El 1 de Marzo 2016 | 08:18
Sobrevivir, sin más, en un mundo hostil en el que todo lo que encontramos puede ser utilizado en nuestro beneficio. Esta premisa suena interesante y hace unos años hubiese sido algo totalmente original, ya que ningún videojuego había conseguido trasladar esas sensaciones de manera óptima al jugador. Sin embargo, a día de hoy, tenemos muchos ejemplos de juegos que tratan de acercar esa propuesta siguiendo unos patrones claros que quedaron marcados por 'Minecraft'.
Conseguir recursos, objetos e ir combinándolos para obtener otros, que a su vez nos permitirán obtener otros más avanzados. Es normal que cuando nos enfrentamos a otro juego que ofrece algo muy parecido, como es el caso de 'The Flame in the Flood', lo primero que hagamos sea tratar de valorar todo aquello que hace nuevo, o encontrar los elementos que lo convierten en una propuesta original que se desmarque para bien de otras obras ya existentes.
Y en este caso lo encontramos desde el principio, con un estilo artístico muy personal, que funciona estupendamente bien, junto a una muy buena banda sonora que va ambientando nuestros paseos por los escenarios. A pesar de que este tipo de juegos siempre plantean unos grandes mundos abiertos por los que podemos desplazarnos con cierta libertad, 'The Flame in the Flood' varía un poco ese estilo, planteando incluso un modo Historia en el que siempre avanzamos hacia delante y siempre vamos descubriendo nuevas localizaciones, sin poder regresar atrás.
La protagonista de la aventura se interna en los bosques y escenarios junto a un perro que ha aparecido por sorpresa portando una misteriosa mochila. ¿Qué hace allí con eso? Pronto descubrimos (la primera vez que morimos, que no suele ser muy tarde) que esa mochila pertenece al anterior superviviente que hemos controlado, al que tomamos el relevo desde el mismo punto inicial. Descubrir hacia dónde nos quiere llevar este perro será el objetivo de este modo Historia, aunque también podremos enfrentarnos a un modo Infinito donde el único posible fin será nuestra muerte.
Pronto descubrimos que en esencia sigue siendo ese juego de supervivencia y crafteo típico: cogemos todos los elementos del escenario que encontremos para poder crear otros objetos o herramientas. Pero en 'The Flame in the Flood', tal y como indica su propio nombre, el fuego de las fogatas y los campamentos será esencial, ya que será nuestro único medio con el cual podremos adquirir nuevos objetos, limpiar el agua que hemos conseguido en los charcos para poder beberla y realizar todas esas acciones necesarias para garantizar nuestra supervivencia.
Varios indicadores en pantalla nos mostrarán nuestros niveles de hambre, sed, cansancio... hay que tener todo muy en cuenta para tratar de lidiar con los problemas con los que nos iremos encontrando continuamente. Habrá que conseguir alimentos cazando, pero no podremos hacerlo sin las herramientas adecuadas, y 'The Flame in the Flood' se muestra duro ante los nuevos jugadores. Aquí has venido a sobrevivir y vas a aprender a hacerlo muriendo muchas veces.
El planteamiento funciona, ya que cada vez vas entendiendo mejor su propuesta y comienzas a tener en cuenta todos los factores y su manera de solventarlos. Pero claro, esto no va a gustar a todos los jugadores, sobre todo si tenemos en cuenta que en muchas ocasiones el problema de una muerte repentina o la sensación de no saber muy bien cómo seguir avanzando y mejorando como supervivientes vienen dadas por las propias limitaciones del juego.
'The Flame in the Flood' no cumple con algo que debería ser parte del abecedario de este tipo de propuestas: los menús y su fácil entendimiento. A veces es complicado saber qué objetos tenemos con nosotros, para qué sirven, cómo los podemos combinar, qué hacemos con ellos... unido al pequeño espacio que aporta la primera mochila (apenas caben objetos) pueden desesperar a más de uno: ¿Cojo este objeto o mejor me quedo con los que ya tengo? ¿Cómo los descarto? ¿Qué pasa si los guardo en este otro compartimento? ¿Cómo meto estos objetos en la balsa? Es un poco lioso en exceso, y va lastrando la experiencia.
Tampoco me han convencido en exceso la manera de conseguir algunos elementos del escenario o la forma en que podemos abrir puertas para entrar en distintas localizaciones. Mantener apretado un botón, aunque en algunas otras ocasiones basta con pulsarlo una vez, genera dudas, las mismas que pueden acabar con tu vida. ¿Qué sentido tiene que tarde tantísimo tiempo en abrir una puerta para guarecerme del ataque de un lobo? ¿Por qué, a pesar de haber conseguido entrar, consigue acabar con mi vida? En demasiadas ocasiones el jugador tiene la sensación de que ha fallado por algo que no es tanto culpa suya como culpa del diseño del juego.
Aún así, es cierto que una vez se consigue dominar, se tienen en cuenta todos estos problemas y comienzas a pensar y a actuar tal y como 'The Flame in the Flood' plantea, es entretenido. Da gusto pelearse con las aguas intentando conseguir llegar a una zona del escenario que quizás nos permita obtener varios recursos, al igual que es un reto planear tu viaje en función de las reservas de comida o agua que te quedan. Es complicado, pero lo es a propósito y cumple con su función.
Algunas características están bastante bien pensadas, como la imposibilidad de regresar atrás, incluir algunas localizaciones muy próximas entre sí cuando avanzamos por ese río casi infinito (provocando que el jugador deba decidir entre una y otra), arrepentirse por las decisiones tomadas, rendirse ante lo que parece claro que va a ser nuestra muerte... todo eso, unido a una buena ambientación gracias a su particular estilo artístico y sus canciones, que van sonando de vez en cuando en momento bien elegidos, fomentan una buena experiencia.
No es malo, pero tampoco es original
Pero no podemos obviar sus limitaciones y tampoco podemos decir que 'The Flame in the Flood' se trata del mejor juego existente que plantea estos retos. Falla en aspectos demasiado básicos, trastocando la experiencia con decisiones que no hacen ningún bien a la obra final. Está bien que trates de enseñar al jugador a través de la muerte, pero ¿no sería más interesante que no tuviésemos que empezar siempre desde el mismo lugar? No es agradable para el jugador tener esa sensación continua de derrota, que encima en ocasiones se produce por culpa de elementos ajenos.
Solo los jugadores que consigan adaptarse al juego, a sus menús poco cómodos y a seguir aprendiendo poco a poco a través de la muerte sabrán sacar el provecho máximo de 'The Flame in the Flood', que aunque no deja de ser un planteamiento de juego muy similar a otros juegos ya existentes, tiene su propia personalidad como obra. Es entretenido y disfrutable sin duda llegado a ese punto.
Los demás jugadores, sin embargo, se encontrarán con una obra que no aporta demasiadas características originales como para tenerse en cuenta por delante de otros exponentes del género, que son mejores en prácticamente todo. Quizás algo más de trabajo en los menús, en las mecánicas, en hacer que el jugador se sienta más cómodo sin tener que recurrir a continuos tutoriales escritos hubiesen hecho un videojuego mucho mejor. Pero 'The Flame in the Flood' lo intenta, al menos.
ESTE ANÁLISIS SE HA REALIZADO EN BASE A LA VERSIÓN DE PC
Lo mejor:
- Una vez dominado es divertido. - Su estilo artístico. - La música.
Lo peor:
- No es original. - Fallos de diseño y de control.