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'Ryse: Son of Rome': traición en Roma

ANÁLISIS

Por Xose Llosa

El 17 de Marzo 2014 | 16:15

La obra de Crytek para estrenar Xbox One busca la espectacularidad en cada paso que damos. La épica de la Antigua Roma.

Es difícil explicar qué tipo de juego es 'Ryse: Son of Rome'. Evidentemente es de lucha cuerpo a cuerpo, al que sus creadores denominaron en algún momento como "juego de combate", y con ese pretexto, y esta ambientación, es fácil echar la vista a 'God of War', 'Dantes Inferno', u otras propuestas dentro del hack'n slash. Sin embargo, si nos acercamos a la obra de Crytek con esta intuición nos vamos a volver con una buena desilusión. Efectivamente, es un juego de combates, un "yo contra el barrio" envuelto en un aire de superproducción y ambientado en la Antigua Roma, pero no un hack'n slash.

Ryse: Son of Rome

La relación entre 'God of War' y 'Ryse: Son of Rome' es análoga a la que existe entre 'Vanquish' y 'Gears of War', por ejemplo. Ambos juegos de disparos, pero con muy poco que ver el uno con el otro.

Antecedentes

Simplemente por ponernos en antecedentes, 'Ryse: Son of Rome' fue un juego anunciado en origen para Kinect en Xbox 360, era además la apuesta hardcore para Kinect en la antigua plataforma de Microsoft. Sin embargo, 'Ryse: Son of Rome' corrió la misma suerte que otros coetáneos, como 'Crimson Dragon' o 'Dead Rising 3', y a mitad de camino decidieron espolear el proyecto para catapultarlo a la next-gen.

El salto, en este caso, le ha sentado muy, pero que muy bien. No solo a nivel gráfico, donde luego nos meteremos, sino que por el camino también ha podido zafarse del componente Kinect, lo cual cabe intuir que también ha sido un cambio a mejor.

Ryse: Son of Rome

Si Crytek destaca en algo es en la potencia gráfica que suele acompañar a sus lanzamientos, lo que es marca distintiva del estudio. En este caso el aspecto que luce el juego es impresionante. Es sin duda el punto álgido de la obra. Los efectos de luces y sombras, los brillos en las armaduras, las partículas cuando llueve, hay humo, un incendio... la expresión de los personajes... es un videojuego realmente increíble en lo visual, y de todos los juegos de lanzamiento en esta next-gen que recientemente desprecintamos, 'Ryse: Son of Rome' y 'Killzone: Shadow Fall' son los dos únicos títulos que verdaderamente nos ponen los dientes largos ante intuiciones de lo que está por venir a lo largo de la vida de estas nuevas plataformas.

Calidad gráfica y espectacularidad

Cierto es que la ambientación romana es un escenario que permite lucirse en lo artístico. El juego no solo se desarrolla entre grandes palacios y las calles arenosas típicas de las producciones en Roma, sino que también nos lleva a lúgubres bosques propios de la Nueva Zelanda de Peter Jackson, o calles oscuras, atestadas de barro y cadáveres, huella de una ciudad sumida en la guerra. A nivel gráfico es muy bueno, por momentos impresionante.

Esta calidad visual se complementa con la espectacularidad en el montaje. Es un título muy palomitero, muy cinematográfico. Los numerosos cortes de vídeo también dan buena muestra de ello, y terminan de buscar la excelencia con el doblaje al castellano. El doblaje merece al menos un punto y seguido, y es que está al nivel de producción hollywoodiense de primer nivel.

Ryse: Son of Rome

Si antes hacíamos el paralelismo con 'God of War' para explicar que se tratan de apuestas muy diferentes, ahora el paralelismo se tiene que ir a 'Heavy Rain', y es que por lo cinematográfico de su planteamiento, y por los elementos jugables con los que iremos exponiendo, aunque quien lea pueda pensar que se he ha ido la cabeza al hacer la comparación, 'Heavy Rain' es un juego con el que 'Ryse: Son of Rome' guarda bastantes elementos en común.

A vueltas con los QTE

Y ahora es cuando empezamos a hablar de los quick-time-events (QTE a partir de ahora). Una de las críticas feroces que han rodeado a esta propuesta desde sus primeros pasos era la exacerbada presencia de QTE en la obra, y más en concreto, que los QTE siguiesen ejecutándose a pensar de nuestros fallos. Esto está, inexplicablemente, presente en el juego final. Si ejecutas bien la secuencia de dos botones (sí, solo dos) te llevas una mayor puntuación que con los fallos, pero la animación, que viene a ser un fatality para segarles la vida a nuestros enemigos, sigue su curso prefijado aunque tiremos el mando debajo de la silla.

