Análisis 'The Bridge' versión Wii U

Hace unas semanas hablábamos de 'The Bridge' en su lanzamiento para Xbox One. Este es un juego que me cautivó particularmente, lo que me obliga a escribir también de la versión para Wii U. En realidad, el desarrollo del juego es idéntico en todas las plataformas, pero el matiz de Wii U viene con el mando, y es que este título, aunque pensado originalmente para Xbox 360 y PC donde vio la luz hace un par de años, encaja como un guante en la sobremesa de Nintendo. El primer motivo es el Gamepad, pero no el único.

'The Bridge' es un juego de puzles intimista y volcado al rompecabezas diseñado por Ty Taylor y Mario Castañeda. Lo primero que atrapa de este pequeño desarrollo indie es lo estético; el carboncillo se apodera de la paleta de colores, y en escala de grises se dibujan niveles tipo Escalera de Penrose para desafiar nuestra capacidad manipulativa. Cada nivel es un rompecabezas, no hay scroll ni desarrollo lineal: tras cada puerta se esconde un nivel, y un nivel un rompecabezas que tenemos siempre visible. El objetivo es llevar a nuestro pequeño matemático del punto A al punto B, la característica es que lo que manipulamos no es al personaje, con una capacidad de movimiento reducida a ir adelante y atrás, sino que movemos el entorno. Como un 'LocoRoco' giramos los escenarios para interactuar con ellos, accionar mecanismos o alterar las leyes gravitatorias, y así poder avanzar de un punto a otro.

El juego del Wii U Gamepad

Es en esta interacción donde entra el elemento Gamepad. Este es uno de esos juegos que debes jugar off-tv, ya que la manera más apropiada de abordar la versión de Wii U es girando el mando para rotar el escenario con los giroscopios. De esta forma la interacción manipulativa es mucho más directa que en el resto de versiones, donde se mueve el escenario con los gatillos a derecha o izquierda. La opción de control convencional también está en Wii U, pero en este caso, y casi por un azar del destino -repito que cuando este juego se desarrolló, Wii U no estaba entre los planes de sus creadores-, girar el mando directamente parece la alternativa más obvia para jugar.

A pesar de que los niveles son planos, son escenarios dibujados con efectos de profundidad,. La complejidad que ofrecen los diseños de los rompecabezas, crece, crece, crece... crece hasta límites insospechados, y termina por convertirse en un juego realmente difícil. 'The Bridge' es desafiante y afilado, con algunos picos de dificultad enfermizos. Decía que me había pasado el juego hace un par de meses en Xbox, pero el mecanismo de muchos puzles es tan determinado que ya no recordaba cómo lo solucioné en su momento, lo que me ha vuelto a obligar a devanarme los sesos mientras el pad hacía piruetas entre mis manos.

'Captain Toad'

El giroscopio no es el único atractivo de Wii U, el otro punto de interés es 'Captain Toad: Treasure Tracker'. El juego de Nintendo que nacía de los minijuegos de 'Super Mario 3D World' guarda cierto paralelismo con 'The Bridge'. El desarrollo del pequeño Toad es en tres dimensiones, una de sus bases es justo esta, por lo que 'The Bridge' vendría a ser la versión bidimensional del título de Nintendo. Si os gustó 'Captain Toad' sentiréis cierta familiaridad al enfrentarnos al puzzle de The Quantum Astrophysicists Guild.

Con 'The Bridge' siempre tengo un problema a la hora de recomendarlo o no, por varios motivos. No cabe duda que es un rompecabezas increíble, bonito, inteligente y muy bien diseñado. Su apartado visual es muy rompedor, y en ese sentido -más allá de la dificultad por momentos infernal-, se me ocurren muy pocas pegas. Sin embargo, la línea entre lo que es y deja de ser videojuego es difusa y complicada. 'The Bridge' está mucho más cerca de un libro de pasatiempos que de un videojuego en un sentido convencional. La influencia de 'Braid' es clara en él, sin embargo 'Braid' utilizaba los puzzles y las herramientas de juego para que le acompañásemos a través de una verdadera historia. 'The Bridge' tiene una trama detrás, pero simplemente parece una trama desordenada y desdibujada que responde a la exigencia tácita de que cualquier juego ha de tener una historia, que a una necesidad que la propia obra pida para funcionar. La sensación es la de una sucesión de puzzles tras la que aguarda el mero placer de superarlos. Con eso claro, y dispuestos a entrar en ese juego -yo no tengo problema en hacerlo-, es un título totalmente recomendable. Partiendo de una mecánica tan básica como girar un escenario plano a derecha e izquierda logra ser variado y desafiante. Han sabido explotar su mecánica hasta las últimas consecuencias.