El 26 de Septiembre 2017 | 22:10
Si hay un gran culpable de que el sector independiente se haya convertido en lo que es hoy, probablemente este puede ser Devolver Digital. Un gran ejemplo de como tener presencia de triple A, a base de grandes producciones independientes. Pero, sobre todo, un gran ejemplo de constancia y regularidad. Y de buen ojo para distribuir algunas propuestas más arriesgadas e innovadoras pero a la par clásicas y directas. Todos tenemos a la cabeza juegos como 'Hotline Miami' o el más reciente 'Absolver' cuando hablamos de ellos. Y, la verdad, es que el juego del que venimos a hablar hoy tiene un poco de cada uno. Bueno, un poco de esos dos, y también de otros muchos juegos, porque representa una extraña pero interesante mezcla de aquí y de allá, que acaba desembocando en un título realmente único.
La Guerrilla futurista
No se me ocurre una manera más fácil, directa y aclaratoria de definir qué es lo que ofrece 'RUINER' en esencia, que utilizar un símil con lo retro: aquellos juegos de guerrilla de antaño. Esos en los que, en tercera persona y con una vista cenital, encarnábamos a personajes que debían ir abriéndose paso por niveles contra enemigos a base de tiros y más tiros. Algo así como un "matamarcianos" de a pie, pero con la particularidad de que aquí el scroll lo marcaba el jugador al avanzar, y no la propia pantalla. Y ese "subgénero", por llamarlo de alguna manera, ha resurgido muy fuertemente en la actualidad con títuos independientes al estilo 'Dead Nation', 'Alienation', 'Alien Breed', o por supuesto 'POSTAL Redux'. La cuestión es... ¿y si mezclamos este concepto con el de juegos radicalmente distintos? Ahí es donde entra en escena 'RUINER'.
Un juego que, bajo un pretexto argumental que sirve de excusa perfecta para presentar una ambientación steampunk exquisita, nos pone encima de la mesa un desarrollo muy similar al de los juegos anteriormente citados, pero en el que se da un mayor hincapié a las habilidades propias de un humano con implantes cibernéticos. En otras palabras: aunque el avance es del mismo tipo, y aunque también existen multitud de armas de fuego a usar, todo está marcado por el estilo futurista, decadente y steampunk del juego. No solo lo visual, sino también todo lo jugable. En gran parte, gracias al uso de las habilidades de nuestro protagonista, que convierten el juego en un título de acción tan frenético y ágil como estratégico. Pero vamos por partes.
Un sistema más corrupto aún
Si a más de uno le parece que hoy en día vivimos en un mundo corrupto, mejor no ver lo que ocurre en el mundo ficticio de 'RUINER'. Estamos en el año 2091, y vivimos en la metrópolis de 'Rengkok', donde rige un sistema corrupto y dominado por la corporación 'Heaven' ('Cielo' en la traducción al castellano del juego). Nosotros encarnamos pues, a una especie de "antihéroe", que no es más que un asesino despiadado y enmascarado que quiere entrar en guerra con ese sistema con tal de rescatar a su hermano. ¿Quién nos ayudará? Una especie de chica hacker que parece saber quiénes somos y qué queremos en realidad. De nuestra fe ciega en ella dependerá todo, en un argumento que, con algún que otro giro argumental, se beneficia sobre todo de la riqueza del mundo creado para la ocasión.
A partir de ahí, y más allá de que de vez en cuando deambularemos con cierta libertad por la ciudad de 'Rengkok' (muy bien diseñada y espectacular), buscando alguna que otra misión secundaria y notando el ambiente de un mundo decadente, el juego transcurrirá en una sucesión de misiones predefinidas en escenarios en los que los combates serán los auténticos protagonistas. Eso es, en esencia, lo que ofrece 'RUINER': acción. Porque así como en otros juegos similares, la exploración o la búsqueda de secretos es realmente fundamental (también la rejugabilidad por ello), en 'RUINER' no funciona así: aquí caminamos por los escenarios, pero muy guiados a la siguiente oleada de enemigos.
