POLICÍAS CORRUPTOS INMORTALES

Análisis de 'Nobody Wants to Die', novela negra en distopías inmortales

La inmortalidad tiene un precio muy alto y Prime Matter está dispuesta a mostrarlo en su último título publicado, la aventura narrativa 'Nobody Wants to Die'.

Por Daniel G. Astarloa 2 de Octubre 2024 | 10:00

¿Y si el día del mañana encontramos la cura a la muerte? Esta simple pregunta despierta toda clase de respuestas en las personas. Algunos se alegrarían enormemente y abrazarían el concepto de la vida eterna, disfrutando por cientos de años más algunos lujos que no pueden cumplirse en apenas un siglo. Otros se desesperarían ante la simple idea de sobrevivir hasta el lunes, como para siquiera plantearse vivir por muchos años. Los debates éticos y morales se alzarían a nuevos niveles intelectuales, y la importancia que se le da a la vida como concepto sería algo más sagrado.

La última obra de Prime Matter, 'Nobody Wants to Die', no está del todo interesada en preguntar sobre la parte ética, sino el precio que llevaría sostener algo así. Porque vivimos en un mundo capitalista y todo tiene un precio sobre el que sostenerse. Si no puedes pagarlo no sólo eres insignificante para el estado: eres la moneda de cambio sobre la que la economía se sostiene.

Nadie puede morir en 'Nobody Wants to Die'. Es sólo que los más pobres lo desean, en vez de quedar prisioneros en un ciclo sin fin del que sólo puedes ser carne para trabajar aún más.

El sueño eterno

La fuerte crítica al capitalismo de 'Nobody Wants to Die' viene envuelta por una trama de pura novela negra. Tomamos el papel de Kallar, un policía corrupto en Nueva York en pleno siglo XXIV una necesidad empírea por volver a su trabajo tras haber sido suspendido. Para mantener un perfil bajo su jefe le asigna un trabajo en el que no debería estar, y los misterios que levanta le llevan a querer más respuestas de las que gente poderosa quiere que tenga.

Contar casi cualquier detalle de la trama ya se debería considerar spoiler por la corta duración de la campaña. Planteadlo como una película de misterio: en una o dos sesiones podremos completarlo todo y descubrir las verdades ocultas que se encuentran tras esta sociedad. El resumen que necesitamos es que es una trama policíaca de toda la vida, con asesinos en serie, altas conspiraciones e intereses políticos ocultos.

Por supuesto no hay poli malo sin poli buena. Ese papel recae sobre nuestra compañera de trabajo, Sara, quien se enemista con nosotros en los primeros minutos de la historia. Será a través de nuestras decisiones, comentarios y ganas de tocar narices como podremos ganarnos su corazón... o todo lo contrario y que sirva como fuerza inamovible durante toda la partida.

La presencia del resto de personajes es más bien escasa. Tenemos una fuerza antagonista cuya identidad no se revela hasta más adelante y un par de personajes muy secundarios que apenas aparecen en la historia. Kallar y Sara son el centro de toda la trama, para bien o para mal en una trama tan envuelta en misterio.

Dulce sabor a muerte

Estructurar 'Nobody Wants to Die' como una película de cine negro tiene más sentido cuando entramos a describir su jugabilidad. El título carece de secciones de intensidad palpante o cambios de género bruscos. Es una aventura totalmente lineal centrada en investigación, narrativa y un toque ligero de puzles. No necesita ser nada más para la historia que quiere contar, y de hecho sería perjudicial que lo intentara.

El juego se divide en una serie de capítulos que nos sirven, a su vez, como diferentes localizaciones en las que ubicarnos. Cada uno nos sirve para investigar nuevos crímenes o tal vez para centrarnos y relacionar las pruebas que hemos recolectado hasta ahora. La exploración por cada uno de estos sitios es más o menos libre, pero una vez los abandonemos quedarán completamente atrás: quitando unas pocas excepciones no revisitamos escenarios ni tampoco tendremos la opción de retroceder a ellos.

Aquí está una de las faltas que más echamos de menos: una opción de selección de capítulos. Al terminar la aventura no se desbloquea nada similar. La única opción con la que contamos si queremos revisitar secciones concretas de la historia es atravesar la aventura al completo hasta ese punto. No es una pérdida excesivamente grave pues no hay coleccionables que echar en falta o misiones secundarias que pudiéramos saltarnos, pero es una pena no tener ninguna clase de opción para disfrutar de algo así, por pequeña que sea la aventura.

La razón por la que quizás no esté esta opción puede ser el peso de las decisiones que tomamos en el juego. Aquello que hagamos y digamos tendrá consecuencias a lo largo de la aventura en varios puntos, y tal vez manejar todas las posibilidades era algo demasiado complejo en caso de no seguirle un constante registro. Claro que esto no es que modifique el juego en exceso: apenas hay cuatro finales diferentes, con sólo dos de ellos destacando con grandes diferencias entre ellos.

El largo adiós

Tenemos escasez de formas de jugar a 'Nobody Wants to Die', pero a cambio sus partes más brillantes lo hacen con fuerza. Algunos de los capítulos nos pedirán que recreemos los escenarios del crimen con una herramienta bastante conveniente que juega con los viajes en el tiempo y la tecnología puntera. Con ella podemos repasar los datos que ya manejamos y verlos representados en el propio escenario como pasaron. Los muertos vuelven a levantarse y repetir las acciones previas a sus muertes: podemos detener el tiempo, retroceder o dar saltos entre una deducción y otra para sacar la escena completa.

Es un tipo de puzle bastante único visualmente. No tiene la complejidad que otros juegos semejantes pueden tener, pero sirve perfectamente para sumergirnos en la historia y dejarnos llevar hasta su final. Eso sí, en ocasiones resulta algo frustrante lo mucho que nos guía y nos lleva de la mano para sacar los resultados que necesita la trama para que continuemos. No nos permite descubrir algo por nosotros mismos o experimentar con sus sistemas.

Conclusiones

Para lo que quiere ofrecer, 'Nobody Wants to Die' cumple. Es una aventura narrativa con mucho peso en su trama y sus dos personajes principales, sus misterios y su ambientación policíaca combinada con los horrores del neocapitalismo. Su crítica mordaz a la distopía que presenta es el punto más atractivo que tiene para ofrecer y en las cuatro a cinco horas que ofrece al completo tiene algo interesante que decir. En otros apartados se queda algo escaso, pero sabiendo lo que buscas, tiene lo suficiente para dejarte con un buen sabor de boca tras completarlo.