Cuando hace algunos meses escribí el avance de 'Spec Ops: The Line' hice una analogía un tanto peculiar, pero que debo corroborar tras haber completado el juego. Como dije en su momento, el título de Yager es como una chica que, en la primera impresión, no llama demasiado la atención. Por lo menos no tanto como las bellezas con curvas que tiene alrededor. Pero, al contrario que las más voluptuosas, su interior no está hueco y ahondando en él, descubres que tiene todo lo que necesitas para hacerte sentir completo. O casi.
Una propuesta que debería ser referencia
Algo similar ocurre con el título que nos ocupa. No tiene detrás un estudio multitudinario, ni un presupuesto contundente, y mucho menos un taladrante márketing como el de aquellos juegos de corte bélico que en los últimos años nos invaden de forma gradual en navidades. 'Spec Ops: The Line' se desmarca de estos productos consumidos por la pirotecnia y el consumo fácil para ofrecer algo más que tiroteos simplistas y polémica gratuita. Desde Yager pretenden hacer reflexionar al jugador sobre muchos aspectos, golpeando directamente a la moralidad de cada persona. No sólo trata de meternos en el pellejo del protagonista, sino que también nos pone en la tesitura de dudar si en nuestro día a día estamos haciendo lo correcto. Cuando tomamos la decisión que pensamos que es la más correcta, avanzamos con nuestra idea cegados hasta el final, sin escuchar los consejos de los que nos rodean. Y quizás, esto signifique que nos demos cuenta del error cuando sea demasiado tarde. Así es 'Spec Ops'.
Inspirado en la novela "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad, bebe de diversas obras cinematográficas bélicas como 'Patton', 'Tres Reyes', 'La chaqueta metálica', 'Jarhead' o por supuesto 'Apocalypse Now'. Cintas que son homenajeadas en forma de documentos o pequeños guiños durante los quince episodios que componen la aventura que nos brindan una trama tan dura como compleja.
Porque el objetivo de Yager durante el desarrollo ha sido el de dar el puñetazo en la mesa con una campaña que deje huella, y creedme que lo hace. Y en eso se diferencia del resto de títulos del género, carentes de cualquier atisbo de profundidad narrativa. Hay ciertos momentos en la aventura que nos dejan absortos. Helados de frío a pesar de estar rodeados de un sol incesante y una abrasadora arena. Bien es cierto que apenas hay tres momentos que nos ponen entre las cuerdas psicológicamente. No habría estado de más que las situaciones delicadas fueran más constantes en lugar de tiroteos genéricos que por lo general, no aportan nada nuevo. Aun así, el capítulo final nos hace reflexionar sobre todo lo vivido durante las más que suficientes seis u ocho horas que dura la aventura. Hay varios finales dependiendo de la sentencia que dicte nuestro remordimiento. Tranquilos, entre ellos varía algo más que el color.
Una historia de crudeza
El capitán Martin Walker junto con sus camaradas Lugo y Adams, de la unidad Delta, son enviados a Dubái para una misión aparentemente simple: Rescatar al capitán John Konrad y al escuadrón de los Malditos 33. Sin profundizar mucho más en la trama, es obligado destacar la marcada personalidad de los tres protagonistas iniciales y su cambio a medida que se van sucediendo los crudos acontecimientos. Además de las mencionadas decisiones, hay escenas verdaderamente duras que hacen que el corazón se encoja. Realmente, es difícil recordar un videojuego que plasme escenas tan sobrecogedoras, como la del fósforo blanco. Sobretodo porque están totalmente justificadas, cuando lo habitual en el sector es, desgraciadamente, ofrecer un frenesí de violencia gratuita sin sentido.
Puede ser criticable la ausencia de un modo cooperativo para tres jugadores teniendo en cuenta que, durante la mayor parte de la aventura estamos acompañados de dos soldados. Pero en la recta final te das cuenta de que para todo lo que pretende ofrecer 'Spec Ops: The Line' no tendría ningún mínimo sentido ese añadido. La decisión de Yager de no abogar por la comercialidad en pos de ofrecer la historia que pretendían es de sobresaliente. De matrícula de honor es la noticia de que el próximo mes de agosto estará disponible un DLC con fases cooperativas que narraran acontecimientos previos al juego, y que dicho contenido será gratuito. Por el contrario, han cedido en un cumplidor pero poco efectista multijugador competitivo. Algún día nos daremos cuenta de que un juego no es peor que otro por no tener modalidades en red. Maldita demanda.
Sin novedades en el frente
Como ya hemos dejado caer con anterioridad, la campaña es resultona y entretiene, pero no aporta prácticamente nada. La interactividad con la arena de Dubái, uno de los mayores atractivos y principal seña de distinción que podría tener en un principio, resulta recurrente y espectacular en los primeros compases de la aventura, pero es una opción que prácticamente desaparece a partir de la mitad del juego para tener delante de nosotros un shooter genérico con coberturas, donde las ganas por progresar se reducen a conocer cómo acabará todo.
Quizás un mayor componente estratégico habría aportado a la aventura un mayor atractivo a nivel jugable. Se pueden emitir órdenes a nuestros dos aliados, pero prácticamente se reducen a pedirles que se centren en un objetivo concreto, algo cuya utilidad queda reducida a los enemigos pesados o con torretas. Aunque bien es cierto que su Inteligencia Artificial es bastante notable, en diversas ocasiones van un poco "a lo loco" por el escenario y puede causarnos algún que otro disgusto, sobretodo en los niveles de dificultad más elevados. Afortunadamente esto no ocurre con frecuencia.
Visualmente el juego cumple con maestría. Mención especial al telón de fondo que es la ciudad de Dubái y al continuo contraste al que nos vemos inmersos. Escenarios desolados por la arena, mientras de fondo reclaman nuestra atención la soberbia y el lujo arquitectónico de los imponentes rascacielos dubaitíes. Arena que también requiere su dosis de protagonismo en varias fases donde la tormenta hace imposible contemplar lo que nos rodea, con una recreación sublime del fenómeno meteorológico.
Hay que aplaudir propuestas como este 'Spec Ops: The Line', aunque en su faceta como juego diste bastante de ser un revulsivo, su narrativa adulta y trágica tendría que comenzar a darse más en un sector que pretende crecer de manera definitiva. Quizás estemos delante de un futuro referente del ocio electrónico y lo comencemos a valorar cuando pase el tiempo.