¿Quién no ha jugado alguna vez a 'Tetris'? Esta sería una pregunta muy poco original, de no ser porque además de tener una intención retórica, mi respuesta resumirá desde el primer momento qué es 'Tetris Effect' y el porqué merece tanto la pena. Y mi respuesta es muy sencilla y rotunda: no. No habéis jugado nunca a un 'Tetris' como este. Porque 'Tetris Effect' no es solo la evolución lógica que el clásico de Alexey Pajitnov merecía para los tiempos actuales, sino también la prueba de que cuando una base es muy buena, si esta cae en buenas manos, puede ser mejorada hasta límites insospechados. Y vaya sí ha caído en buenas manos... Nada más y nada menos que en las manos de Tetsuya Mizuguchi, el creador de sagas del género tan célebres como 'Lumines' o 'Rez'. Y siempre ligado a la mítica Sega y a otras franquicias muy conocidas como 'Sega Rally' o 'Space Channel'.
'Tetris' Mix 'Lumines'
Se mire por donde se mire, es imposible no ver la influencia que ha tenido 'Lumines' en esta última obra de Mizuguchi. Lo bueno, es que algunas cosas que no eran posibles en esa saga, ahora sí las ha podido plasmar el creativo en este 'Tetris'. Pero vamos por partes. Volviendo a la pregunta con la que hemos empezado este análisis, seguramente seréis muchos los que estaréis familiarizados con la mecánica de de la saga. Resumiendo, caen piezas del cielo y nosotros debemos colocarlas para encajarlas antes de que estas se nos amontonen arriba de la pantalla (lo cual implica el temido Game Over). Ahora bien, a ese concepto base, que en realidad sigue siendo exactamente el mismo, se han añadido una serie de novedades que resultan de lo más deliciosas. La primera, heredada de 'Lumines' pero ampliada a cotas mucho mayores: la relación tan estrecha entre el apartado audiovisual y la propia jugabilidad.
En otras palabras, jugar a 'Tetris Effect' es una de las experiencias sensoriales más reconfortantes que habéis experimentado en un videojuego en los últimos tiempos. Absolutamente cada movimiento al girar una pieza, o cada encaje al final de su camino tiene influencia en lo que podemos ver o escuchar. Ya no es solo una herramienta para ofrecer un juego muy bonito que viene con compatibilidad para PS VR, sino también un elemento indispensable de la experiencia cuando jugamos de manera tradicional. De hecho, teniendo en cuenta el grado de concentración que necesitamos ante una experiencia tan exigente (aunque hay varios niveles de dificultad para contentar a todo el mundo), incluso me atrevo a decir que todo se disfruta más sin las gafas que con ellas.
Relajante y vibrante a la vez
Pero volviendo a esa relación entre la jugabilidad y el apartado técnico, debéis saber que absolutamente cada nivel del juego es una auténtica experiencia sensorial en la que los movimientos de las piezas se funden de manera armónica con lo que transcurre en el escenario o con la música que nos acompaña en la partida. Y, sobre todo, lo hace de manera original y rompedora. Los escenarios son, en realidad, simples en su concepción; pero también son tremendamente imaginativos y psicodélicos. Tanto, que cuando juegas en el modo viaje (el modo historia y el principal del juego), uno de los motivos que te empuja a seguir jugando es la curiosidad para conocer qué nos espera en el siguiente nivel. Y no solo la jugabilidad, adictiva hasta decir basta. En cualquier caso, resulta tremendamente curioso ver como hay notas que las estás produciendo tú, pero que en realidad han sido pensadas para hacer mover a los personajes (o elementos) del escenario, o para casar con el ritmo de la canción.
Veremos desde bosques encantados, hasta seres mitológicos, pasando por delfines o simples molinos. Pero todos tienen el mismo denominador común: han sido medidos al milímetro para que la experiencia sensorial sea cada vez diferente incluso cuando en realidad siguen el mismo patrón. Además, lo verás todo con todo lujo de detalles, efectos visuales muy chulos o un colorido que parece sacado de un festival de fuegos artificiales. Como no, a medida que aumenta la velocidad del nivel o la dificultad del mismo, el jugador también obtiene una mayor recompensa a nivel sonoro y visual. Y eso es algo que no se paga con dinero. Aunque hablando de eso, el título llega a un precio bastante ajustado teniendo en cuenta que no es un simple juego independiente: 39,99 euros.
Novedades importantes
Por otra parte, también hemos mencionado que el juego lleva la fórmula de 'Tetris' a un nuevo nivel. Y no lo hace solo abusando de "trucos" de pirotecnia. También es capaz de aportar pequeños elementos jugables que en realidad tienen un impacto gigante en las partidas. De entrada, gracias al nuevo modo Zona, que no es un modo de juego en sí, sino un estado en el que podemos entrar en medio de una partida. Mientras jugamos, vamos rellenando una barra. Y con tan solo pulsar un botón, podemos detener la caída de piezas, como si estuviéramos parando el tiempo. Podemos entrar en el modo Zona cuando queramos, aunque dependerá del nivel de la barra el tiempo que dure. Por otra parte, el juego incorpora otra gran novedad jugable que tiene relación directa con la Zona: el efecto 'Tetris' que da nombre al propio juego.
