DEVORANDO LA GAMA MEDIA

Análisis de los Razer BlackShark V2; sonido sazonado con THX Spatial Audio

La calidad de estos nuevos cascos de Razer sorprende por el precio que tienen.

Por Marco Gonzálvez 20 de Noviembre 2022 | 17:00

Ha pasado casi una década desde que Razer la primera versión de la gama de auriculares BlackShark, que ahora vuelve con tres versiones: Razer BlackShark V2 X, V2 y V2 Pro. En esta ocasión hemos tenido la posibilidad de probar a fondo las opción intermedia, sin coletilla tras el V2 y con un precio oficial de unos 109 € que ya veremos si se corresponden con lo que ofrecen.

Livianos, pero contundentes

Lo primero que nos encontramos al sacar los Razer BlackShark V2 de la caja es que pesan poquísimo, son unos cascos de 262 gramos que se agradecen muchísimo para sesiones largas. Este peso junto a unas almohadillas bastante amplias y cómodas convierten a este periférico en uno de que no molesta si pasamos varias horas seguidas usándolo.

Al tener una versión por encima y otra por debajo, este modelo sacrifica algunas cosas y gana otras respecto a sus hermanas. Lo que ganamos es un micrófono extraíble, personalización avanzada del audio, mejores materiales de construcción y una tarjeta de sonido USB si comparamos con el modelo V2 X.

Lo que perdemos frente a los V2 Pro es la conectividad inalámbrica, pues este modelo funciona con cable y un detalle a comentar sobre el mismo es que no es en absoluto extraíble, por lo que nos tocará guardarlos junto al cable cuando no los estemos usando. El cable es un jack 3.5 mm clásico y al mismo se puede conectar la tarjeta USB incluida que nos ayudará a conseguir un punto más de calidad de audio en comparación con su versión más barata, la cual quizás sea preferible para quienes no necesiten esta pequeña mejora, que supone una diferencia de precio de unos 50 € si hablamos de precios oficiales (pues el BlackShark V2 tiene un precio oficial de 109 €, pero es fácil verlo sobre los 75 € en tiendas).

No es la tarjeta USB lo único que ayuda a sazonar el sonido de los BlackShark V2, pues estos son compatibles con la tecnología THX Spatial Audio y se agradece considerablemente la inclusión de esta tecnología, pues realmente marca la diferencia, convirtiendo estos gama media en algo más. La prueba más sencilla de comprobar que se gana en profundidad al activar esta tecnología es que en más de una ocasión me he encontrado quitándome los auriculares pensando que el audio estaba saliendo por los altavoces del ordenador, pues se consigue un sonido realmente envolvente y en los juegos competitivos esto se agradece mucho más.

No solo el sonido de salida destaca en estos cascos, pues el de entrada tampoco se queda atrás. El responsable es un micrófono cardiode con una gran cancelación de ruido que capta la voz de manera realmente nítida y al mismo tiempo evita que se cuelen molestias de nuestro alrededor en las conversaciones.

En los cascos no esperéis grandes alardes de control, pues únicamente hay una ruleta para controlar el volumen y un botón para silenciar el micrófono. Es en el software Razer Synapse donde podemos ponernos juguetones modificando la ecualización del audio al detalle y consiguiendo así intentar enmascarar algunas de las carencias que evidentemente tiene el sonido de unos auriculares como estos.

Es cierto que los Razer BlackShark V2 pueden parecer un poco escasos por su precio oficial, pero se vuelven absolutamente recomendables en cuanto los encontramos unos 20 € por debajo de dicho precio, pues resultan cómodos, el sonido sorprende cuando activamos el THX Spatial Audio y son compatibles con cualquier dispositivo al que podamos conectar un jack 3.5 mm, que viene a ser lo bueno de no estar ante unos cascos inalámbricos.

Finalmente, pero no menos importante, el diseño del dispositivo deja ver claramente una década de evolución de la marca Razer, pues el modelo original a día de hoy es una aberración y esta V2, sin embargo, goza de unas líneas muy elegantes con un negro que una vez más contrasta fantásticamente con el emblemático verde de Razer, una marca que ha sido de las más reticentes a la hora de abandonar los diseño horteras que hasta hace muy poco parecían casi obligatorios a la hora de poner periféricos para jugar en el mercado.