He puesto dinero en 'Mighty Nº 9' y su desarrollo ha salido accidentado, hice lo propio con 'Dragon Fin Soup' y el juego salió rana, también invertí en 'Project Phoenix' y apenas nada se sabe de él... En definitiva, justo cuando estaba perdiendo la fe casi totalmente en los proyectos nacidos de Kickstarter, 'The Banner Saga' me ha hecho recuperarla un poco, ya que gracias a los 700.000 dólares recaudados, tres antiguos miembros de Bioware han podido crear un videojuego sencillo pero exigente. Este título del estudio de nombre Stoic ha conseguido atraparme con una puesta en escena discreta pero muy atractiva, y que ha encandilado ya a millones de jugadores, hasta el punto que su segunda entrega (de tres que habrá en total) ya está en desarrollo, también financiada a través la popular plataforma de crowdfunding.
'The Banner Saga' no es un juego nuevo en absoluto, ya que vio la luz ya en 2014 en PC, pero se presenta en PlayStation 4 y Xbox One sin apenas mejoras ni añadidos, excepto una que es clave totalmente para disfrutarlo: la inclusión de subtítulos en castellano, algo para lo que los usuarios de compatibles tuvieron que esperar unos cuantos meses. Solo por esto ya podríamos decir que ha valido la pena la espera para gozar de un juego que claramente podríamos dividir en tres vertientes.
Tres partes jugables bien diferenciadas
'The Banner Saga' se compone de unos aspectos muy familiares para todos, que no aportan nada nuevo ni son especialmente sobresalientes por separado, pero que conforman un conjunto muy convincente. El primero de ellos es el narrativo, que nos traslada a unas tierras nórdicas antes asoladas por la guerra entre los humanos y los Varl -gigantes-, ahora unidos frente a un enemigo común, los Dredge, criaturas de piedra creadas por los dioses precísamente con este propósito: unir a ambas razas de alguna manera.
Durante el transcurso del juego tomamos control de dos grupos, ambos dispuestos en puntos extremos del mapa, y que terinarán reuniéndose en un punto intermedio: el de los Varl, comandado por Hakon, y el de los humanos, con el veterano arquero Rook, acompañado de su hija Alette. La mecánica de ambos es exáctamente la misma, y durante el viaje somos testigos de escenarios nevados pintados a mano, cuya belleza salva del tedio que suponen estos momentos, a menudo interrumpidos por circunstancias que hacen tomar decisiones con consecuecias rara vez agradables.
Un miembro de la caravana enfermo, una pelea de borrachos, un robo de provisiones... A menudo 'The Banner Saga' te pone en la tesitura de decidir qué hacer en varios casos, y lo bueno -y donde se nota de dónde viene esta gente de Stoic- es que nunca hay una respuesta correcta. En el primer caso, puedes decidir dejar atrás al enfermo, lo que no retrasará tu viaje -lo que tiene unos beneficios que veremos más adelante-, pero te granjeará algún enemigo en el grupo. Sin embargo, si decides parar para tratarlo, ocurrirá lo contrario: la caravana no se detendrá, pero a muchos miembros no les gustará que hayas abandonado a uno de los suyos.
Las decisiones no solo se plasman en hechos, sino en palabras. Los diálogos se presentan de manera un poco sosa, con escenas estáticas donde se nos otorgará un árbol de opciones, pero cuyas consecuencias no repercutirán tanto como pueden ser las anteriores. La traducción petardea de vez en cuando, pero consigue que empaticemos con los protagonistas y sigamos con cuidado su historia y su mitología. De alguna forma, me ha recordado a los libros cada vez más en desuso de "elige tu propia aventura", algo que sin duda he agradecido porque era un asiduo de esta literatura en mis años mozos.