Ryse: Son of Rome

Los combates en sí, más allá de la secuencia final, son un esqueleto rítmico entre los movimientos del rival y los nuestros, en el que tendremos que alternar entre un par de acciones -atacar, esquivar, bloquear...-, para contrarrestar el envite de nuestro enemigo y abrir su defensa. Es una propuesta tan rítmica, que aquí es donde se llega a atisbar el paralelismo con las escenas de acción de 'Heavy Rain', aunque en 'Ryse: Son of Rome' estamos en el género de la acción, y la sensación de dinamismo es muchísimo mayor. Si bien las secuencias finales con su QTE son grotescamente deliciosas, pero mal planteadas por todo lo que explicamos, los combates, a pesar de asentarse en una vertebración muy simple, cumplen. Rompe con el sistema de combate típico y habitual de los juegos de acción, muestra un ritmo de batalla más pausado y creíble para una escaramuza cuerpo a cuerpo entre romanos y bárbaros, y si apretamos la dificultad a niveles altos nos pondrán las cosas difíciles. En general, es un sistema de combate que rema en pos la espectacularidad, es intuitivo, y que a fin de cuentas, funciona para un juego como el que plantea Crytek. La profundidad del sistema, por su propio diseño, tiene un techo temprano, pero en seis horas de campaña tampoco no hay lugar para mucho más.

La duración

Con seis horas de jugo cubriremos los ocho capítulos que narran la venganza de Marius, pero si nos atenemos a aquello de que "un juego debe durar lo que tiene que durar", este lo cumple a rajatabla. 'Ryse: Son of Rome', para bien o para mal, dura exactamente lo que necesita. Con los elementos que tiene, si no inventase ninguna mecánica más, alargar en dos horas la aventura para cumplir con las ocho horas de rigor, quitarían al conjunto más de lo que pudiesen añadir. En su planteamiento tiene una duración perfecta. Ahora bien, para un videojuego de 60 euros contantes y sonantes sobre el mostrador de turno, 6 horas de campaña poco rejugable se antojan escasas.

Ryse: Son of Rome

Esto se completa con un apartado multijguador basado en unirnos a otro jugador para afrontar juntos retos y hordas en el Coliseo Romano. De este apartado disfrutaremos sobremanera si tenemos un amigo con el que echar unas partidas, más que jugando con desconocidos. A medida que progresemos también iremos obteniendo nuevos objetos para personalizar a nuestro gladiador.

En busca de la venganza

Y para el final, sin ningún respeto a la estructura que se supone debería tener un análisis, me dejo la historia. El historiador que busque una fiel recreación de la sociedad romana que eche a correr como si no hubiese mañana, pues aquí se entremezclan un par de referencias reales a Roma, con una historia de ficción aderezada con trazas de elementos mitológicos. Sin embargo, la historia para mí es lo que da nexo al juego. Estoy convencido de que si no hubiese entrado en la trama, y hubiese jugado meramente por el componente de los combates, como, me sucede en el 90% de los juegos de acción, me hubiese aburrido. Sin embargo, por medio de unas escenas de vídeo de muy buena calidad se presentan puñado de personajes planos, pero muy fáciles de odiar o amar. Esto unido a un par de giros argumentales que a mí me engancharon lo suficiente, sirve para dar en conclusión una trama muy digna para un juego de acción. Claramente hay unos "malos muy malos" a los que desde lo más visceral de mis entrañas quise ver sufrir. El puro asco que les cogí gracias a los cortes de vídeo, justifican todos y cada uno de los minutos que pasé (gustoso) con el mando en las manos para llegar al desenlace.

Ryse: Son of Rome

Ahora recapitulad rápidamente todo lo que conté sobre el juego, envolvedlo de una música muy épica, algunos fallos en las animaciones, sobre todo al enlazar combates con las QTE de los "fatalities", y tendréis 'Ryse: Son of Rome".

Conclusión

En conclusión, no es un juego sobresaliente a pesar de la estupenda puesta en escena. Es mejorable en muchos elementos, pero, maldita sea, es divertido e impresionante. Creo que es una experiencia de consumo rápido a la que merece la pena dar un tiento, sentarse delante del televisor sin pretensiones, sin buscar el 'Gears of War' de Xbox One como en su día se intuyó, y disfrutar de las luces y los colores de una gran producción épica. Por mi parte, me ha gustado lo suficiente como para cruzar los dedos por una segunda parte.

7,0

Lo mejor:

-Calidad gráfica y espectacularidad de principio a fin. - La ambientación está muy lograda. - El nivel del doblaje al castellano. - El sistema de combate es muy intuitivo...

Lo peor:

-... pero poco profundo. - Los QTEs que se ejecutan a pesar de que no pulsemos ningún botón. - Nos los pasaremos en un abrir y cerrar de ojos. - El componente de dirigir a nuestro ejército de legionarios está muy poco explotado.

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