Lo primero que hice cuando pusieron encima de la mesa de redacción el nombre de 'Redout', fue buscar en Google. No os voy a engañar: más allá de que me sonaba haber escuchado hablar de él, no lo conocía. Grave error... ¿Alguien quiere un código de 'Redout'? Nos dijeron. No sé muy bien el motivo, pero lo primero en lo que me fijé, de entre todos los resultados que aparecieron en el buscador, fue en una frase que rezaba lo siguiente: 'El sucesor de 'WipEout'. ¿Sería la típica frase orientativa que se dice cuando el juego tan solo ha sido anunciado? No podía arriesgarme a perder la posibilidad de descubrirlo por mi mismo. Decidí no leer absolutamente nada del título; con eso y con conocer sus orígenes tenía bastante, y me apresuré a pedir a mis compañeros que me dejasen analizarlo. La fiesta había empezado: todo un legado estaba en mis manos, o en mi DualShock 4, vaya.
Una corta pero intensa historia
La cuestión es que este 'Redout', también conocido en esta nueva edición como 'Redout: Lightspeed Edition', no es más que una edición definitiva del juego lanzado en PC un año atrás. Un título que triunfó en Steam gracias a una premisa muy clara: homenajear a títulos como 'WipEout', 'F-Zero' o 'Rollcage' (en palabras de sus propios creadores), mezclando también elementos de cosecha propia y utilizando, como no, tecnología actual para darle más vistosidad aún. ¿El resultado? Un título realmente divertido, extremadamente rápido, y un producto muy completo que, en esta ocasión, llega además con todo el contenido descargable que los chicos de 505 Games han ido publicando durante este tiempo. Disponible ya para PS4, Xbox One y Nintendo Switch, tanto en formato físico como en formato digital.
Pero vamos a suponer que, al igual que yo, aún no os habéis acercado nunca a 'Redout'. ¿Vale la pena hacerlo? La respuesta es un sí rotundo. No solo estamos ante un título que ha sabido recoger la gran mayoría de las virtudes de aquellos a los que rinde tributo, sino que además se nos antoja como un videojuego muy pulido, variado, completo y sobre todo frenético. Una opción que, además, llega con un precio reducido que lo convierte en una compra muy recomendable para cualquier fan de la velocidad o la conducción. Un título desarrollado por 34BigThings que nos pone como contexto argumental una mera excusa para subirnos a bordo de naves futuristas en circuitos imposibles donde la velocidad lo es absolutamente todo.
Corre por tu vida
Puede que donde hallemos menos originalidad sea precisamente en el argumento, que bebe claramente de otros juegos similares como el propio 'Wipe'. Pero, aunque parezca mentira, le da sentido a una ambientación que nos permite ver circuitos "reales" en un entorno completamente ficticio. Nos situamos en el año 2560: el planeta ya no tiene recursos naturales propios y el calentamiento global ha afectado al polo norte. Muchos humanos intentan sobrevivir mientras que otros se han mudado a lugares tan distintos como la Luna o Marte. Es por eso que, los pocos que se han quedado tienen que encontrar la forma de subsistir, y en muchos casos eso implica un aprovechamiento de un terreno yermado. Así nace la LSCR ('Liga Solar de Carreras Redout'), carreras con naves anti-gravedad de alta velocidad en pistas magnéticas que son todo un reclamo para el público.
Tan tópico y tan efectivo como para poner encima de la mesa unos circuitos basados en enclaves reales de nuestro mundo, pero con un concepto muy "modernista" y cambiado. Desde Egipto, con unos loops capaces de competir contra el mismísimo erizo azul de Sega, hasta Alaska, con unos efectos gráficos que quitan el hipo siempre y cuando no sufras un infarto de las velocidades extremas que se llegan a coger. En total, hasta 35 circuitos distintos en 7 localizaciones diferentes, que demuestran el potencial a nivel de contenido de un título que incorpora muchos más elementos que el original de PC, que ponía a nuestra disposición veinte pistas totalmente únicas distribuidas en cuatro localizaciones diferentes.
