Incluso más de dos décadas después de su inicio, la obra de Eiichiro Oda sigue siendo un título rompedor, repleto de matices y con una increíble capacidad de reciclado propio que le permite seguir avanzando y manteniendo su estatus como una de las obras más reconocidas de todo el medio sobre el que se dispone.
Un hecho que le ha permitido permear a diversos medios, mucho más allá de lo que supone su espacio original. Tanto es así que 'One Piece' se ha asentado importantemente sobre el videojuego, explorando nuevas posibilidades para su franquicia y dando nacimiento a títulos como el que hoy comentamos entre estas líneas. Un regreso de la saga 'Pirate Warriors' de manos de, por supuesto, Omega Force, que proyecta más sombras de las esperadas sobre su planteamiento.
Un regreso poco brillante
Y es que era el propio estudio el que, cinco años atrás, nos regalaba la que posiblemente sea la mejor adaptación al videojuego de la obra del autor japonés. Una entrega que cerraba con decoro y una fuerza impresionante su primera trilogía a las puertas de abrir uno de los arcos más importantes del clásico de la revista Shonen Jump.
Sin embargo, su regreso no ha sido tan sonoda como esperábamos —lo cúal tampoco lo invalida, no tomemos decisiones apresuradas— y 'One Pice: Pirate Warriors 4' resulta ser una entrega que, si bien mejora algunos de sus puntos indispensables, acaba por diluir mucho la experiencia a través de algunas decisiones de diseño que no consiguen ser del todo satisfactorias y acaban por romper la inmersión que se nos plantea al utilizar la licencia de la mítica serie shonen.
Y es que, mientras que la obra en la que se basa ha continuado con su imparable ascenso durante estos últimos cinco años —protagonizando muchas de las revelaciones y cambios más sorprendentes de su historia—, parece que 'Pirate Warriors' no ha sabido adaptarse a esa idea y nos encontramos con un título que casi parece ser poco fiel a sí mismo, planteando una clara evolución mecánica que olvida cuidar el resto de sus apartados, distanciándose del trabajo en entregas anteriores.
Recorriendo el Grand Line
Una distancia que se hace notar, especialmente, en su espacio argumental. Uno que se reduce a una selección de "great hits" de la serie de Oda y divide sus capítulos en Alabasta, Water 7, Ennies Lobby, Marineford, Dressrosa, Whole Cake Island y una versión propia de Wano, por lo que perdemos una serie de importantes matices y espacios entre medio que han sido sacrificados para potenciar los existentes a través de una nueva profundidad, cargada de diálogos y escenas que hacen las veces de atrezzo para su desarrollo. Una decisión que no acaba de calar y que, de nuevo, lo pone en una posición complicada frente a su anterior entrega.
Algo que se acentúa en este último arco, que sirve como un frío colofón a la última entrega de Omega Force. Y es que, a falta de contar con una conclusión para el mismo, que sigue actualmente en emisión, sus desarrolladores han decidido optar por una historia original que va de principio a fin del arco argumental y que denota una falta de cariño en contra de sus anteriores puntos, rompiendo en cierta manera la inmersión y haciendo notar la ausencia de Oda y su trabajo en el mismo. La idea general, por lo tanto, es una versión descafeinada de 'One Piece' que profundiza más, eso sí —ya no lo resolvemos todo con una sola batalla—, pero pierde mucho por el camino.
Un punto que también afecta en gran medida a como se ve afectada su estructura, que pierde muchos de sus puntos principales y se ve abocada a una absoluta simpleza que dista mucho de su trabajo con otros títulos como 'Hyrule Warriors' o 'Fire Emblem Warriors', que se nutren de un factor estratégico que dan forma a sus misiones y objetivos, evitando que caigamos en misiones recursivas y poco sustanciales. Un punto que, quitando grandes novedades como los enemigos finales de zona, nos entrega un título con mínimo mimo que nos lleva a ir del punto A al B, sin apenas contenido secundario que nos mantenga activos mientras recorremos el camino establecido. Algo que, sin embargo, tiene más gracia ahora que nunca.
Renovando el sistema de combate
Y es que, como os decíamos, esta nueva entrega de 'Pirate Warriors' supone también una rebautización de su sistema de combate, que apuesta por una más lograda escena para elevar sus combates multitudinarios al máximo exponente. Acercándose levemente al hack and slash, la nueva fórmula de su jugabilidad se desata de límites y resulta más ambiciosa y también más dinámica.
Abandonamos el clásicos Kizuna Rush, pero se añaden nuevas posibilidades que nos llaman a recurrir constantemente a los juegos de botones, en lugar de aporrearlos sin una definición propia. Además se introducen los comandos de acción, que nos permiten liberar devastadores ataques —un punto que, como no podía ser de otra manera, gustará especialmente a los fans de la serie al ver las conexiones con el manga original— con un alto nivel de personalización y que podremos cambiar a lo largo de nuestra aventura. Ataques que dejan de lado las clásicas escenas y nos permiten enlazar golpes y combos para construir un perfecto cierre utilizando dichas habilidades, logrando también una permeabilidad menos destructiva del combate, alargando sus animaciones apenas unos pocos segundos.
Todo esto se ve amplificado por las posibilidades que nos ofrece el título de marras, sumando puntos al aspecto personalizable de la batalla, que no solo nos permite variar increíblemente según como equipemos a nuestros personajes y desencadenemos sus combos, sino que además sabe distinguir con mucha presteza entre toda su plantilla, ofreciendo un sabor muy satisfactorio a lo que entendemos como este aspecto mecánico. Más importante todavía (aunque no os revelaremos los detalles, ya que es parte de su argumento) es la opción de controlar a piratas gigantes, uno de los grandes puntos del título.
Navegando a media vela
La idea, de forma general, es que 'One Piece: Pirate Warriors 4' acaba por ser una aventura descafeinada que nos da una de cal y otra de arena. Hemos disfrutado a lo largo de su extensión, por supuesto, y tiene la fuerza e ímpetu de una obra que hace tributo al trabajo de Eiichiro Oda, con un plantel de más de 40 personajes con incorporaciones tan notables como la de Kaido y Big Mom. Una entrega que resulta respetuosa con su original pero que, de nuevo, acaba cayendo en una importante falta de cariño.
No es solo que nuestro paso por la historia de 'One Piece' se haya visto reducida a esta lista de episodios, sino que la propia estructura del juego se ha visto especialmente delimitada y sus objetivos resultan demasiado anecdóticos como para potenciar un sistema de combate que, exceptuando su cámara, resulta exepcional en muchos sentidos. Su falta de ambición es su principal problema, ofreciendo una experiencia que, si bien resulta satisfactoria, parece dejarse mucho en el tintero.
Algo notable, más para los seguidores del género, que no para los verdaderos fans de la obra, a la que trata con respeto, profundizando en sus arcos y dando nuevos matices a esta selección que incluye. Por este motivo, 'One Piece: Pirate Warriors 4' se propone como una experiencia atractiva a lo largo de algunos de los mejores momentos de la obra pero con una puesta en escena que no ofrece todo lo que podría.