La saga 'Raiden' hoy dice muy poco, y lo cierto es que en Europa hace mucho que dice poco. El género arcade está tristemente relegado a un segundo plano, al menos en sus facetas más clásicas, y es difícil que un shoot 'em up 2D de sabor eminentemente clásico, como 'Raiden V', logre copar hoy día las portadas de las revistas. Sin embargo, el shoot 'em up de la vieja escuela tiene algo que lo hace muy particular: una cualidad que lo presenta como un género imperecedero. Mientras los "Uncharteds" vienen, van, y por el camino viven las mil y una metamorfosis, los juegos de naves perviven lúcidos y vigentes sea el momento que sea. No hay nada que convierta a 'Raden V' en una experiencia más satisfactoria que 'Ikaruga' (2001) o que 'R-Type' ( 1987), o que 'Gradius' (1985). No hablo de la calidad que atesora cada juego, no lo hago todavía, sino que hablo de que son tres o cuatro nombres con más de una docena de años a sus espaldas, y que siguen perfectamente vigentes a día de hoy. No tendría sentido comparar 'Uncharted 4' con el primer 'Tomb Raider', pero sí tiene sentido buscar el punto comparativo de 'Raiden V' en los años 90'. No es que el género no haya evolucionado, que sería algo a discutir, sino que su fórmula es tan nuclear que pervive, y lo más bonito, pervivirá. Entonces, de pronto, te das cuenta al arrancar el reciente 'Raiden V' que el primer logo que impregna la pantalla es el de 25th aniversario de la saga. En 25 años la franquicia ha lanzado cinco entregas principales, amén de algún spin-off, y continúa ofreciendo hoy día la misma filosofía que en sus inicios allá por la bisagra de los 80' - 90'. Esta franquicia es un rara avis por muchos motivos, pero uno de los principales es que sigue pensada para el salón recreativo. MOSS lanza su juego en Xbox One casi de manera coyuntural, pero la experiencia recuerda a los ports de recreativos tan populares en los tiempos de 8 y 16 bits. Estamos ante un juego con una hora de duración aproximada, a lo largo de ocho fases que se van enlazando sin cargas, y de una dificultad endiablada. No se molesta en alardes que den lustre a la propuesta doméstica, es un juego arcade, creado como se creaban estos juegos hace 25 años, y ahí está la chispa que enciende la mecha.
'Raiden' nació hace un cuarto de siglo, luego, con el lanzamiento de la cuarta entrega, y a pesar de que Xbox es una marca poco popular en Japón, 'Raiden IV' encontró en Xbox 360 el hueco en el catálogo para ver la puerta doméstica. 'Raiden V' repite hazaña, y la versión doméstica de nuevo es feudo exclusivo de la actual sobremesa de Microsoft. El lanzamiento Europeo se ha hecho de rogar, y llega de tapadillo en formato digital y sin impacto en los medios. Toca dar las gracias porque ha llegado, como siempre en estos casos, pero sigue siendo muy injusto. Muy injusto.
El estilo clásico
Lo que nos encontramos en 'Raiden V' es un producto enteramente conservador respecto a las entregas previas, el fan de la saga se encontrará un juego claramente reconocible, casi una retahíla de niveles extra para la cuarta entrega numerada. El que piense que el género está estancado en el inmovilismo descubrirá en el quinto 'Raiden' numerado, un muy buen argumento. A nivel visual nos encontramos con el primer impacto claro, un impacto negativo. Lo que tenemos es un shooter bidimensional que no se molesta en ser particularmente preciosista en los detalles. La textura de los fondos de los escenarios es diferente a la de los elementos activos de la partida, lo que facilita la claridad en las partidas, pero da en conclusión unos fondos muy pobres. Representados con un sutil efecto de profundidad, da la sensación, por ese filtro de textura, que el fondo está en baja resolución como elemento muy secundario, muy profundo. Tampoco en el apartado artístico lucen las naves y enemigos de manera acentuada, pero lo más chocante es que el diseño de enemigos y naves es completamente continuista respecto a los juegos previos, hasta el punto en el que se puede hablar sin sonrojarse de reciclado. En lo técnico hay algo que juega muy en contra de 'Raiden V', y en general de todo este tipo de juegos de progresión vertical, y es que el formato panorámico de los televisores juega muy mala pasada. La disposición del televisor hace que en los laterales de la partida se cree un enorme marco concentrando toda la acción al centro. Este no es un problema de 'Raiden V', es un problema de haber echado candado y persiana a los salones recreativos, ya que no hay otra manera posible de poner estos títulos en consola más allá de la aparatosa treta de volcar en monitor cuando se trata de juegos de ordenador. Pensando en ese terrible marco, quizá el género de naves verticales hace años que pasa de tapadillo por el mercado doméstico justo por la difícil traslación a un televisor convencional.
Los terribles marcos de 'Raiden V' en la pantalla se suplen con toneladas de información contextual, y una verborrea infinita que narra una historia que, en realidad, no me interesa lo más mínimo. Por encima de lo artístico y visual, que se puede decir sin miedo que no está a la altura, a nivel de rendimiento sí cumple. Incluso en los momentos en los que la pantalla está plagada de enemigos, proyectiles y explosiones, el framerate del juego no se resiente, lo que es básico.
'Raiden V' hace del tono clásico su principal y más importante valor. Al arrancar la partida decidimos entre tres naves, con un balanceo, también clásico, entre capacidad ofensiva y defensiva. Cada una de ellas dispone de tres tipos de proyectiles diferentes, que iremos variando en partida, no cuando nos venga mejor, sino cuando aparezca en pantalla la gema de color correspondiente para poder cogerla. Cada uno de los proyectiles tiene progresión individual, de tal forma que es posible que lleguemos a las fases finales del juego con nivel 7 en uno de ellos, mientras que los otros dos estén al dos o al tres. Al haber cierto componente de aleatoriedad en el proyectil que estamos utilizando, un desequilibrio como este nos podría jugar una mala pasada a cierta altura del juego, lo que nos obliga a ser estrategas adaptando nuestro juego de una manera más conservadora o agresiva.
Conclusión
Un sólo modo de juego principal, el modo arcade, junto a un boss rush y una tabla de marcadores, esto es todo lo que necesita un verdadero arcade para ser tal cosa, y esto es todo lo que propone 'Raiden V'. Una rareza, por desgracia, dentro del catálogo de videoconsolas actual, que con una hora de duración aproximada se convierte en un desafío infame sin la necesidad de elevar particularmente el nivel de dificultad. De lo conservador hace su santo y seña, como vástago de una vieja tradición, pero en lo técnico no logra ocultar tras el envoltorio de tradicional un conformismo técnico muy evidente. La evolución respecto a la cuarta entrega es muy poco destacable. Mantiene el sabor clásico, pero no por haberse sabido adaptar a los tiempos sin renunciar a lo que es, sino por ser un juego eminentemente clásico salido en el año 2016. ¿Recomendable? Sí, sin duda.