Un modo trayectoria infinito
Vamos ahora al meollo principal del juego: el modo trayectoria. El culpable de que 'Redout' sea tan largo y completo, y por supuesto el modo de juego más divertido de todos. Porque en él encontraremos no solo la mayor parte de guiños a otras sagas, sino también todos aquellos elementos que hacen de 'Redout' un juego con esencia propia. Este modo, nos propone escoger nave entre las distintas escuderías, y empezar a participar en los distintos y múltiples eventos del juego. En total, más de 100 pruebas que resultan tan exigentes y divertidas como variadas. He aquí uno de los puntos fuertes del juego: a pesar de basarse en modos de juego que todos hemos visto y conocido ya, como carreras normales, contrarreloj, el último en pie, o distintas variaciones del modo 'Zona' de 'WipeOut', existen tantos tipos de evento distintos, que he llegado a perder la cuenta.
Y lo mejor de todo: aquí todo funciona distinto. Porque el juego tiene una gran seña de identidad: la velocidad está por encima de cualquier otro elemento. Los circuitos son muy originales, vistosos e incluso técnicos en algunos casos, pero están diseñados para que todo favorezca a la sensación de velocidad. Que, podemos decir sin lugar a equivocarnos, es la más bestia que hemos sentido jamás en un juego de este tipo. Esto no significa que no cueste terminar las carreras sin chocar con los límites de la pista, que no tengamos que hacer frente a saltos imposibles en los que chocar implica explotar la nave, o que no haya curvas peligrosas. Pero, sinceramente, no es un juego tan complejo en ese sentido. Aquí, la dificultad radica más en estar pendientes de la salud de nuestras naves, que baja muy precipitadamente, y en ser capaz de darle un buen uso a la barra de turbo.
Exigente, de otra manera
Aquí, la exigencia reside tanto en los tiempos y objetivos que nos piden según el tipo de evento, muy bien estudiados y programados para hacer de la experiencia y el ensayo error algo realmente adictivo, como en la capacidad de dominar la nave mediante unos controles sencillos pero efectivos. Existe la posibilidad de frenar, pero en este juego nos acaba perjudicando más que beneficiando, y por lo tanto conviene más hacer uso del deslizamiento lateral. Este, se controla mediante el joystick derecho, que junto a una buena lectura de las curvas y un posicionamiento correcto de la nave (podemos subir o bajar el morro para evitar frenarnos en ciertos tramos) nos ayuda a maximizar el máximo nuestro rendimiento en cada circuito.
Por otro lado, tal y como hemos dicho antes, tanto el uso del turbo como el de la salud acaban siendo determinantes. Mucho más que los rivales. En primer lugar, porque el juego se centra más en la conducción que en los combates, y en segundo lugar, porque son elementos determinantes para marcar la diferencia en circuitos algo menos técnicos que en sagas como 'WipeOut'. Existen dos barras: la de energía y la de salud. Mientras la primera es la que nos permite utilizar el turbo, la cual se va rellenando sola, la segunda es la que controla cuánto tiempo nos queda antes de que la nave explote. El turbo hay que utilizarlo inteligentemente, porque como habréis intuido, funciona prácticamente durante toda la carrera. No es lo mismo utilizarlo cuando está medio lleno que cuando está lleno del todo. En el primer caso, aceleraremos antes pero en menor medida, mientras que en el segundo caso tardaremos más en usarlo pero será más fuerte. De ahí que la estrategia juegue un papel fundamental.
Con toques de RPG
Otra de las grandezas de este 'Redout' en frente de otros juegos similares es sin lugar a dudas la capacidad de ir mejorando durante todo el modo trayectoria. A medida que ganamos eventos sumamos experiencia y dinero. Y además, hay muchos modos de utilizar ambos elementos. Para empezar, aquí las naves y las escuderías no están disponibles en todo momento: hay que comprar cada una de las naves. Y al principio solo es posible hacerse con las de nivel 1, gastando dólares. Para conseguir las de nivel 2, 3 o 4 (en cualquier escudería), hará falta subir nuestro nivel de jugador hasta unos mínimos marcados. Y lo mejor de todo, hay eventos que solo podremos jugar con una clase de nave. Por si fuera poco, cada nave también se podrá mejorar en hasta cuatro aspectos, ya sea para ganar velocidad y aceleración, o estabilidad y resistencia. Las posibilidades son múltiples y tardaremos mucho tiempo en desbloquearlo todo.
