El 27 de Marzo 2019 | 12:00
Jugar a 'The Division 2' se me ha hecho un camino de espinas más complicado de lo que yo me pensaba. Cuando jugué al primer título de esta saga, acabé plenamente satisfecho con lo que Ubisoft Massive había conseguido y eso que yo no soy un fiel amante del género shooter, pero bien es cierto que este título dista bastante de ser un juego de disparos al uso. Es mucho más. Por ello, esta secuela me ha hecho tener constantes sentimientos encontrados, porque aunque sé que el título es bueno, he tenido la sensación durante mis sesiones de juego que no era suficiente. Y ese es el sabor que me ha quedado durante las muchas horas que le he echado.
'The Division 2' se presenta como una secuela directa del anterior juego y, como tal, debe conservar una serie de características básicas que hagan que el juego pueda ser reconocido como parte de esta marca, pero también añadir elementos muy nuevos que a los jugadores les invite a comprarlo y a separarlo perfectamente del resto de producciones, ya que si no, estaríamos ante una simple copia a la que se le han añadido dos florituras y media con el fin de volver a hacer caja. Y esta es la sensación que a mí se me ha quedado en la boca tras probarlo.
Si os queréis librar de más de mil palabras con todas las explicaciones, os resumiré el análisis en una frase: 'The Division 2' es un muy buen juego y no decepcionará a los amantes del shooter. A partir de aquí, comienzan mis numerosos "peros" ante lo que podría haber sido un triple A mucho más potente y con innovaciones que fuesen más allá de llenar la ciudad con mil actividades para hacer.
Historia desaprovechada en una ciudad viva
Uno de los puntos fuertes que tuvo 'The Division' fue su hilo argumental. Al estar basado en una de las novelas de Tom Clancy, este título nunca fue un simple shooter al uso. La historia del virus del dólar era el moto que movía el juego y uno podía meterse de lleno en esa atmósfera de caos apocalíptico que crearon para la ocasión. De esta manera, las misiones giraban en torno a una base narrativa fuerte, algo que no ocurre en 'The Division 2', juego que sigue bebiendo exactamente de lo mismo que su predecesor cuando esto no tiene ya sentido alguno. Es revivir exactamente lo mismo que hace tres años, solo que en una ciudad más grande, con más enemigos y más peligros que salvar.
La historia ahora se traslada a Washington D.C. siete meses después del incidente del Viernes Negro. La capital estadounidense es la joya de la corona en este estado de caos y los agentes que quedan tienen que intentar hacerse con ella antes de que caiga en malas manos. Al igual que había que evitar que las facciones controlasen Nueva York, ahora hay que echar a los enemigos de Washington, solo que todo se desarrolla ahora a una escala multiplicada, que es la principal característica de esta secuela.
El nuevo mapa de 'The Division 2' eleva la jugabilidad enormemente, ya que donde, quizá, falló el anterior juego, este brilla enormemente. La ciudad en la que nos movemos es como dos o tres veces más grande que Manhattan y hay más distritos, más actividades y más lugares que explorar antes de llegar al final. Esto se traduce, eso sí, en una historia con más duración, pero, como he dicho antes, esto es más bien contraproducente cuando no se ha construido una narrativa atractiva.
Este espacio tan extenso se traduce en nuevas opciones en la exploración, ya que hay muchas más actividades para hacer y la conquista de puestos de control se convierten en algo necesario para avanzar como agentes así como para desbloquear puntos de viaje rápido a la hora de moverse por Washington.
Novedades de poco impacto
Si participaste en 'The Division', sabrás que Massive trabajó un sistema de gunplay y de progreso bastante sencillo y eficaz. Los enemigos podían soltar botín de utilidad y con nuevos niveles se podían adquirir algunas habilidades útiles para los enfrentamientos. Esto, en esencia, es lo que trae 'The Division 2', solo que con algunas novedades, que son casi las únicas que vamos a encontrar en todo el juego que realmente sean de peso.
En la Casa Blanca, que es la nueva base para los agentes de esta organización, los jugadores pueden adquirir habilidades que se traducen en equipo extra que usar para las misiones. Al igual que en el anterior juego se podían desplegar torretas, ahora se ha ampliado el arsenal a otros artilugios realmente interesantes, pero bastante limitados si atendemos al número de puntos necesarios para activar sus variaciones. Esto está hecho para poder usar más de una habilidad al mismo tiempo y que se puedan combinar con la de otros jugadores, pero el número de puntos para alcanzar nuevas variaciones está un poco descompensado.
Luego está el sistema de ventajas, un apartado que, definitivamente, está muy desaprovechado. En este menú, se pueden obtener ventajas útiles como mayor aumento de espacio en la mochila o capacidad para llevar más granadas, pero realmente prácticas no hay más de cinco y este apartado está compuesto por una 20 opciones de las cuales algunas no son accesibles hasta el final del juego.
Donde sí puedo decir que se han esmerado en Ubisoft Massive es en aplicar un grado muy exigente de dificultad en 'The Division 2'. Como juego cooperativo que es, se va a necesitar de la ayuda de compañeros en la mayoría de misiones. Hasta las de más bajo nivel pueden suponer la muerte instantánea para un agente que sea demasiado imprudente. Incluso la exploración por el mapa puede ser un verdadero peligro si se va solo.
Multijugador afinado y directo
'The Division' trajo de inicio una característica multijugador que estaba bastante bien implementada si se tenían en cuenta sus características. Solo la Zona Oscura servía como nexo entre los jugadores para competir en lugar de cooperar. En 'The Division 2' se ha cambiado este enfoque por otro que funcionase de manera más ágil y directa y que no confundiese a los jugadores que buscaban una experiencia más cercana al shooter y no al RPG.
En esta secuela se ha añadido un nuevo modo llamado Conflicto, el cual tiene su propio funcionamiento y progreso. Este modo es el multijugador tradicional, en el que los jugadores pueden entrar para enfrentarse en partidas cortas e intensas a otros jugadores. Esta adición está perfectamente justificada, ya que es una alternativa a las Zonas Oscuras, que también están en 'The Division 2'. Pudiendo elegir entre Dominación y Escaramuza, los usuarios participarán en partidas clásicas para controlar territorios o para conseguir más bajas que el contrario. Todo un acierto, ya que está implementado en el menú de agente y no hay que acudir a ningún puesto especial para comenzar el emparejamiento.
Para los que sigan prefiriendo avanzar y luchar conforme dicta la historia de 'The Division 2', las Zonas Oscuras siguen ocupando buena parte del mapa. Ahora son tres diferentes y se han dejado como un elemento más de la narrativa. Un modo PVE/PVP que forma parte intrínseca de la historia de esta saga.
Conclusiones
'The Division 2' podría haber sido, perfectamente, una versión muy completa del anterior juego. Se han añadido las características en las que flaqueó su predecesor. A pesar de ello, Unbisoft ya hizo un muy buen trabajo con el primer juego y quizá es su sombra alargada la que ha hecho que este no brille con tanta intensidad a pesar de tener una enorme carga de trabajo detrás. Todo ello es lo que hace que sea un gran juego, pero muy continuista, que no ha arriesgado y que a muchos le sabrá exactamente a lo mismo que el anterior.
Lo mejor:
- Un mapa más grande, más actividades para hacer
- Nuevos modos de enfrentamiento online implementados de manera sencilla
- Una base jugable heredada del anterior juego y que es inmejorable
- Ambientación de escándalo
Lo peor:
- Demasiado continuista
- Una historia con muy poco peso
- Algunos fallos que estropean algunas misiones y conquistas
- Pantallas de carga algo pesadas
- Novedades vagas