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Análisis de 'Sonic Mania', la perfección existe

MARAVILLA SUPERSÓNICA

Análisis de 'Sonic Mania', la perfección existe

Daniel G. Astarloa Por Daniel G. Astarloa

El 14 de Agosto 2017 | 17:00

El regreso al pasado del erizo azul más famoso del mundo no deja indiferente a nadie, y logra lo que muchos no consiguieron durante decenas de años: crear un juego a la altura del personaje.

Ser fan de Sonic no ha sido fácil en los últimos años. El personaje que fue capaz de competir con el mismísimo Mario allá en los noventa se ha convertido en una especie de chiste fácil en la comunidad de videojuegos, un héroe cuyos días de gloria ya pasaron y no sabe cómo encontrar ahora su lugar en el mundo. Es una situación difícil, pues aunque algunos de sus videojuegos eran notables como 'Sonic Generations', otros podían resultar ser grandes desastres, como 'Sonic Boom'.

Pero por fin años de espera han tenido su recompensa en forma de juego digital, algo que podría hacer parecer que SEGA quiere prestar menos atencion a este lanzamiento que el futuro 'Sonic Forces'. A simple vista este juego puede parecer una simple llamada de atención por parte de la compañía, un recuerdo que atrapa a la nostalgia y que quedará como un capítulo pasajero. Yo os prometo que 'Sonic Mania' es muchísimo más que eso: es el juego definitivo del erizo azul.

Regreso a los clásicos

Malos huevos nunca mueren

No estamos aquí por la historia del juego, pero tampoco debería ser ignorada: Eggman ha construido a cinco terribles enemigos con la misión de destruir a Sonic, los Hard Boiled Heavies, mientras él con la ayuda de una gema del tiempo prepara el regreso de su mortal Death Egg. Debemos tomar el control sobre Sonic, Tails o Knucles para atravesar diferentes fases clásicas y nuevas con el objetivo definitivo de derrotar a estos destacados enemigos, detener los planes de Eggman y recuperar de camino las siete esmeraldas del caos.

Es una premisa sencilla que toma los toques narrativos de 'Sonic 3 & Knucles', con los niveles separados en dos actos y unas ligeras transiciones entre zona y zona para justificar cómo podemos llegar de una colina verde a una planta química en menos de un segundo. A veces estas transiciones desaparecen y otras dan un motivo muy poco convincente, haciéndose algo vagas, pero sirven para ir tirando.

Los tres personajes juegan el mismo papel, pero la verdad es que las diferencias son mayores que nunca entre ellos. Las habilidades hacen que los niveles pasen a ser superados con diferentes filosofías, presentando una u otra filosofía diferente en cada uno; pero también puede haber algunas variaciones importantes, como que el punto de inicio de algún nivel sea diferente y casi exclusivo para explicar cómo se ven envueltos en la historia o sencillamente por seguir caminos diferentes. Esto sucede pocas veces, pero cuando lo hace sorprende, da un mayor golpe de aire fresco al juego y anima a los jugadores a pasar por el título con todos los personajes para ver cuánto puede variar el título.

El juego no penaliza en exceso

Un nuevo sabor en ese vino antiguo

Antes de hablar de los niveles y su diseño voy a agradecer personalmente que SEGA no haya revelado con antelación todas las zonas que compondrían el juego. Este redactor temía que se quedara en un número bajo de estas con lo ya mostrado, y no sería del todo reprochable ya que los juegos de Sonic originales no contaban con un gran número de niveles. Y aquí estamos, con la monumental sorpresa de que el juego se compone en total por doce zonas divididas en dos actos, cada uno de ellos radicalmente diferente al anterior y con elementos jugables nuevos para mantener la experiencia fresca.