La variedad está en la acción
Sin embargo, lejos de ser un defecto como tal (aunque se echa de menos algo más de profundidad), esto ayuda a que los chicos de Reikon Games hayan buscado la variedad en otras facetas. Siendo, muy probablemente, en los combates cuerpo a cuerpo donde el título sabe marcar la diferencia con respecto a la competencia. ¿El motivo? La gran cantidad de acciones que puede acometer nuestro personaje para vencer a los enemigos, así como la complejidad de patrones de los mismos, lo convierten en un título capaz de complementar una velocidad de juego extrema, con una estrategia pura. Algo así como sentirte como un dios, capaz de controlar a un personaje ágil y poderoso, que sin embargo tiene que estar atento a la IA inteligente de sus enemigos.
Porque esa es otra de las grandezas de 'RUINER': los controles. En realidad son sencillos; con los botones de dirección movemos al personaje, mientras que con el ratón (nosotros lo hemos analizado en Steam) encaramos la visión del personaje. De esa manera, podemos movernos para esquivar al mismo tiempo que apuntamos a los enemigos. Pero la gracia, es que más allá de funcionar bien con las armas de fuego, igual que en otros muchos juegos similares, aquí el combate cuerpo a cuerpo es exquisito. Sin ir más lejos, cuando utilizamos la katana, es como si estuviéramos controlando al 'Ninja' de 'Metal Gear Solid'. No solo por el uso de la espada y las grandes sensaciones que produce utilizarla contra los enemigos (efectos, gore, una jugabilidad muy depurada...), sino también por los movimientos de deslizamiento sensorial del protagonista, capaz de aparecer y desaparecer de un punto del escenario en un abrir y cerrar de ojos (con el click derecho del ratón, una vez aprendida la habilidad).
Un árbol infinito
Una cosa son las armas que utilizaremos, tanto de fuego como blancas, las cuales se encuentran esparcidas por el escenario o en los cuerpos caídos de nuestros enemigos, y otra cosa bien distinta son las habilidades. Estas, se consiguen solo a base de experiencia/karma primero (para que aparezcan), y puntos de habilidad después (para desbloquearlas o subirlas de nivel). Por eso es importante ir abriendo cajas de karma en los niveles, o completar algunas misiones secundarias en 'Rengkok'. Porque cuanto más subamos de nivel y más karma recolectamos, más posibilidades jugables tendremos en la práctica. Y os aseguramos que las opciones son múltiples: desde el deslizamiento que os hemos contado, hasta crear barreras de luz, utilizar un tiempo bala, aturdir a los enemigos, o hasta provocarles un efecto "confusión" para que luchen a nuestro favor.
Y si las posibilidades de las habilidades son múltiples, también lo es la capacidad de adaptarse al entorno que tenemos con ellas. Porque esos puntos de habilidad que ganamos tras subir de nivel, pueden ser utilizados o eliminados de una habilidad en cualquier momento. Es decir, que si nos arrepentimos de haber escogido una habilidad defensiva y en aquel momento necesitamos una de ofensiva para acabar con un jefe, podemos hacerlo. Y si tenemos en cuenta que subir de nivel una habilidad no supone simplemente un mayor efecto, sino una variante realmente efectiva, la verdad es que la profundidad del juego alcanza cotas mayores: por ejemplo, no es lo mismo utilizar una barrera que bloquea los disparos enemigos, que utilizar una barrera que además sirve para embestir a los demás. Y así, con decenas de ejemplos.
La fiesta de los jefes finales
Pero si hay algún punto que destaca por encima del resto, este es sin duda la grandeza de los enfrentamientos contra jefes finales. Y es así por una simple razón: todos los puntos positivos que tiene el juego con respecto a otros en los enfrentamientos contra los esbirros normales (su atractivo y cuidado diseño, unos patrones muy bien definidos, una IA excelente...), se elevan a la enésima potencia en esos combates. No solo porque los jefes son más carismáticos aún, sino porque además incluyen chistes negros muy inspirados y suponen unos retos realmente exigentes y con sabor a clásicos. Puede que, en alguna ocasión, esos retos incluso rocen lo absurdo. Y más de uno tendrá ganas de lanzar el teclado por la ventana, o aporrearlo a lo "niño loco alemán". Pero teniendo en cuenta que se puede bajar y subir el nivel de dificultad en cualquier momento (de 3 disponibles), la verdad es que "asunto resuelto".
