El 16 de Marzo 2014 | 01:51
En 1992 Sega decidió convertir su exitoso 'Streets of Rage' en una saga y publicó una secuela que para muchos no solo superó a su predecesor, si no que se convirtió en uno de los mejores juegos de Mega Drive. Tras el análisis que le hicimos a la primera entrega de la saga, hoy le llega el turno a esta genial secuela.
La rabia regresa a las calles
Hace ya un año que los ex-policías Adam Hunter, Blaze Fielding, y Axel Stone, pusieron orden en su devastada ciudad. Las pandillas de criminales habían desaparecido, y los ciudadanos podían de nuevo volver a caminar sin miedo por las calles. A Mr. X, el capo que controlaba el crimen organizado, se le daba por muerto. Todo parecía ir sobre ruedas, incluso Adam había decidido regresar a la policía ahora que esta estaba ya libre de corrupción. Axel y Blaze habían retomado también sus vidas, pero lejos de los criminales y de la ciudad que tanto les habían hecho sufrir. Los 3 amigos solían reunirse para recordar los viejos tiempos y celebrar su victoria sobre el crimen, pero en esta reunión iba a faltar uno de los 3 héroes... Eddie Hunter, el hermano pequeño de Adam, encontró destrozada la casa donde ambos vivían y venía pidiéndoles ayuda. Al llegar al inmueble todo estaba patas arriba, y no había ni rastro de su hermano. Solamente encontraron una foto donde se podía ver a Adam encadenado a los pies de una oscura silueta que reconocieron de inmediato, Mr. X había vuelto. Adam era el único que aun seguía en la policía, y el resto de sus aliados allí ya habían sido trasladados o se habían marchado de la ciudad, de modo que ahora estaban solos. Axel pidió ayuda a su amigo Max, un luchador de Wrestling de fuerza descomunal, y Eddie, alias "Skate", también se quiso unir al grupo para rescatar a su hermano. Ahora que Mr. X ha vuelto las calles vuelven a ser un caos absoluto, incluso peor que antes. Maleantes de todo tipo intentarán detener al grupo de héroes en su misión de poner de una vez por todas a Mr. X fuera de combate, y por si fuera poco, el villano cuenta ahora con un temible guardaespaldas maestro en artes marciales llamado Shiva.
Sega ya había formalizado su propuesta sobre beat'em ups callejeros con el primer 'Streets of Rage', pero con este género en plena ebullición, y con Mega Drive intentando demostrar todo su potencial, la idea de una secuela se hizo incluso necesaria. El primer juego de la saga abrió camino, pero en la batalla tecnológica con Super Nintendo hacía falta algo más grande, algo capaz de competir con juegos como 'Final Fight'. Para ello decidieron tirar la casa por la ventana y utilizar un cartucho de 16 megabits de capacidad, algo sorprendente en consolas por aquel momento. Con semejante capacidad de almacenamiento, se cuidaron enormemente los gráficos tanto de escenarios como de personajes, logrando un apartado técnico muy superior al de su predecesor.
Jugablemente también se mejoró la formula, se añadieron un buen número de nuevos movimientos, y se dio personalidad a cada personaje haciendo que cada uno tuviese sus propios golpes especiales. La diferencia entre velocidad, agilidad en salto, y fuerza de la primera entrega, se mantuvo, pero se acentuó con los nuevos movimientos de cada protagonista. Así Skate hacía gala de la mayor velocidad y agilidad a costa de contundencia en los golpes. Axel y Blaze ofrecían un término medio y equilibrado. Y Max era la potencia bruta personificada, a costa de una lentitud quizá hasta excesiva. Esta diferencia de personajes era importante a la hora de formar un equipo con otro jugador, ya que el genial modo cooperativo del primer juego regresó como era de esperar.