Este consiste en que cuando eliminamos cuatro líneas de golpe, recibimos una mayor puntuación a modo de bonus (con un efecto muy chulo en pantalla, por cierto). Y, lógicamente, hacerlo sin entrar en el modo Zona es harto complicado —aunque no imposible. En cualquier caso, no son los dos únicos elementos que hacen de las partidas algo más complejo que lo habitual en la saga. Ahora, también es posible cambiar una pieza que no nos acaba de agradar por otra (la cual desconocemos por completo). Esto, lejos de facilitar el juego (es limitado), añade una nueva capa de profundidad a un título que incluso en su modo de dificultad normal supone un buen reto. Sobre todo cuando, en medio del nivel, la velocidad empieza a aumentar de manera desproporcionada. Sobrevivir a esos momentos dependerá no solo de tu pericia al mando, sino también de tu capacidad por haberlo hecho bien cuando todo iba más lento, o por supuesto del uso que hagas del modo Zona.
La VR, a medias
Sea como sea, en un juego de estas características donde una gran parte del atractivo (por lo menos el promocional) es la compatibilidad con PS VR, hay que destacar las opciones que ofrece al respecto. Y aunque solo lo he podido probar durante un par de horas con el periférico, la verdad es que no he necesitado más. Ha sido suficiente tanto para ver lo bueno, como para ver lo malo. En esa balanza encontramos por un lado una experiencia sensorial todavía más alucinante, que gustará y mucho a los amantes de este tipo de tecnologías. Pero también encontramos, por otro, una dificultad a la hora de disfrutar plenamente de su jugabilidad. Hay que entender que la acción real transcurre dentro del "tablero", mientras que los efectos visuales y el escenario del nivel en sí transcurren fuera. Por eso, girar nuestra cabeza para ver en mayor profundidad qué está ocurriendo, implica perder unos segundos (o incluso menos), que son vitales para sobrevivir.
Sí, pocas veces has disfrutado de un juego tan relajante y diferente en ese sentido. Pero el caso es que esas virtudes se conservan a la hora de jugar sin PS VR. De esa manera, estamos a todas luces ante un producto destacado en el catálogo normal, y simplemente notable dentro del catálogo de PS VR. Lo que sí está claro, sin embargo, es que elijas el método que elijas para jugar, vas a amortizar absolutamente cada uno de los euros que te ha costado. Entre otras cosas, porque ofrece una gran cantidad de modos de juego. De entrada, el modo viaje ya es largo, exigente, profundo y divertido. Pero es que además, el juego ofrece un montón de pequeñas variaciones incluidas en el llamado modo Effects. Ahí es, precisamente, donde el juego adquiere un componente más competitivo, aunque hay que dejar claro que no tenemos multijugador de ningún tipo (ni siquiera local). Solamente marcadores online. Una de las pocas lacras que lo alejan de la excelencia más pura.
La retorcida mente de Mizuguchi
Todos esos modos, que van desde algunos conocidos por los fans de la saga (como la típica variante infinita o el modo Ultra con tiempo límite), hasta algunos completamente nuevos, se dividen por bloques. Y lo más interesante de todo es que esos bloques son temáticos y van dirigidos para el deleite de nuestros sentidos. O en otras palabras, podemos escoger modos aventureros, para la concentración o simplemente para la relajación. No solo implica encontrar retos a nuestra medida, sino también poner a prueba nuestra cordura con alguno de los retos más demoníacos de Mizuguchi. Además, cada uno de esos "submodos" tiene su propia temática. De esa manera, los relajantes recopilarán aquellos niveles que en su escenario tienen elementos (y música) de ese tipo, por poner un ejemplo.
Gráficamente estamos ante un juego muy simple, pero que representa —en estos momentos— la máxima expresión que puede tener un juego de la saga y del género. Es preciosista, utiliza muchos trucos pero todos ellos funcionan de maravilla. Además, es original y rompedor y todo se funde de manera natural con la propia jugabilidad. A nivel sonoro poco más puedo añadir que no sea remitirme de nuevo a la saga 'Lumines'. El estilo es más bien electrónico, pero también hay lugar para otras melodías más pausadas o incluso cantadas (y son una auténtica pasada, os lo aseguro). De hecho, si solo estuviera valorando el producto por su apartado sonoro, tendría que rendirme a sus pies y darle un 10. Nota de la que, por otra parte, tampoco se aleja tanto.
Conclusión
Resumiendo, que se va haciendo tarde y me han entrado unas ganas locas de disfrutarlo un poco más, 'Tetris Effect' es ahora por ahora el juego de puzles más divertidos de la generación. También uno de los lanzamientos más tapados de finales de año y un juego redondo en todos y cada uno de sus apartados. Ofrece horas y horas de diversión (además de la posibilidad de subir niveles o conseguir muchos trofeos), y es uno de esos productos con los que "esa partida más" puede convertirse fácilmente en "diez partidas más". Desde mi punto de vista, estamos ante la evidencia de que Alexey Pajitnov fue un genio. Un profesor que ha acabado siendo superado por su alumno. 'Tetris Effect' es, en definitiva, poesía en movimiento y en forma de puzles. Un juego hecho con el corazón.