El 29 de May 2021 | 16:00
Hay videojuegos que se convierten en clásicos instantáneos. No he tenido la ocasión de jugar al primer 'Subnautica', pero es un título que ha apasionado profundamente a muchos jugadores. Los críticos están maravillados con sus secretos y filosofía de un mundo abierto como ningún otro. Los fans escriben cientos de artículos sobre su historia oculta, lo que ha implicado en sus vidas y las razones por las que todos deberíamos jugarlo. El constante trabajo en actualizaciones por parte de los desarrolladores también ha sido cuanto menos llamativo, y ya tengo preparada mi copia en PS5 para este verano.
Pero hoy no toca hablar exactamente de las virtudes del primer juego. Si aquel título maravilló de sobremanera a los jugadores, una segunda entrega tiene mucho que hacer. Es el momento en el que se sientan las bases de una franquicia, y si no son resistentes todos los sueños de castillos en el aire pueden venirse abajo. 'Subnautica: Below Zero' tiene mucho a lo que contestar en ese aspecto. Hora de entrar en calor y meterse al agua.
Una idea fresca
No puedo empezar este análisis de 'Subnautica: Below Zero' sin ser justo y hablar de su contexto, incluso si no tengo la experiencia de la primera entrega. El juego se concibió originalmente como una expansión, pero el crecimiento del proyecto lo ha acabado llevando a la senda de entrega independiente. Tengamos en cuenta, pues, que este análisis juzga el título por sí mismo sin el peso de la primera parte, el cual debe ser masivo. Algunos tildan el título como más cercano a una expansión que a su propio videojuego.
Quizás sea así, pero sirve como excelente punto de entrada para cualquier novato. La trama nos lleva al planeta 4546B, donde sucede también la primera entrega. Como está mayoritariamente cubierto de agua tenemos que alegrárnoslas nadando la mayor parte del tiempo, aunque nuestro objetivo inicial nos aleja un poco del enorme océano. Debido al misterioso fallecimiento de su hermana, nuestra protagonista tiene sus ojos puestos en el continente ártico en el que trabajada. Allí espera encontrar las respuestas de qué le pasó y poder dar cierre a una etapa de su vida.
Su problema es que el planeta no es amable con el cuerpo humano. Si los peligros de las profundidades submarinas no fueran suficientes, el frío se opone a la protagonista como el mayor enemigo al que debe hacer frente. Estar fuera del agua nos mata poco a poco a menos que busquemos una fuente de calor. Y cerca de estas suele haber también depredadores a los que no les gusta que invadas su territorio. Nada juega en tu favor.
Ni siquiera su propia especie te va a ayudar en este viaje. No parece quedar nadie con vida de la expedición científica de tu hermana, y la otra única humana que ves en el viaje es hostil. La historia se expande en diferentes direcciones y mantiene el tiempo suficiente enganchado al jugador como para querer alcanzar nuevos límites para obtener más respuestas. Y a cada pregunta contestada surgen dos más. Algo no encaja con lo que creíamos conocer de este lugar.
El mundo en tus manos
El mundo de 4546B es uno abierto y lleno de posibilidades. No es gigantesco en sus dimensiones, pero lo que no abarca de ancho lo compensa con su profundidad. Hay que pensar de manera vertical en los biomas, puesto que hay cuevas, túneles y abismos llenos de secretos. Cada vez que nos aventuramos a explorar un poco más descubrimos lugares que antes no habíamos visto, y la emoción de encontrar la entrada a un bioma diferente es difícil de replicar en otros títulos. Cuando crees que ya conoces una zona es cuando más pronunciada es la sorpresa de que todo este tiempo había un lugar gigantesco debajo de ti.
