Aunque es evidente que 'Spyro Reignited Trilogy' es un producto que también va destinado a una nueva generación de jugadores, no me cabe la menor duda de que son aquellos que vivieron su juventud —o incuso su infancia— junto a la mítica PlayStation, los que más disfrutarán de la nueva obra de Toys for Bob. Y, de entrada, os puedo asegurar que el trabajo realizado por este estudio de Activision, el cual muchos conoceréis por su trabajo con Skylanders, ha sido encomiable. Esta trilogía no es solo un buen remake de los tres juegos originales que desarrolló en su día Insomniac Games, sino también una puesta al día que luce mucho mejor incluso de lo que podíamos esperar. Juegos que en su día eran punteros a nivel tecnológico, pero que no podían plasmar todas sus ideas a nivel artístico por culpa de los polígonos.
Ya disponible en PS4 y Xbox One
De todas formas, es probable que más de uno ya lo esté disfrutando ahora mismo. Si no es tu caso, recuerda que el juego ya puede ser adquirido tanto en PS4 —plataforma en la que hemos realizado el análisis— como en Xbox One. Su precio es uno de los puntos más atractivos del paquete: 39,99 euros para tres títulos que dan para más de 10 horas de juego de manera independiente. En cuanto a los juegos, como bien sabréis, el desarrollo es exactamente el mismo que en aquella época; pero con la particularidad de que además de un apartado técnico puesto al día, también se han realizado ciertos retoques o rediseños artísticos que le han sentado de maravilla.
De hecho, si recordáis cada momento y cada pantalla de los juegos originales, podéis estar tranquilos. Al igual que ocurrió con la trilogía de 'Crash Bandicoot', el remake se mantiene realmente fiel a los de PSX. Y esos rediseños, simplemente han servido para crear algunos personajes secundarios (o enemigos) de manera más creíble o realista. Además, el grado de detalle llega hasta tal punto en estos remakes, que por poner un solo ejemplo, todos los dragones del primer Spyro tienen un diseño único y diferenciado. Y son una auténtica pasada. Cada uno tiene su propio encanto y coleccionarlos resulta mucho más divertido ahora, por las ganas de seguir conociendo cómo han plasmado cada personaje.
Una relación de amor atemporal
Ponernos a analizar de manera independiente cada uno de los juegos sería una auténtica locura. Por eso, creo que a la hora de explicar qué encontraréis en este recopilatorio, lo más interesante es hablar de qué ofrece en general cada uno de los juegos y en qué evolucionó cada entrega. De entrada, no es de extrañar si el factor nostalgia hace que todos tengamos ganas de revivir el primer 'Spyro'. El juego que realmente llevo 'Spyro the Dragon' en el título. Ya fuera por la mítica demo de 'Crash Bandicoot 3', por ser uno de los juegos que más vendió en aquella época, o simplemente por ser tan diferente y especial con respecto a otros juegos de plataformas en 3D, el caso es que también es una de las entregas más queridas.
Y no es para menos, ya que nos ofrece un juego que aparte del colorido, el humor y la variedad de la que tanto hacían gala los plataformas de antes (sobre todo los basados en personajes carismáticos), también se distanció de otras propuestas. De alguna manera, 'Spyro' siempre fue comparado con 'Super Mario 64'. Salvando las distancias, ya que nunca me ha parecido una comparación del todo lógica, sí es verdad que el desarrollo bebe de aquella obra magna de Nintendo. Resumiendo, el objetivo del jugador es explorar un mundo general a través del cual vamos descubriendo otros pequeños mundos —en forma de pantallas— en los que nuestro principal cometido es ir coleccionando objetos que nos permitan llegar más lejos. Como siempre, no es necesario conseguirlo todo para terminar el juego, aunque la mayor gracia y también el mayor reto, residen precisamente en hacerlo.