Lo mismo ocurre con los potenciadores, que aquí funcionan de forma muy distinta a 'WipeOut'. En los circuitos encontraremos aceleradores, sí. Pero no placas que nos den armas de forma aleatoria. Más bien tendremos que ir equipados, con antelación a cada evento, con un potenciador activo y con uno de pasivo. Mientras los activos son los que funcionan del mismo modo que las armas de 'Wipe', es decir los podemos usar cuando queramos durante todo el evento con tan solo pulsar el botón asignado, los pasivos son más bien pequeñas ventajas que funcionan durante toda la carrera. Al principio no tendremos ninguno, y habrá que comprarlos, con la posibilidad añadida de subirlos de nivel después. Las combinaciones son múltiples, y aunque casi todos los potenciadores son más bien defensivos, así como elementos para mejorar aspectos de la nave, también hay alguno para "molestar" a las naves rivales.
Adapta tu nave al circuito
Mientras en 'WipeOut' una de las claves para cada circuito es escoger la nave más idónea, en 'Redout' la cosa cambia ligeramente: no es solo cuestión de decidir entre velocidad o maniobra, o entre resistencia y aceleración. Eso sigue funcionando igual, según la marca de nuestra nave, sí. Aquí puedes acabar encontrando un evento que se te resiste de mala manera, y que, tan solo cambiando la combinación entre nave, potenciador y estrategia de turbo, acaba pareciendo mucho más asequible que en un buen principio. Y eso implica que el avance en el modo trayectoria sea aún más complejo. Porque consigue dar igualmente esa sensación de tener que dominar las pistas, y además le da un toque de RPG según el cual "entrenar" y "mejorar", acaba repercutiendo en sobrepasar momentos anteriormente muy duros sin que por ello ahora sean pan comido.
Un perfecto equilibrio para que avance y exigencia vayan siempre de la mano y ayuden a que el jugador nunca se sienta frustrado, pero tampoco aburrido. Y creo que esa es una de las mayores virtudes del juego: la velocidad y el constante avance, que junto a la gran variedad de eventos, parajes y circuitos hacen de esta experiencia algo muy especial. Por si fuera poco, también añade otros pequeños matices que le dan mucha personalidad: desde los contratos, que pueden aparecer de forma aleatoria en cualquier momento y que nos dan la oportunidad de ganar dinero y experiencia extra (como ganar una carrera bajo ciertos handicaps o condiciones), hasta modos de juego absolutamente magistrales.
El auténtico rey de la fiesta
Y uno de estos elementos merece, desde mi humilde punto de vista, un pequeño punto y aparte: el modo 'Boss'. Como ya hemos dicho, existen múltiples modalidades que os sacarán una sonrisa y os divertirán, tanto si sois fans de 'WipeOut' como si no los habéis tocado en la vida. Como por ejemplo los eventos de resistencia en los que lo importante es aguantar sin que la nave explote, todo evitando minas del escenario. O aquellos eventos que impiden usar potenciadores, o que no nos permitir explotar ni una sola vez. Sin embargo, todos esos modos son pequeñas variaciones de los que conocemos todos: carreras, torneos, eliminador, contrarreloj. Por eso, los eventos 'Boss' sobresalen por encima del resto. En ellos, hacemos frente a carreras mucho más largas de lo normal. ¿El motivo? Mezclan de forma exquisita varios circuitos en uno solo, unidos por portales que prácticamente no parecen serlo.
En otras palabras, si cada una de las ambientaciones que tiene el juego dispone de 5 circuitos distintos (Alaska, Egipto, el espacio...), cada uno de esos parajes tiene su propio modo Boss. Es como unir en un solo circuito los 5 de ese tipo, y juntarlos de forma que parezcan uno solo. Es aquí donde tenemos las carreras más largas, técnicas y apasionantes de todo el juego, y las que más se parecen al estilo de 'WipeOut' al fin y al cabo (más curvas, menos margen al error en los niveles más complicados...). Todo un derroche de creatividad que hará que ames este juego, por lo menos en cuanto respecta a lo visual.