El resto de la formula permaneció casi intacta, y es que tampoco necesitaba ser cambiada. Oleadas de punks, macarras, moteros, y féminas "amigas del látigo", nos salían al paso. Acabar con todos ellos era indispensable para poder avanzar por el nivel, mientras el reloj decrecía inexorablemente marcando el tiempo límite que teníamos para limpiar la zona. Eso si, los enemigos eran ahora mas ágiles y despiadados que nunca, lo que convertía esta secuela en un reto mayor que el que ofrecía su predecesor. No obstante si la cosa se nos antojaba demasiado fácil, contábamos con varios niveles de dificultad que aumentaban el número de enemigos así como su resistencia y poder de ataque.
Dos mejor que uno
Al final de cada nivel nos estará esperando el jefe de turno, que vendrá dispuesta a acabar con nuestra partida de la forma más contundente posible. Algunos de estos jefes representan un reto tan grande que incluso puede llegar a ser frustrante en ocasiones, encontrar la forma de acabar con ellos no será sencilla, y pueden hacernos papilla en segundos si nos descuidamos. Por descontado que la ayuda de un amigo en modo cooperativo facilitará la cosa, pero también aumentará el número de enemigos en pantalla, que por cierto en esta entrega puede llegar a ser bastante elevado sin que se produzca la más minima ralentización o parpadeo.
Para ayudarnos en nuestra gesta encontraremos diversos objetos de ayuda esparcidos por los escenarios, generalmente escondidos tras objetos destructibles. Vuelven la tubería de acero y el cuchillo del primer juego, pero ahora cada personaje las utilizará de forma distinta, unos con mayor pericia que otros. La comida para reponer salud también regresa, así como las sacas de dinero y los lingotes de oro para aumentar nuestra puntuación. Como novedades encontraremos nuevas armas blancas como kunais, o destructivas katanas que portan los enemigos y que dejaran caer al ser golpeados. Usar convenientemente estos objetos nos dará una importante ventaja, especialmente contra los demoledores jefes finales.
También vuelven los movimientos en quipo cuando jugamos en modo cooperativo, pero teniendo en cuenta que podemos golpear a nuestro compañero, y que no se puede desactivar el daño aliado, más nos vale sincronizarnos bien si no queremos estampar el cráneo de nuestro acompañante contra el suelo accidentalmente, resultando en una "guerra civil". Quizá para dirimir estas rencillas se añadió un nuevo modo duelo para 2 jugadores en el que ambos se enfrentaran entre sí con cualquiera de los 4 personajes disponibles, como si se tratase de un juego de lucha a lo 'Street Fighter'. Este modo de juego ayuda a paliar la escasez de modos propia de la época, y añade un pequeño aliciente más allá del de completar la aventura principal. Algo muy de agradecer en un juego que, al contrario que el resto de entregas de la saga, no ofrece diferentes finales alternativos.
El control es sencillo y permite una amplia variedad de movimientos sin complicadas combinaciones de botones, esta mezcla de diversidad y facilidad de manejo nos animará a "jugar bonito" buscando la forma más espectacular de acabar con los enemigos. Todo esto ayuda enormemente a la rejugabilidad, pues es de esos juegos a los que siempre apetece echarse una partida, pues nunca cansan. Para terminar con el apartado del control, debemos recordad que en este caso la policía no estará para ayudarnos, de modo que la llamada especial de la primera entrega ha sido reemplazada por un devastador ataque especial propio de cada personaje. Este ataque especial se puede usar tantas veces como queramos, pero hacerlo reducirá nuestra salud, por lo que más nos vale usarlo con moderación. Si nuestro medidor de salud no es suficiente como para "costear" el gasto que supone el ataque, directamente no podremos hacerlo.
Un clásico imperecedero
La banda sonora vuelve a correr a cargo del gran Yuzo Koshiro, que esta vez formo equipo con Motohiro Kawashima. Todo el sabor musical a lo Streets of Rage está ahí, ayudando a identificar la personalidad de esta saga. Los efectos de sonido son realmente variados y buenos, incluyendo voces digitalizadas de calidad aceptable. Sumando todo el apartado técnico del juego nos encontramos ante uno de los títulos más destacables del catálogo de Mega Drive, lo que no es precisamente moco de pavo. Si a esto le sumamos su impecable jugabilidad, nos encontramos ante un juego tremendamente sólido en todos sus aspectos, entendiéndose así perfectamente que 22 años después aun siga siendo jugado y disfrutado por incontables jugadores.