Exploración al poder
En cualquier caso, 'Spyro' tiene un halo especial. Su propio estilo y una seña de identidad que también le acompañó en los dos juegos posteriores: la exploración calmada y relajante. No se me ocurre otra forma de definirlo de un modo diferente a lo que ya ofrecen otros títulos. Ya no es una cuestión de colorido en el que las gemas parece que nos estén atrayendo como si fuéramos simples imanes. Es el hecho de que aunque la dificultad nunca llega a ser un factor importante en ninguno de los tres juegos (que son más bien fáciles), la capacidad de divertir de cada nivel es proporcional al grado de exploración de los escenarios. El nivel artístico, los simpáticos enemigos, y sobre todo la gran variedad entre plataformeo puro y algo de acción es una fórmula que lejos de agotarse, ha mejorado. Como el buen vino.
A todo eso hay que sumar también elementos únicos de la saga como las fases de vuelo, minijuegos muy variados y divertidos o las propias habilidades de Spyro que, al fin y al cabo, aprovecha su condición de dragón de manera muy efectiva. Los jefes finales no son muy numerosos en ninguna de las entregas, ni tampoco son batallas más memorables que las que podemos encontrar, por ejemplo, en un 'Crash Bandicoot'. Pero tampoco se echa en falta en ningún momento. Justamente por lo que decíamos antes: nos basta y nos sobra con ir recopilando gemas, volando por ahí y husmeando absolutamente cada uno de los rincones de una fase. Y vaya fases... Decir que son variadas es quedarse corto. Tan pronto podemos estar en un campo verde como el que da pie al juego original, como en un palacio de hielo o un pueblo con curiosos habitantes. Ir descubriendo cada emplazamiento también es siempre un motivo más de querer avanzar.
Una evolución respetuosa
Con 'Spyro 2', conocido como Gateway To Glimmer en Europa y nombrado en este recopilatorio como 'Ripto's Rage!' (el nombre original en Estados Unidos), se repitió la fórmula. Solo que mejorando algunos aspectos, principalmente a base de nuevos minijuegos, pero también con una variedad y cantidad de personajes secundarios más marcada, o un argumento algo más complejo. Lo que se consiguió es un juego muy continuísta que, en realidad, dotaba aún de mayor variedad al conjunto. Y, finalmente, llegó 'Spyryo 3: El año del Dragón'. Probablemente el más completo de los tres (o por lo menos el más largo), y también el que más novedades incorporó. La mayor de todas es la posibilidad de controlar a nuevos personajes totalmente inéditos. Todos ellos, con sus propias características físicas y particularidades jugables.
Desde Sheila (la canguro), que aportaba niveles de mucha más verticalidad gracias a sus tremendos saltos, hasta el Sargento Byrd (el pingüino), el cual era todo un derroche de artillería pesada y niveles de pura acción con lanzamisiles incluido. Hay otros, pero si no jugaste el original, lo mejor es que los vayas descubriendo tú mismo poco a poco. Lo más original e interesante de este asunto, sin embargo, es el hecho de que no son introducidos de cualquier manera, sino que forman parte del afán por el coleccionismo de Spyro. Y no es solo que haya que desbloquearlos, sino que en ocasiones hará falta hacer uso del backtracking para completar niveles en los que no se puede conseguir todo si no tenemos ya a esos personajes disponibles. En efecto, estos personajes no solo tienen sus propios niveles, sino que forman parte de otros niveles normales de Spyro en los que sirven como complemento ideal para dar más variedad al desarrollo.
Una gran obsesión por el detalle
Antes de hablar precisamente del apartado técnico, creo que viene bien estar hablando de 'Spyro 3' de cara a explicar lo que ha conseguido este remake a nivel gráfico. De entrada, porque 'El Año del Dragón' consiguió mejorar bastante lo que habíamos visto en los dos anteriores. Pero, sobre todo, porque aquí las tres piezas incluidas en el puzle lucen exactamente igual de bien. El lavado de cara es tan sumamente bonito, que desde mi punto de vista no estamos solo ante una oda a los juegos originales, sino ante un producto que es capaz de mejorarlo y que vale su peso en oro por sí solo, sin necesidad de tener en cuenta el factor nostalgia. No os engañaré; tenía mis dudas con respecto a este juego. Así como la nueva trilogía de 'Crash Bandicoot' desarrollada por Vicarious Visions trajo novedades de peso como los niveles contrarreloj en el primero y el segundo juego, no tenía claro que 'Spyro' ofreciera un valor añadido más allá del propio remake.
