El 3 de Junio 2019 | 13:00
Es hora de emprender un vuelo hacia lo desconocido. Después de un desarrollo un tanto problemático, 'Outer Wilds' ya se encuentra entre nosotros. Concretamente, el título aterriza en PC y Xbox One —la versión que hemos probado— con la intención de conquistar a los amantes de la ciencia ficción. Mobius Digital tiene muy claro lo que pretende, y hay que decir que logra conseguirlo gracias a la sinceridad de una propuesta que solo acabarca con lo que puede, sin pretensiones ni promesas incumplidas, algo habitual en los proyectos de este tipo. Nosotros llevamos siglos preguntándonos muchas cosas a las que nadie ha sido capaz de contestar, pero, ¿y si «los que están ahí fuera» se encuentran en la misma situación? Preparaos para explorar los confines del sistema solar. Pero no del nuestro, sino del suyo, ¿existirá alguna especie con forma de seres humanos? ¿podremos llegar a la Luna? Ponemos cómodos, abrochaos el cinturón y no tengáis miedo a lo desconocido.
Los que vienen del cielo
Hay algo que conviene dejar claro desde el primer momento: no estamos ante un título cuyos elementos se generan de manera procedimental, algo habitual en propuestos de carácter similar. Aquí tenemos un sistema solar con una serie de planetas —y sus respectivas lunas— que podemos explorar libremente, pero siempre son los mismos y están ubicados en unas coordenadas concretas. Eso sí, no somos personas humanas tratando de conquistar el espacio estelar, sino una raza extraterrestre que se pregunta si hay algo ahí arriba. Curioso, no cabe duda.
En 'Outer Wilds', nuestro punto de partida tiene lugar en Lumbre, la tierra natal de su protagonista y sus amigos. El juego nos cuenta una historia cuyos elementos se muestran muy crípticos, invitándonos a descubrirla poco a poco conforme logramos profundizar en la galaxia y encontrar nuevas pistas que nos ayuden a comprender qué somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. En la realidad que viven nuestros simpáticos amigos, el vuelo espacial es algo recién inaugurado y el mero hecho de llegar a la Luna de su recóndito planeta ya es un gran avance para "su" humanidad. O, mejor dicho, para su especie; la única especie que su mente concibe en este universo.
Hay un recurso empleado por Mobius Digital que nos ha gustado mucho y es su manera de implementar el punto inicial después de cada muerte. Es fácil perder la vida a poco que suframos una mala caída a pie, un impacto aéreo en pleno vuelo, a causa de las condiciones inhóspitas de otro planeta, o lo que resulta más agónico: quedar aislados en mitad de la nada una vez estamos "ahí arriba". Al morir, comenzamos exactamente en el mismo lugar que cuando elegimos una nueva partida, con la diferencia de que nuestro personaje conserva sus descubrimientos y recuerda lo sucedido.
Sin embargo, los NPCs que viven en Lumbre no son capaces de hacerlo y nos tratan como si fuéramos, una vez más, un recién llegado encargado de cumplir una misión. Esto nos lleva a pensar —algo que posteriormente podemos confirmar— que nuestro simpático protagonista vive atrapado en una especie de bucle temporal. Un recurso inteligente, ya que nos obliga a comenzar desde el principio después de cometer un error, pero nos permite conservar todo lo importante que hayamos desbloqueado durante el viaje.
Bueno, es hora de emprender el vuelo, ¿no? Disponemos de una modesta nave espacial en la que podemos indagar en nuestros registros gracias a un ordenador en el que se almacenan los descubrimientos. Una especie de seguimiento de misiones en el que encontramos pistas, ya que 'Outer Wilds' apuesta por ofrecernos una aventura de verdad, de esas en las que un indicio es capaz de llevarnos a algo grande, siempre y cuando seamos capaces de interpretarlo y llegar hasta el fondo de la verdad. Apenas hay indicadores o ayudas explícitas y esto es algo que nos lleva a sentirnos como un auténtico explorador espacial. Las comparaciones son odiosas, pero, personalmente, no puedo evitar sentir que en un par de planetas, he investigado y he hallado mucho más que en los cientos de cuerpos celestes en los que un día aterricé en el famoso título de Hello Games.
Además de consular la información, la nave cuenta con un espacio para enfundarnos el traje de astronauta, impresincidible para salir a la superficie. También contamos con lo más básico de todo: la cabina de mandos y una escotilla que hace de entrada y salida. Volar es relativamente fácil, aunque lograr el aterrizaje perfecto requiere de práctica y no es extraño que en los primeros intentos nos llevemos una desagradable sorpresa. Por suerte, tenemos la ayuda de una cámara inferior, similar a las que emplean los coches desde el último lustro, para guiarnos y tener cuidado de no colocarnos encima de una superficie no deseada. En resumidas cuentas, al cabo de unos minutos y varios intentos, no es complicado dominar la nave a la perfección.
¿Cuál es el secreto del juego? Sin lugar a dudas, el equilibrio entre sus mecánicas. Sin entrar en demasiados spoilers, en uno de los satélites más cercanos hemos encontrado lo que parecen rastros de una civilización. Dentro de ellos, una especie de mecanismo que nos plantea un sencillo rompecabezas, pero que oculta algo muy importante para el devenir de la historia. Una historia que se desarrolla al ritmo que el jugador es capaz de marcar a raíz de sus expediciones y sus conversaciones con los habitantes de todos y cada uno de los planetas que visita. En este sentido, es cierto que no habría estado de más incluir un par de planetas extra, ya que ni son especialmente grandes, ni están repletos de contenido, más allá de un diseño inteligente que nos permite disfrutar plenamente de nuestra estancia en ellos.
La ambientación, marcada por una temática muy particular que nos muestra una visión de futuro mucho más modesta de lo que normalmente tendemos a imaginar —nada de grandes urbes repletas de luces de neón, coches voladores ni una ciudad completamente digitalizada— resulta muy atractiva. Por momentos, nos sentimos como si estuviéramos en uno de esos mundos de fantasía medieval que tantas veces hemos visto. No obstante, hay que destacar que a un apartado gráfico que cumple sin alardes, se suman algunos bugs menores y algún que otro bajón de rendimiento. Nada especialmente grave ni que impida disfrutar plenamente de la experiencia, pero tal vez los jugadores más exigentes echen en falta una falta de pulido final.
Una agradable sorpresa para las mentes más inquietas
'Outer Wilds' es un soplo de aire fresco para todos los que ansían saber si hay algo más allá de la órbitra terrestre. Reminiscente de 'No Man's Sky', pero sin verse lastrado por sus numerosos problemas, la apuesta de Mobius Digital presenta una bella factura, altas dosis de exploración y una personalidad única, marcada por su particular sentido del humor. Es muy fácil adentrarse en el el universo que se forma a partir de Lumbre. no tanto como responder a las muchas preguntas que todos nos hemos formulado en alguna que otra ocasión: ¿Hay algo ahí arriba? ¿Estamos solos? ¿De dónde venimos? El ser humano todavía no ha logrado resolver sus dudas existenciales y aquí, los extraterrestres tampoco. Si tenéis Xbox One, recordad que 'Outer Wilds' se ha estrenado de manera gratuita para todos aquellos que disfrutéis del servicio Xbox Game Pass.
Lo mejor:
- La ambientación es fantástica.
- Sin demasiadas ayudas para ofrecer una aventura de verdad.
- Sincero con su propuesta; solo abarca lo que puede.
- Su particular sentido del humor.
Lo peor:
- Un par de planetas extra le sentarían de maravilla.
- El rendimiento se resiente en situaciones de estrés.
- La aparición de algunos bug menores.