'Streets of Rage 2' sufrió los rigores de la censura como anticipo de lo que le esperaría a su sucesor en el futuro, esta censura alteró el sprite de Blaze en determinados momentos en los que la muchacha mostraba sus "bajas interioridades" al dar patadas voladoras. Por fortuna esta censura solo fue aplicada en América, ya que la versión europea del juego era exactamente la misma que la nipona. De hecho si introducimos el cartucho europeo en una Mega Drive japonesa, este se convierte automáticamente en la versión japonesa del juego, cosa que también ocurre a la inversa. De esta forma podemos apreciar otras diferencias, como el cambio de nombre de algunos enemigos, el cambio de nombre del propio juego que en Japón se llama 'Bare Knuckle 2', y el cambio de nombre de Skate, que en Japón se llama "Sammy". Esta versión no funciona en consolas americanas, probablemente para que nadie se hiciese con el juego de importación con la intención de verle a Blaze sus "cosas de mujer".
Además de para Mega Drive, 'Streets of Rage 2' también llegó a Master System y Game Gear. En esta ocasión hay menos diferencias entre ambas versiones para 8 bits, al contrario de lo que ocurre con la primera entrega, que es diferente en cada sistema. En esta adaptación se sufrieron los lógicos recortes técnicos, pero también se eliminó todo rastro de Max en el juego, hasta el punto de que incluso se le borró de la portada de la caja. Esta adaptación "ochobitera" es muy meritoria e ideal para estas consolas, aunque la conversión para Master System volvió a quedarse sin modo cooperativo, igual que pasó con el primer juego de la serie en esta consola. Llegó a existir una adaptación para Mega Play, uno de los arcades basados en Mega Drive, pero las únicas diferencias eran la propia adaptación necesaria para poder jugar con monedas, una mayor dificultad, la eliminación del cronometro, y la desaparición de las vidas extras que encontrábamos por los escenarios, que fueron reemplazadas por sacas de dinero para aumentar nuestra puntuación.
Jugar actualmente a 'Streets of Rage 2' es terriblemente sencillo, ya que está disponible tanto para la Consola Virtual de Wii, como para los servicios de descarga de iPhone, PS3, 360 y PC, en diferentes reediciones con modo online. También viene incluido en el recopilatorio 'Sega Mega Drive Ultimate Collection', para 360, y PS3, pero sin modo online. Si lo que queremos es el cartucho original para Mega Drive, encontrarlo es relativamente "posible", pero no se suele vender barato para lo que es habitual en esta consola, y es que quien lo tiene no suele querer desprenderse de él. Si hablamos de la versión para Game Gear, podréis encontrar el cartucho suelto a precio más o menos asequible, pero si lo buscáis completo ya podéis empezar a ahorrar. Finalmente la adaptación a Master System es uno de los juegos más difíciles de encontrar de esta consola, debido que fue de los últimos juegos que salieron en Europa para este sistema.
Sencillamente imprescindible
Como veis Sega nos lo pone fácil para optar a terminar con el reinado del terror de Mr. X, solo nos queda buscar a alguien que comparta con nosotros la estupenda experiencia cooperativa y ya podremos salir a limpiar las calles. Claro que siempre podemos afrontar la batalla en solitario si buscamos un reto mayor. 'Streets of Rage 2' es sin duda uno de esos juegos que todo usuario de Mega Drive, o de cualquier otro sistema para el que este disponible, debe al menos probar.
Lo mejor:
Diversión pura y dura de la que uno no se cansa por muchos años que pasen. Destaca en prácticamente todos los campos: Gráficos, sonido, jugabilidad...
Lo peor:
Se echa de menos poder jugar con Adam, habría estado bien poder desbloquearlo tras completar el juego. No cuenta con finales alternativos, al contrario que las demás entregas de la saga.