Y, evidentemente, me equivocaba. Lo visual forma parte del encanto del producto porque a nivel artístico es muy especial. Pero es que además se mueve tan bien, que la propia exploración o las habilidades de 'Spyro' resultan mucho más divertidas todavía. Y eso, teniendo en cuenta que esas eran precisamente las grandes virtudes de los juegos originales, tiene mucho mérito. Hasta el punto de que algunos mareos que podían producir los juegos de PSone (por ejemplo por temas de la cámara), aquí no tienen lugar, o por lo menos aparecen en menor medida. Sí, es verdad que hay algún pequeño problema de rendimiento si nos ponemos quisquillosos, ya que parece que haya algún defecto gráfico cuando giramos rápidamente la cámara (no siempre). Pero, sinceramente, no son bajadas de frame rate ni nada que afecte a la jugabilidad. De hecho, a mí no me parece que tenga problemas para mantenerse a 30 fps estables, como sí se ha comentado en algún medio.
Novedades tímidas pero efectivas
De entrada, el simple hecho de que la cámara se pueda girar con el stick derecho ya mejora la jugabilidad a unas cotas altísimas (aparte de que podemos disfrutar más de los bellos escenarios). Pero me han gustado especialmente algunos detalles que han incluido. A los diseños variados de los dragones del primer juego que ya hemos mencionado, hay que añadir los puntos de habilidad, que antes estaban solo en 'Spyro 3' y que ahora aparecen en los dos primeros juegos, la posibilidad de añadir un mapa para facilitar la exploración a aquellos jugadores que así lo deseen, o un pequeño guiño que me ha parecido extremadamente original y del que no todos se han hecho eco. Estoy hablando de Sparx, la simpática libélula que acompaña a Spyro en sus tres aventuras, la cual sirve de indicador del nivel de vida del personaje. Como bien sabréis, cada vez que nos golpean, esta cambia de color. Lo chulo, es que los colores de Sparx se adaptan en todo momento a la luz que sale de nuestros Dual Shock 4.
Y detalles como estos hay unos cuantos a lo largo del juego, aunque nuevamente creo que no contarlos puede ir en favor de los más nostálgicos, que encontrarán guiños divertidos y cambios entrañables (pero siempre respetando la esencia y la estructura del original a rajatabla). Sin ir más lejos, es posible disfrutar de la banda sonora nueva, o incluso de la original. Exactamente lo mismo pasa con la cámara de la que hablábamos antes; si alguien prefiere el sistema tradicional, pulsando los gatillos, podrá hacerlo sin ningún tipo de restricción. Y sí, la BSO de 'Spyro' sigue siendo tan carismática como el personaje, tan bonita como los escenarios del juego, y tan adictiva y pegadiza como la exploración y la diversión a la hora de recopilar gemas (nunca te has sentido tan rico como en este juego, te lo aseguro).
Conclusiones
En definitiva, Spyro Reignited Trilogy' es, desde mi humilde punto de vista, la concepción perfecta de lo que tiene que ser un remake si lo único que pretendemos es trasladar la aventura original de manera intacta, y centrarnos en un lavado de cara para un juego de la era poligonal. Pero, al mismo tiempo, es un juego tan divertido y simpático que sigue resultando ideal para todo tipo de público, independientemente de su relación con él o del factor nostalgia. Algunos minijuegos no han envejecido tan bien como otros y ciertas mecánicas pueden resultar algo más arcaicas, pero estamos ante la viva prueba de que los plataformas 3D pueden seguir teniendo un hueco en la generación actual si se tratan con el mimo y el cariño que merecen.
Adictiva hasta decir basta, la experiencia de estos tres juegos es sumamente recomendable tanto si te gustan los plataformas en general, como si te consideras un fanático de la exploración o los cuentos. Ninguno de ellos representa un reto exigente, pero sí contienen la suficiente dificultad como para atrapar al jugador de principio a fin. Un diamante en bruto y a todo color.