Los juegos de puzzles necesitan varios preceptos básicos para encontrar un hueco en mi colección. Necesitan ser bonitos, atractivos visualmente; necesitan ser ingeniosos y originales, este es el punto clave de un título así, y necesitan tener una dificultad ajustada. Hoy es 'The Bridge' el juego que sometemos a análisis, la obra de Ty Taylor y Mario Castañeda, disponible en Xbox One (la versión que analizamos), PS4, Wii U, Steam... Es el lanzamiento en nuevos sistemas de un juego que ya vio la luz en 2013 en Xbox 360 y PC dejando muy buen sabor de boca. Lo que nos pone sobre la mesa es un juego de puzles en escala de grises de una estética verdaderamente absorbente, que basa su premisa básicamente en mover el entorno para alterar los objetos que hay en él.
Primera premisa, lo estático
Si miramos a la primera de las tres premisas de las que partíamos en nuestro análisis, la visual, es innegable que 'The Bridge' entra por los ojos. Con la cantidad de juegos que llegan a las tiendas hoy día no tenemos otro remedio que ser selectivos en lo que empleamos nuestras horas de trabajo, y sin duda desde el primer momento que me topé con 'The Bridge' sabía que quería jugar a esto. El juego visualmente es muy simple, y es sorprendente como lo simple puede ser brillante. 'Cuphead' es otro de esos juegos que entran por los ojos, en primer lugar por ser una película de animación en movimiento; 'The Bridge' es un dibujo a carboncillo en movimiento. Cada vez que arrancamos una fase veremos una pequeña, pero jodidamente acertada, animación de nuestro personaje dibujándose sobre la pantalla. Un indie tiene que manejar los recursos que tiene para tratar de impactar sobre nuestros sentidos y atraparnos en ese primer contacto, 'The Bridge' lo consigue y logra poner sobre la mesa una propuesta visual sobresaliente y perfectamente funcional para un juego de puzles.
Segunda premisa, lo original
La segunda premisa es que necesitan ser ingeniosos. Este es un género en el que ya hay muchísimo dicho. La dinámica de los niveles en este caso es muy sencilla: debemos lograr que nuestro protagonista salga por la puerta para pasar a una siguiente fase. Tenemos varios mundos, y cada mundo se compone de una serie de pantallas; cada pantalla es un rompecabezas que siempre consiste en eso mismo: salir por la puerta. Nosotros interactuamos con ese rompecabezas en dos vías: mover el personaje o mover el escenario. Podemos mover a nuestro personaje adelante y atrás, pero su movimiento es muy limitado: no puede saltar, y como si de un cardiópata se tratase la fatiga le impide subir prácticamente cualquier tipo de cuesta. La segunda vía de interacción es la principal, girar la pantalla. Es un juego de en dos dimensiones, pero los dibujos que dan vida a cada rompecabezas están hechos con perspectiva y profundidad. De esta forma nosotros sólo giraremos el rompecabezas de derecha a izquierda, pero nuestro hombrecillo pasará por detrás de unas estructuras y por delante de otras. Nuevamente el minimalismo y la sencillez, nuevamente cien por cien efectivo. Es un juego muy simple, pero a la vez profundo en su género. No es la originalidad hecha videojuego, no es el nuevo 'Tetris', no propone mecánicas radicalmente nuevas o rompedoras, pero es una propuesta inteligente y cuidada. Sorprende el diseño de algunos niveles con situaciones muy medidas. Una situación muy típica es la necesidad de dar el grado de inclinación exacto para que una roca ruede exactamente en una dirección y desencadene una sucesión de acciones; si la roca avanza diez grados hacia otro lado... ¡error!
Tercera premisa, el reto
La tercera pata de nuestro acercamiento sobre 'The Bridge' es la dificultad. Yo no soy de aquellos que gustan de 'Dark Souls', al menos, y lo he intentado en varias ocasiones, no he logrado entrar en la fórmula de From Software por ahora. Me reprocho cada día, pero hoy por hoy es lo que hay. La frustración, esa variable tan peligrosa como atractiva en los videojuegos. La dificultad es al diseño de videojuegos lo que el picante al arte culinario, en su justa medida es básico para poner sobre la mesa algo arriesgado y llamativo, pero si hay un exceso se arruina la fórmula. En los juegos de puzles el ingrediente de la dificultad es el básico, y en 'The Bridge' la dificultad tiene picos. Con la inclusión de cada nueva mecánica accedemos a un par de pantallas preparatorias que arrojan la dificultad a niveles casi ridículos, para un par de fases más allá poner las cosas peliagudas. Seguramente 'The Bridge' sepa disimular los picos de dificultad enfermiza que a veces alcanza, porque al ser un juego de lógica manipulativa el ensayo y error acaba por conseguir que demos con la tecla. Son rompecabezas no interconectados en los que siempre estamos viendo el conjunto del puzle en pantalla. El juego hace zoom hasta que podamos ver todos los límites de la estructura que manipulamos en todo momento, por lo que el atragantón de un puzle tiende a encontrar salida al girar y volver a girar la estructura, en muchas ocasiones sin un propósito definido ni una lógica detrás, pero habitualmente efectivo.
Sin embargo, 'The Bridge' es un juego exigente, que nos engaña haciéndonos pensar que es fácil en sus primeros estadios, pero que supone un auténtico reto para nuestra capacidad visoespacial. Dirimir si es una dificultad ajustada o no es siempre difícil de esclarecer, a fin de cuentas esto algo muy personal. Un niño jamás podría dominar los conceptos de lógica que plantea 'The Bridge', incluso un adulto encontrará por momentos un reto muy desafiante.
En conclusión
Así podemos concluir que 'The Bridge' es un juego muy interesante. Es un título de puzles orgulloso de serlo, que no deja de mirar a 'Braid' ni por un solo instante, tanto en el planteamiento de los puzles y las habilidades cognitivas que tenemos que estrujar para avanzar, como en el sistema narrativo que tiene -que si bien aquí es mucho más vago y desordenado que en la obra de Blow-, como en el estilo estético, que aunque muy diferente guarda una línea en común que no se preocupa en ocultar. Tampoco puedo evitar pensar en 'LocoRoco', en aquel ejemplo un plataformas, pero también focalizado en mover el mundo en lugar del personaje. En cualquier caso, y sin perdernos en las comparaciones, 'The Bridge' es un juego muy modesto, diría que entrañable, limitado en algunos puntos -como su el apartado narrativo-, y radicalmente satisfactorio. No es largo, pero es barato. Muy recomendable para cualquiera que guste del género.