El primer mordisco de 'State of Decay: Year One Survival Edition' es como al de la repostería casera, seguramente su aspecto sea imperfecto y desordenado, pero si pasamos por encima de su apariencia encontraremos en su interior un estallido de sabores auténticos. No seré yo, en 2015, quien os desvele que 'State of Decay' es un juego visualmente poco atractivo e imperfecto en buena parte de sus facetas, pero sí seré uno de los que aprovechen el lanzamiento de esta edición GOTY para recordaros que no os fieis de las apariencias.
'State of Decay' es un juego seguramente conocido por todos y cada uno de nosotros. Es uno de los grandes hitos digitales de Xbox 360, y uno de los juegos más valorados por la comunidad de fanáticos de los zombies. De hecho, en consola, es el máximo exponente de la supervivencia al holocausto de los infectados. Recoge con precisión un homenaje a todas las cintas de supervivencia que de manera casi industrial nos ha dado la industria del cine. Bebe directamente de hitos como 'Amanecer de los muertos' o '28 Días Después'. Es imperativo que cualquier fan de este género juegue a 'State of Decay', ya que cumple una por una todas las reglas de una buen historia de supervivencia al holocausto: un grupo de desconocidos que se unen para tomar fuerza, un pueblo en la américa profunda, aldeanos desconfiados desesperados por sobrevivir, el amiguísimo de turno que se infecta... Se preocupa de recoger bastante mejor el espíritu del 'The Walking Dead' de AMC que el deleznable Survival Instinct que Terminal Reality lanzó hace un par de años con fatídico resultado.
Un verdadero juego de superviviencia al holocausto
Lo que Undead Labs nos propone con 'State of Decay', para los que no estáis familiarizados con la licencia, es un sandbox de supervivencia desarrollado en entornos rurales. De esta manera tenemos un videojuego completamente abierto en el que hemos de ir cumpliendo misiones, muchas de ellas de recadero, pero en general lo suficientemente variadas para convertirse en un mata-ratos de manual. Por el medio, y esto es punto clave, no nos vinculamos a la personalidad de un protagonista, sino a la de un grupo que vamos conformando. En la crudeza de 'State of Decay' la muerte permanente es uno de los valores al alza, por lo que si nos encariñamos con uno de los seleccionables debemos cuidar muy bien nuestros pasos. Un mal volantazo delante de una horda puede suponer un fatídico final. Cuando un personaje muere se va sustituyendo por otros que se unen al grupo.
El desarrollo de 'State of Decay'
Como jugadores tenemos control global sobre el grupo de tal forma que buena parte de la trama se basa en estrechar lazos entre personajes para formar una piña, además de que podemos ir saltando entre diferentes seleccionables jugables. Nos harán encargo, alguno tendrá una crisis, verán sus fuerzas al límite, y muchos caerán por el camino. Así se va desarrollando la narrativa de 'State of Decay'. No es una historia clara con un principio y un final, es una historia en la que lo importante es el camino a realizar, pequeñas microtramas o microencuentros, que se saltan sin miramientos los cánones de un hilo conductor para contar unos hechos, pero funcionan a la perfección en un mundo abierto. De alguna manera la narrativa se adapta al diseño jugable, ya que su estilo, al carecer de un hilo principal claramente establecido, ayuda a fortalecer esa experiencia de libertad de acción en un mundo abierto, que es lo que al final propone un sandbox en su esencia más íntima.
Además de la interacción entre personajes, cada personaje individual evoluciona en sus habilidades a medida que jugamos, a esto se añade un componente estratégico que nos obliga a gestionar nuestra base. Somos supervivientes, con lo que tenemos la obligación de recolectar materiales, armas y medicinas para armar nuestra base central.
Pero sin duda, lo más apabullante de 'State of Decay' es lo vasto y enorme del mundo al que nos enfrenta. 'State of Decay Year One Survival Edition' incluye además las expansiones: Breakdown y Lifeline.
Cuestionable a nivel técnico
Sin embargo, el primer contacto es complicado, ya que técnicamente es un juego muy cuestionable, y con el salto de generación tiene una apariencia aún más desfasada. El modelado de los personajes, las físicas, el framerate, ninguno de los elementos visuales y técnicos del juego están a la altura. En Xbox One tenemos una mayor resolución y un suavizado, pero incluso en esta versión nos encontramos rascadas de framerate. De igual forma, buena parte de los enfrentamientos se disputan cuerpo a cuerpo, y la sensación de golpe al machacar a los muertos vivientes tampoco es muy agradable. La gestión de los menús se suma a los aspectos a poner en tela de juico, funciona con la típica libreta de notas compuesta pestañas para los diferentes submenús, pero de manera muy poco intuitiva.
El primer acercamiento es muy chocante, pero superado ese impacto realmente merece la pena. No creo que el acabado técnico sea algo importante para esta experiencia, por lo que se mantiene como un título tremendamente recomendable sin que le debamos dar un gran peso a lo visual..
Resulta curioso cómo un juego pobre en lo técnico logra una gran ambientación, y en buena medida lo consigue a través de su banda sonora. Cuando escribo acerca de la música de un juego es porque realmente me ha llamado la atención. Creo que todas y cada una de las veces que me tengo que enfrentar a un review llega un momento de disclaimer en torno al soundtrack, y sin ser un experto ni vicioso de las bandas sonoras vengo a ordenar los juegos en mi cabeza en tres enormes e inespecíficos grupos: no me gusta; acompaña, sin más, y me encanta. La de 'State of Decay' cae en el tercer grupo, el de "me encanta". Una buena banda sonora en un videojuego es necesariamente un elemento que aporte contexto, puede elegir ser el mero acompañamiento para dar fondo, o como en este caso, querer ir un paso más allá y convertirse en algo que verdaderamente suma en la experiencia. La banda sonora de 'State of Decay' convierte lo que podrían ser unos bosques y pueblos cualquiera, en el norte montañoso de los Estados Unidos. Eso es increíble
En conclusión
Lo mejor de 'State of Decay' es conseguir sumergirnos de manera precisa en un verdadero juego de zombies. Es la supervivencia al holocausto clásica del cine y la televisión convertida en videojuego, un concepto muy clásico pero que muy pocas veces ha sido tratado con éxito en videojuegos. Siempre hemos explorado juegos de acción, como 'Resident Evil', que se dibuja como la reacción de los cuerpos de élite al desencadenamiento de la infección. En 'State of Decay' la infección ya ha sucedido, la mayoría de la población ha sido infectada, ahora vivimos en la fase de supervivencia, de readaptarse a un mundo hostil habitado por voraces muertos vivientes. Aunque técnicamente es muy cuestionable, consigue una ambientación muy buena metiéndonos en la América profunda de bosques y granjas, con una banda sonora digna de 'The Walking Dead' de AMC. Es un sandbox de zombies que ningún amante del género de los muertos vivientes debe dejar atrás. Está disponible en formato digital y también en edición física.