Seguramente el juego no brilla tanto como otros en su faceta de shooter puro, porque prescinde bastante de las coberturas (aunque las hay en más de una ocasión), y la dificultad impide muchas veces utilizarlas en sustitución del combate cuerpo a cuerpo, pero la verdad es que las armas tienen un gusto exquisito. Desde balas capaces de rebotar por el escenario, hasta láseres capaces de desintegrar a nuestros enemigos bióticos en un abrir y cerrar de ojos. Sí, efectivamente el juego te acaba empujando a luchar con las armas blancas, pero teniendo en cuenta lo bien que le sienta a la jugabilidad, tampoco acaba siendo un problema. Desde katanas o espadas normales, hasta sierras mecánicas al más puro estilo 'Doom' (hasta imbuidas de fuego). Ah, y lo mejor de todo es que tanto las armas de fuego como las blancas se pueden cargar, para realizar acometidas realmente potentes y satisfactorias con el jugador.
Una chispa de espectacularidad
Por su parte, el apartado gráfico se sale, con un estilo steampunk muy marcado, que nos hace recordar incluso a los suburbios más pobres de la fantástica 'Midgar' de 'Final Fantasy VII'. El diseño de los personajes es tan estrafalario como cómico y monstruoso, y la verdad es que el tono y estilo "macarra", oscuro y hasta cierto punto violento del juego, le dan una personalidad que no solo recuerda sobremanera a 'Hotline Miami' sino que le permiten desfilar con elegancia. Pero si hay que destacar algo, incluso por encima de la ambientación, es sin duda la gran capacidad del título por poner en pantalla muchos enemigos, explosiones, chispas, electricidad, fuego y demás efectos con una solidez realmente impactante. Todo funciona con el Unreal Engine, y aunque los escenarios son algo vacíos y pobres en su diseño, el resto de la acción luce con luz propia. Y a 60 fps sin despeinarse, por lo menos en PC.
Como no, la banda sonora acompaña a la acción perfectamente. Y no lo hace tanto con voces (que prácticamente son nulas en el juego, aunque las hay y bastante molonas), sino con la banda sonora, tan oscura, frenética y cañera como la acción. Creada desde cero y con la colaboración de 'Susumu Hirasawa' y 'DJ Alina', y capaz de acompañar a una estructura narrativa algo psicodélica, pero también llamativa. Además, todo eso de lo que os hemos hablado hasta ahora, os mantendrá atrapados durante unas 8-10 horas de juego. Quizás algo menos si decidís jugar toda la campaña en fácil, algo que no os recomiendo para nada, teniendo en cuenta que si se os atraganta algún jefe o sección (que pasará), siempre podéis bajarla para después volver a subirla. Lo malo es que, de momento, no hay otros modos de juego o incentivos para repetir. Ni un modo 'Boss', ni marcadores, ni nada por el estilo. Eso sí, sus creadores ya han dejado claro en Steam que actualizarán el juego con mucho contenido, tanto de pago como gratuito.
Concluyendo
En definitiva, 'RUINER' es sin duda alguna una experiencia que resulta clásica y fresca al mismo tiempo. Un juego de acción capaz de subir tu adrenalina a límites casi insospechados, pero también realmente exigente y retador para los más veteranos (a veces incluso demasiado). Por suerte, su nivel de dificultad fácil está expresamente creado para que el título llegue a todo tipo de público, notándose un cambio exagerado al pasar al normal (huid del difícil si no sois grandes expertos o si amáis vuestro ordenador). Un juego que no funciona tan bien con las armas de fuego como otros similares, pero que deja en pañales a la gran mayoría que han apostado por los combates cuerpo a cuerpo.
Su ambientación steampunk acaba siendo algo desaprovechada, igual que la ciudad de 'Rengkok', pues más allá de una enciclopedia muy completa, no sabemos mucho de su mundo, pero sirve de pretexto perfecto para crear una aventura única y con mucha personalidad jugable. Técnico y arcade al mismo tiempo; ágil y estratégico a partes iguales. Pero sobre todo, frenético. Si te gusta la acción, es una compra prácticamente obligada. Su relación calidad-precio está de acuerdo. Más aún si en el futuro se palia uno de sus principales defectos: la falta de un contenido que nos aboque a una rejugabilidad más digna.
Lo mejor:
- La ambientación steampunk es muy "cañera".
- La banda sonora, de la mano de la acción más frenética.
- Las batallas contra jefes finales duros y exigentes.
- El uso del cuerpo a cuerpo es exquisito.
- Visualmente impactante.
Lo peor:
- Exploración prácticamente nula.
- No aprovecha la riqueza del mundo que ha creado.
- Argumentalmente muy flojo.
- El desaprovechamiento de las armas de fuego y las coberturas.
- Faltan modos de juego.