Un espectáculo de fuegos artificiales
He aquí otra de las grandezas de este título: su apartado gráfico. Sí que es verdad que hay momentos en los que se nota que tiene algo menos de presupuesto, por la sencillez de los decorados, o lo tópicos que resultan los diseños de las naves. Pero mucho ojo, porque no escatima ninguno de esos recursos en cuanto a velocidad y efectos gráficos se refiere. El espectáculo que vemos en pantalla mientras hacemos piruetas, pasamos por circuitos helados, al lado de un volcán, o hacemos looms imposibles, es sencillamente brillante. Partículas, humo, hielo... A veces, entre estos efectos y la propia velocidad se llega a perder un poco la perspectiva de "la carretera". Por eso, en muchas ocasiones, los circuitos están más centrados en la espectacularidad que no en la sinuosidad. Pero aunque en algún momento puede parecer un defecto, también forma parte de sus grandes aciertos. Además, el título funciona a 60 imágenes por segundo, y se nota (más aún en PS4 Pro).
Lo mismo se puede decir de su apartado sonoro, que me ha sorprendido muy gratamente. La banda sonora está compuesta por 'Aram Jean Shahbazians' y 'Nils Iver Holtar'. Y aunque su estilo, muy electrónico, nos recuerda sobremanera a la saga creada en su día por Psygnosis, tiene un estilo muy personal, capaz de hacernos creer que corremos en los parajes en los que se encuentran los circuitos. Porque esa es otra: cada circuito tiene asignada su melodía, como en antaño, y sin pistas aleatorias. Ayudan a recordar mejor los trazados, y a identificar cada circuito nada más oír la entrada. Los efectos de sonido cumplen, sin más, pero por lo menos no paran de homenajear a las sagas que tantas veces han aparecido en este análisis. Sí, aquí también existe esa voz robótica y femenina que unas veces amamos y otras odiamos (vosotros ya me entendéis).
Llegados a este punto, ¿qué nos queda? Seguramente hablar de una de las pocas polémicas que llegan con el juego. Seguramente el único punto que me ha hecho dudar acerca de la valoración del producto, y un error que lamentablemente castra un poco la experiencia sin que sea, únicamente, culpa de sus creadores: el online. No solo porque en consolas únicamente es posible encontrar partidas de hasta 6 jugadores (frente a los 12 de compatibles), sino también porque es una odisea encontrar gente con la que jugar. Desconozco si la situación cambiará, si las críticas positivas que está recibiendo el juego cambiarán este panorama, e incluso si es un tema de publicidad, que ha sido prácticamente nula para la versión de consolas. La cuestión, es que apenas hay salas, cuando la creas tú puedes ir a preparar la cena antes de que se conecte alguien, y encima acabas jugando una partida de dos jugadores y no de seis. Por otra parte, a veces la IA es algo tramposa, y no habría estado mal darle un poco más de protagonismo a los potenciadores de ataque.
Más que un homenaje, todo un legado
Una pena, teniendo en cuenta que habría ampliado mucho la capacidad del juego para divertir. Pero un handicap, al fin y al cabo, que no logra ocultar todo lo bueno que nos ha dado de sí este lanzamiento. Un juego que, mientras no para de homenajear experiencias hoy en día prácticamente relegadas al olvido, nos ofrece una de propia que es capaz de adaptarse a los tiempos actuales. Una, que sobre todo es capaz de brillar con luz propia. Todo un legado para un género que aún tiene mucha diversión para atesorar, y quizás el primer gran paso para una segunda edad de juventud. En definitiva, con él nos espera un juego muy largo, con decenas de horas para acabar el modo trayectoria, y muchas más para optimizar las medallas y desbloquearlo todo. Un título que además de ser muy variado, presenta una conducción mucho más técnica y estratégica de lo que aparenta, y sobre todo un juego que se presenta, muy probablemente, como el más veloz de la actualidad. No es que sea una compra recomendable; más bien se me antoja prácticamente imprescindible. Y no es que sea un gran homenaje; es que forma parte del legado de una gran saga.