El 27 de Diciembre 2017 | 19:02
¿Son necesarios los remasters? La pregunta del millón que, aunque parece no tener una respuesta para nada objetiva, seguramente sí tiene una contestación sensata: depende. Desde la generación de PS3 y Xbox 360 nos estamos acostumbrando a recibir ingentes cantidades de aquellos a los que llamamos "refritos" -casi sin darnos cuenta, de un modo un tanto despectivo-, y es muy habitual ver siempre las dos caras de la moneda en las críticas -tanto de público como de prensa- que estos reciben en sus lanzamientos. Pero... ¿son todos iguales? Desde mi humilde punto de vista, rotundamente no. No estamos descubriendo América, pero la línea entre aquellas remasterizaciones necesarias, las que simplemente van dirigidas a un público muy concreto, o las que están pensadas desde el simple punto de vista del marketing agresivo, es muy fina.
Así sí, Square Enix
Por eso, bajo mi prisma, 'Romancing SaGa 2' es el ejemplo perfecto de que, ni siquiera podemos dividir este tipo de lanzamientos en tres simples cajones. Porque pueden tener un poco de cada uno, y porque es nuestro trabajo dejar claro qué ofrece o no como "refrito" para que cada uno lo juzgue a su conveniencia. De todas formas, tengo claro que este juego de Square Enix, con prácticamente tres décadas a sus espaldas desde el juego original -que vio luz en Super Nintendo- es un gran aliciente para creer en este tipo de productos. Entre otras cosas, porque justifica con sus novedades -visuales y jugables- y sus credenciales -marca de la saga-, una compra más que interesante. Si a esto le añadimos el hecho de que es la primera vez que aterriza para consolas en occidente -incluso en Estados Unidos-, con más razón si cabe.
Y la mejor introducción que podemos hacer de 'Romancing SaGa 2' como juego original -sin entrar aún en las novedades de la remasterización-, es sin duda su gran punto diferenciador: es capaz de romper esquemas, incluso a día de hoy. Lo cual es posible única y principalmente gracias al hecho de que justamente no lo recibimos en su día. Porque de todos los RPG de estilo clásico de la era de los 16 bits, al estilo de 'Final Fantasy VI', 'Chrono Trigger' y compañía-, este es sin discusión el más rompedor y poco convencional de todos. Es fácil reconocer en él todos aquellos elementos que recordamos de la época, como unos combates por turnos con sprites en 2D, o una exploración con vista prácticamente isométrica. Pero cuando Squaresoftse proponía ser original en el desarrollo... lo solía conseguir con éxito.
Un Imperio amenazado
De ahí que el argumento del juego pierda algo de peso -aún con un contexto realmente interesante y misterioso- para favorecer un esquema distinto y realmente original. Nosotros encarnamos a los héroes de un Imperio que gobierna en un mundo que, ahora, resulta ser asolado por demonios muy poderosos que antaño fueron grandes héroes. Según la leyenda, fueron los 7 guerreros que una vez salvaron el mundo, pero a día de hoy, no queda ni rastro de aquella bondad. Bajo esta premisa, tendremos que intentar derrotarlos uno a uno, a la vez que hacemos crecer nuestro Imperio. Lo malo, es que al principio seremos muy débiles frente a estos seres, lo cual nos empujará a traspasar nuestras habilidades a las generaciones venideras.
He aquí el primer punto realmente rompedor del juego: los personajes pueden morir, y no solo los secundarios, sino también los auténticos herederos de la corona. Lo cual implica, de forma constante, el ir reclutando nuevos miembros e ir pasando nuestras habilidades a los sucesores de la dinastía. Esto puede ocurrir tanto si nuestros personajes mueren varias veces en combate, como si vamos avanzando en el tiempo. Pues, esa es la segunda de las señas de identidad de 'Romancing SaGa 2' y de la saga en general: el tiempo va sucediendo, en una especie de lucha a lo largo de los años para conseguir llegar a la altura de los enemigos que nos amenazan. ¿Y cómo se traduce esto en el desarrollo?
Donde quiero, cuando quiero
Tan simple como en una libertad de acción poco habitual en aquella época. En otras palabras, aunque tenemos una linealidad existente, con unas mazmorras y pueblos por los que pasar, hay muchos elementos de roguelike en 'Romancing SaGa 2'. Tanto por decisiones que podemos tomar y que pueden cambiar partes de la historia, como sobre todo por el orden con el que afrontar las cosas. De nosotros depende entrenar más o menos, e ir más al grano o explorar todas las mazmorras que queramos. Eso sí, hay que ir con mucho cuidado, pues en función de nuestras acciones, el poder de los enemigos y sobre todo el de los jefes finales aumenta más que exponencialmente. Es decir, que si luchamos mucho, será más complicado derrotar a los 7 demonios malvados, y podríamos llegar a complicarnos en demasía el desarrollo.
