Problemas técnicos que afectan a la experiencia.
- Necesidad de más contenido.