El 17 de Noviembre 2016 | 23:37
Hijo de una game jam. Esta es la primera carta de presentación de 'Oh...Sir!! The Insult Simulator', de Vile Monarch. 'Oh...Sir!!' es la representación eminente de lo indie, de lo indie real, y lejos de tratar de ocultarlo por algún momento se regodea en su originalidad, en su excentricidad, en su radicalidad. Gambitious publica el juego de Vile Monarch, un juego que viene a actualizar el minijuego más famoso de la historia de los videojuegos: el concurso de insultos de 'Monkey Island'. Con 'Oh... Sir', la idea que salió de la época más libertina de Lucas Arts se operativiza en un videojuego competitivo. Competitivo no sólo en el sentido de que uno se sienta frente a otro para el cruce de improperios, sino que aliados con la gramática logran hacer matemática del insulto para medir de una manera objetiva la "calidad" del exabrupto a la madre del oponente. Algo así de maravilloso, claro, sólo podía ser hijo de una game jam.
Describir 'Oh...Sir!! The Insult Simulator' es mucho más difícil que jugar a 'Oh... Sir!'. Por suerte, el prototipo del juego sigue accesible de manera gratuita en Steam, por lo que si queréis probar esta locura con vuestras propias manos, os aconsejo que lo hagáis a medida que leéis el artículo, de hecho, 'Oh... Sir! Prototype' muestra la mecánica básica de este cruce de insultos, que en la versión comercial, bastante económica por cierto, encuentra un plus de complejidad en la propuesta, amén de un plus de calidad, amén también de un acabado más refinado en la puesta en escena, pero mantiene intacto el núcleo.
Los clubs londinenses
En la Londres victoriana el hermano de Sherlock Holmes, el destacado Mycroft Holmes, fundó un Club Diógenes, donde los caballeros de postín iban a simplemente guardar silencio. Silencio leyendo la prensa, un buen libro, o simplemente mirando una fría y blanca pared. Lo que fuese, pero en el más absoluto silencio. ¿Por qué fundó un club así? Fundamentalmente porque podía hacerlo. A finales del XIX, principios del XX, los ingleses fundaban clubs y sociedades por doquier, cada una intentando ser más exclusiva y excéntrica que la anterior; cada una más rara, más desconcertante, y en ese marco, además del Club Diógenes, que por cierto existe, hubiese tenido todo el sentido 'Oh...Sir!! The Insult Simulator' como un club de insultos. Ahora el plano virtual nos permite meternos en el papel de los burguesitos londinenses, compartiendo una taza de té con leche de un par de salidas de tono sobre el libertinaje de la madre del que tenemos enfrente.
Con una animación muy sencilla, pero muy personal, Vile Monarch logra un acabado visual que rápidamente conecta el juego con esa elegancia acartonada de la flema británica. Pese al reloj de cadena que probablemente lleven todos y cada uno de los personajes en el bolsillo de su chaleco, no se cortan al enlazar insultos de la talla: "Tu padre es más feo que el pato de tu vecino, y lo sabes". En esa línea va la falta de respeto que se puede articular como ataque punzante sobre el honor del adversario.
La mecánica es muy sencilla. El objetivo es lograr acabar con la barra de vida de nuestro oponente enlazando partículas en nuestro insulto (tu madre, tu sombrero, tu padre, fea como, horrible como, un pato, un perro..). Los dos oponentes, en cada turno deben elegir una partícula de una pizarra compartida para diseñar un insulto en una frase gramaticalmente correcta. Un fallo de gramática penaliza en puntos, mientras que un insulto largo y con sentido impacta sobre la barra de nuestro enemigo, pudiendo llegar a hacer combos si enlzamos unos cuantos improperios decentes. De esta forma se pueden llegar a generar insultos delirantes, siempre más cercanos a lo ridículo, lo desconcertante y lo divertido que a lo verdaderamente hiriente. Nadie saldrá ofendido de aquí. Tranquilos.
La virtud y el problema de 'Oh... Sir!!'
El problema de 'Oh...Sir!! The Insult Simulator' es que arranca como un torrente refrescante por ser algo radicalmente diferente a lo que jugamos habitualmente. Pasado el impacto inicial en las partidas para un sólo jugador se viene abajo, por lo repetitiva que resulta la mecánica contra la CPU. Sin embargo, resulta mucho más interesante jugar en multijugador, especialmente en multijugador local, porque sentarte con un amigo a cruzar unos insultos es algo que siempre lleva a un nuevo campo una relación.
El otro gran problema del juego, este insalvable, es que está en perfecto inglés. Requiere conocimientos de gramática y vocabulario, ya que es un juego que sin dominar el idioma no tiene sentido jugar. Por otro lado, y como sucede con otros como 'Her Story', por la complejidad que entrañaría la traducción, es poco probable que 'Oh...Sir!! The Insult Simulator' llegue a tener algún día versión en castellano.
En último término, 'Oh...Sir!! The Insult Simulator' es un juego sorprendente, radicalmente divertido y original, que logra plantear una mecánica competitiva en base a la creación de insultos. Una mecánica muy bien llevada, que, sin embargo, peca de repetitiva en largas sesiones. Para aprovechar realmente 'Oh Sir...' el jugador tiene que poner mucho de su parte, generando el contexto apropiado, ya que este título crece muchísimo con el juego multijugador local, donde se convierte en un sí en toda regla. También tiene todo el para compartir en streaming, porque, a fin de cuentas, pide reír el chiste con alguien sí o sí. Jugar solo es posible, pero poco interesante.
Lo mejor:
- Original. - Desternillante en compañía. - Sencillo pero carismático en el diseño artístico. - Precio muy atractivo.
Lo peor:
- Repetitivo si jugamos frente a la CPU. - En perfecto y profundo inglés.