El tamaño de cada uno de estos actos puede ser descomunal hasta el punto de que en ocasiones el tiempo límite de diez minutos para superarlos puede quedarse corto, especialmente en los niveles más avanzados. Y es que no se trata sólo de la extensión que tienen, sino del gran número de rutas que hay disponibles y a las que podemos llegar haciendo uso de nuestros reflejos y habilidades al mando. Dos partidas en el mismo nivel pueden hacerse completamente diferentes, especialmente si somos lo suficientemente buenos como para superar cada escenario en el menor tiempo posible, lo cual por lo general significa apuntar hacia las rutas situadas en la parte superior del mapa.

El diseño de niveles es absolutamente fantástico. Son en su gran mayoría viejos lugares conocidos que toman algunos elementos básicos de sus juegos originales, pero que se consiguen reconvertir hasta el punto de ser irreconocibles en muchas ocasiones. El primer acto se mantiene de forma más tradicional, mientras que el segundo suele apostar por cambiar el escenario en base a una idea no mostrada antes, como poner en llamas el escenario creando una situación peliaguda para avanzar. La creatividad está a la orden del día y se añaden los suficientes elementos como para que el título se mantenga fresco en toda su aventura a la par que divertido.

Los jefes finales son originales y divertidos

Eggman reclama venganza

No sólo hay que apreciar esa enorme imaginación que Taxman y su equipo han derrochado en el juego por los escenarios, sino el brillante diseño de niveles que pone a nuestra disposición. Los escenarios son claros, las rutas rara vez son difíciles de seguir y se nos enseña lo suficiente como para que cualquiera pueda aprender y superar el juego sin pasar grandes dificultades. Al contrario que otros títulos del erizo no se castiga en exceso con pozos sin fondo, los cuales apenas aparecen en Flying Battey Zone y el primer acto de Mirage Saloon Zone; en su lugar, el juego busca otros métodos para penalizar sin ser excesivamente severo, pero tampoco compasivo.

Algo que también arregla esta entrega con respecto a los juegos originales es los enfrentamientos contra jefes finales. El diseño de estos era en muchas ocasiones algo olvidadizo y no explotaba todas las posibilidades que se tenían a mano, siendo memorables sólo por la gran cantidad de veces que debíamos enfrentarnos a ellos. En esta ocasión contamos con un jefe por cada acto del juego, y todos ellos se destacan por tener algún punto que hace sus combates únicos, además de divertidos y no excesivamente complejos. Hay que destacar en especial cada ocasión en la que nos cruzamos con los Hard Boiled Heavies, cuyas batallas son las más memorables e ingeniosas. Ni un sólo jefe final de este juego caerá en el olvido.

Y qué puedo decir sobre la música. La franquicia siempre se ha caracterizado por grandes bandas sonoras que han roto esquemas y sorprendido a todo el mundo, y 'Sonic Mania' no iba a ser mucho menos. Cada acto cuenta con su propio remix de los temas en los que se inspira, los jefes finales cuentan con diferentes temas dependiendo de a qué clase nos enfrentemos, y todo suena mucho más que bien. El sonido no sólo encaja en la ambientación en la que jugamos recorriendo niveles a gran velocidad, sino que merece ser escuchada por separado para apreciar cada nota de amor que le ha sido puesto.

La versión definitiva

Conclusiones

'Sonic Mania' es un juego hecho por fans, para fans. Sabe acertar en todos los puntos en los que se propone revolucionar: apela a la nostalgia de forma acertada sin tampoco excederse, sabe revolucionar con sus nuevas ideas innovadoras y su estilo visual no choca con las muchas capacidades que tiene el motor gráfico retro con el que ha sido posible su creación. Este no es uno de los mejores juegos del erizo: es el más absoluto de todos ellos.

10,0

Lo mejor:

- Los niveles son numerosos y muy originales.

- Los jefes finales son memorables.

- Existen miles de referencias ocultas hacia los juegos clásicos del erizo.

- Numerosas opciones para explotar la rejugabilidad.

- Música excelente y variada entre niveles, jefes y eventos.

Lo peor:

- Una fracción mayor de zonas originales se habría agradecido.

- Las transiciones entre niveles a veces es algo vaga.

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