Gestiona tus recursos
Otra de las mecánicas de las que goza 'The Banner Saga' es, por llamarlo de alguna manera, la supervivencia. La "moneda" del juego es el Renombre, el cual puede adquirirse a través del combate o como consecuencia de algunas decisiones, y hay que saber gestionarlo con cuidado. Por una parte, podremos subir de nivel a los personajes, y por otra, comprar provisiones para la caravana. Esta es una de las tesituras más complicadas del juego, porque mientras van pasando los días de viaje, estas últimas se van gastando y si llegan a cero... comenzaremos a perder miembros en el grupo. Sin embargo, si no tenemos cuidado de aumentar las habilidades de nuestros combatientes, las batallas se van a hacer muy cuesta arriba. ¿Qué vamos a hacer?
El Renombre no es fácil de conseguir, y cuando lo hacemos, es en cantidades muy pequeñas, así que conviene tratarlo como si se tratara de verdadero oro, de hecho. La escasez de provisiones, por su parte, no es nada que no se pueda remediar en los comercios establecidos en los asentamientos, pero por otra parte, no son nada baratas, y unos pocos días más de vida para muchos de nuestro grupo pueden suponer unos cuantos niveles de menos para nuestros personajes.
Combate en clave táctica
Y el tercer punto importante de 'The Banner Saga' es el combate, táctico y por turnos. El escenario se presenta en la clásica disposición por casillas, teniendo cada personaje un límite de movimiento y ataque como si se trataran de piezas de ajedrez, aunque no hay que llevarse a equívocos y pensar que la complejidad es la misma. Varl lentos pero de fuertes ataques cuerpo a cuerpo, lanceros más rápidos pero más débiles en el combate cercano, arqueros con ataques a largo alcance pero fácilmente derrotables de un golpe... La situación de cada uno en el campo de batalla antes de cada combate es importantísima, así como un uso inteligente de ellos, y un progreso en sus habilidades coherente con sus puntos fuertes.
Cada uno de los personajes goza de una cantidad de puntos de armadura y salud. Es imprescindible bajar la primera para asestar buenos golpes a la segunda, pero atacar la vida de los enemigos también reducirá el poder de sus ataques. Más decisiones... También están los puntos de Voluntad, muy limitados y que suponen daño extra que habrá que saber reservar para los momentos más delicados, como un golpe de gracia a los Dredge más fuertes.
El combate tiene dos aspectos contradictorios: por una parte, no es profundo al nivel de un 'XCOM', por ejemplo -ni de lejos-, pero sí es lo suficientemente exigente en cuanto a poder o cantidad de enemigos en pantalla para conseguir que haya que pensarse prácticamente cada movimiento desde el principio. Pero sin embargo, esta exigencia baja algunos peldaños desde el mismo momento en que el juego prescinde de la muerte permanente, y nuestros héroes caídos solo necesitarán unos días de descanso para recuperarse. Obviamente, una muerte irreversible conllevaría un trastorno para la historia muy serio, y esta gente de Stoic no ha podido permitirse trazar varios caminos en el argumento para que esto sea posible.
Un principio satisfactorio que apunta aún más alto
Lo dicho, 'The Banner Saga' es un juego muy disfrutable, con un ritmo tranquilo y por ello, no apto para todo el mundo. Ni que decir tiene que quien espere combates largos y sesudos, exploración de mundos abiertos y profundidad en el desarrollo de los personajes, no lo va a encontrar en el juego de Stoic, pero sí una historia muy atractiva, bien contada, y que no ha hecho sino empezar. Es un juego para el que se necesitan ratos largos para poder disfrutarse al 100%, pero por desgracia, cuando te has encariñado con los personajes, cuando has dominado el sistema de combate, cuando le has cogido el gustillo a la toma de decisiones... 'The Banner Saga' se ha terminado, porque no es excesivamente largo. Afortunadamente, sus virtudes duplican a sus defectos, los cuales no nos engañemos, no son lo suficientemente importantes para desdeñar este videojuego. Vale mucho la pena darle una oportunidad, sobre todo teniendo en cuenta que la historia está por ampliarse con dos entregas más.