El ritmo que sigue 'Subnautica: Below Zero' merece nuestra apreciación. Sales a explorar y buscar recursos, vuelves a tu base creada por tu propia mano y vas creciendo para ir cada vez más allá. Hay mejoras que se hacen muy necesarias, como vehículos o mayores bidones de oxígeno, pero técnicamente casi nada está cerrado a nuestro paso nada más empezar la partida. Cómo avanza ese ritmo y hacia qué dirección lo dirigimos queda en manos del jugador
Aunque el mapa no sea gigantesco es mejor tener algunos apuntes que hacer a mano cuando sales a explorar. No disponemos de muchas herramientas para orientarnos, sólo una brújula opcional y marcadores que nos cuestan valiosos recursos. Tienes que aprender a familiarizarte con tu entorno submarino para guiarte y encontrar siempre el camino a casa o acabarás perdido y sin oxígeno en mitad del océano. Es una manera muy particular de plantear el mundo al jugador como un lugar físico, aunque puede ser irritante en ocasiones. La primera vez que exploremos ciertas zonas podemos acabar perdidos y muy confusos intentando encontrar la entrada por la que vinimos.
Esto sucede especialmente en las secciones en tierra firme, cerca del final del juego. El parecido entre los biomas helados es problemática de por sí. La confusión de túneles subterráneos en los que caes de forma inesperada lo hace peor, y el pequeño tamaño de las entradas a cuevas clave puede ser frustrante en primeras partidas. Carecemos de la misma libertad de movimiento que en el agua, por lo que se vuelve sencillamente irritante perderse de camino a casa. Además, parece ser una sección menos trabajada que las zonas tempranas por su diseño y, sobre todo, por el gran número de errores que hacen particular el terreno nevado.
Robopingüino a tus órdenes
Suena repetitivo, pero la parte que más se disfruta de 'Subnautica: Below Zero' es a la que hace referencia el título, no el subtítulo. El vehículo de tierra no funciona con la misma efectividad que cualquiera marino, las criaturas que nos atacan tienen movimientos forzados o poco naturales y, para rematarlo, los errores técnicos pueden arruinar una buena experiencia aquí. No se trata del número de estos, sino de lo graves que pueden ser. Varias veces me he caído del mapa y he acabado nadando hasta el infinito, o algunos de mis artefactos ha aparecido a kilómetros de distancia con un teletransporte por un ligero cambio en el entorno.
Es una pena los problemas que esta sección da al jugador, porque lo cierto es que es donde el título más quiere hacer lucir su potencial. Los gadgets tecnológicos más divertidos de usar están aquí, desde apisonadoras para confundir y alejar enemigos hasta un pequeño dron explorador con forma de pingüino que, la verdad, ojalá tener más ocasiones de usarlo. Es una ricura de robot y exige que estemos cerca de él para que no se desconecte, pero su capacidad para llegar a zonas inalcanzables por la protagonista y sus alegres comentarios alegran el día lo suficiente. Hacen que merezca la pena adentrarse en estos lugares.
Falla también la supervivencia contra los depredadores de la zona. No estamos preparados para el combate, así que se nos anima a huir en todo momento. Eso no quita que al poco tiempo les perdamos el miedo por repetir siempre el mismo patrón de ataque, la misma animación e incluso que no nos dañen gravemente, sólo que nos reduzcan un poco la vida. Es especialmente problemático con el enemigo gigante de la zona, a quien deberíamos temer pero que, por algún motivo, causa daños menores que los osos pardos que vemos antes cuando.
Conclusiones
Para jugar de forma independiente 'Subnautica: Below Zero' funciona a la perfección. Enseña un curso rápido del potencial que tiene el título en entornos submarinos y nos deja soñar con otra clase de juegos en este ambiente. Es en tierra donde pierde toda la fuerza y vitalidad que el juego muestra, una gran pena siendo lo que más publicitan sus desarrolladores. Aun así, muy divertido. Si disfrutas de los títulos de exploración no puedes negarte a probarlo.
Lo mejor:
- Sensación de exploración permanente con muchas sorpresas.
- Nuevos gadgets y vehículos únicos y divertidos de usar.
Lo peor:
- Destaca más como expansión que como secuela.
- Poco pulido y con un importante número de bugs presente.
- Puede ser difícil ubicarse en ocasiones.