Por todo eso y mucho más, 'Romancing SaGa 2' es una experiencia que, aún a sabiendas de que nos está ofreciendo un port con algo de novedades -de ellas hablaremos en unos instantes-, se siente fresca y novedosa en todo momento. Nos sorprende con una estructura extraña pero muy funcional, y también engancha con unos combates capaces de ofrecer una estrategia muy distinta a lo habitual en el género. Son por turnos, sí. Pero ofrecen mucha complejidad a base, precisamente, de elementos simples pero originales. Tanto por las formaciones del grupo, que cambian completamente el modo de atacar o defenderse de los enemigos -sin llegar a ser un Tactic RPG, tenedlo claro-, como por el hecho de que los personajes no pueden ser revividos en medio del combate. Simplemente, vuelven a tener toda su vida en el siguiente, hasta que mueran de forma definitiva, claro.
Con sabor a clásico... y a Squaresoft
Lo cual no significa que sean aburridos o planos. Pues no solo la música colosal que los acompaña te enganchará de mala manera, sino que acabarás sintiendo que cada combate es un reto en sí mismo, en los que hay que decidir muy bien cómo actuarás en cada turno, ante la posibilidad de quedar vendido antes de acabarlo. De hecho, la dificultad es justa en cada combate, pero quizás algo exigente -y según nuestros actos, desmesurada- de manera global. Pero, en todo momento, nos sentimos en un título con todo el buen hacer y el gran tacto de la antigua Squaresoft. Un juego que no entendemos muy bien el porqué no llegó aquí en su día. Y un título digno de haber llegado al fin a consolas en nuestro territorio.
Momento en el cual entra en juego lo más importante: la balanza con aspectos positivos y negativos para con la remasterización. Por un lado, las novedades: pocas a nivel numérico, pero todas interesantes y tangibles. Por otro, el arrastre que supone el hecho de que no deja de ser un port de la versión para móviles que recibimos el año pasado. Con alguna mejora también a ese nivel, sí. Pero un port al fin y al cabo, que nos obliga a aceptar una interfaz algo desfasada en los combates -números grandes, tapando cosas, y sin la posibilidad de ver los HP de los personajes de forma nítida, por ejemplo-, y sobre todo que perjudica a los controles a la hora de explorar, donde se nota que al caminar el personaje avanza o mucho o poco, sin llegar a tener precisión en ningún momento (algo que, teniendo en cuenta que los enemigos campan a sus anchas, acaba siendo un problema).
Sin embargo, entiendo que hay que comprender estas nuevas versiones para PS4, Xbox One, PC, Nintendo Switch y PS Vita -esta última ya estaba en Japón el año pasado- como las auténticas remasterizaciones del juego original. Dando lugar al escenario de que, seguramente, la mayor parte de sus compradores potenciales ni siquiera sabían de la existencia de este juego en dispositivos móviles. Lo cual ayudará a hacerlo sentir, más aún, como algo nuevo. Y en ese sentido las novedades son indiscutibles: nueva partida + para mantener niveles y habilidades, nuevas mazmorras tremendamente complicadas, enemigos nuevos, nuevas clases... Eso sí, recordad que está en inglés. Lo cual, en este caso, no me parece un problema mayor: no solo por el nivel necesario del idioma -más bien bajo-, sino sobre todo porque el original solo estaba en japonés.
Un cóctel explosivo
En definitiva, si tenemos en cuenta la gran cantidad de opciones que nos ofrece este título a pesar de ofrecer, al mismo tiempo, un desarrollo clásico, estamos ante uno de los juegos de la época de 16 bits más completos, largos y originales. Siempre pesan más las virtudes que los defectos, y no obliga a hacer las secundarias o a ampliar nuestro reino (con nuevos edificios, armas...) a aquellos que quieren ir más al grano y disfrutar de la narrativa. Gráficamente luce espectacular, incluso aunque el contraste entre los renovados escenarios -que son preciosos- y los sprites -que hacen decaer el conjunto- sea tan grande. Y aspectos como la banda sonora, el diseño artístico de los enemigos, o la gran complicidad que la exigente dificultad tendrá con los más veteranos del género, lo convierten en un título imprescindible si estás buscando un RPG distinto y a la vez reconocible. Ojo, despierta sensaciones que habían quedado olvidadas, y me encanta.
Lo mejor:
- Sigue rompiendo esquemas a día de hoy.
- Pero también tiene un gran sabor a clásico y a Squaresoft.
- La música de las batallas es celestial.
- El diseña artístico de los jefes.
- La calidad de los escenarios remasterizados.
Lo peor:
- Aunque no se puede decir lo mismo de los sprites...
- Los controles son algo torpes en la exploración.
- Arrastra varios errores de interfaz -por su paso por móviles.
- Argumento desaprovechado.
- Dificultad desmesurada según nuestras acciones.